El director británico Danny Boyle y el guionista y cineasta Alex Garland han unido fuerzas nuevamente para dar vida a una tercera entrega de la saga que comenzó con 28 días después, un clásico del cine de terror estrenado en 2002.
La nueva película, titulada 28 años después, explora un mundo ‘postapocalíptico’ donde los supervivientes enfrentan nuevas y aterradoras amenazas, en un contexto marcado por los efectos de un virus devastador y un aislamiento social extremo.
La pandemia de COVID-19 y el Brexit fueron elementos clave que influyeron en la concepción de esta nueva entrega.
De qué trata ‘28 años después’
La trama de 28 años después se desarrolla en un futuro donde las comunidades humanas han adoptado costumbres primitivas para sobrevivir.
En este escenario, un padre, interpretado por Aaron Taylor-Johnson, introduce a su hijo de 12 años en la caza de infectados como parte de un rito de iniciación. Sin embargo, al adentrarse en territorios prohibidos, ambos descubren que los infectados han evolucionado, desarrollando características aún más peligrosas.
Paralelamente, el niño busca desesperadamente ayuda médica para su madre, encarnada por Jodie Comer, quien padece una enfermedad grave. En este contexto, el personaje de Ralph Fiennes, descrito como una figura casi metafísica, juega un papel crucial en la narrativa.
Cine de terror para reflexionar sobre nuestro tiempo
Boyle explicó que la película no solo se centra en el terror y el gore, sino que también utiliza el género como una herramienta para reflexionar sobre el mundo contemporáneo. “Creo que el género de terror es uno de los más puros que existen. Puedes elevarlo al nivel que quieras, pero también sirve para componer metáforas del mundo que nos rodea”, afirmó el director. La película promete escenas intensas y violentas, dirigidas a un público que aprecie el cine de horror en su forma más visceral.
La saga de 28 días después marcó un antes y un después en el cine de zombies al introducir el concepto de infectados rápidos y agresivos, alejándose de los tradicionales muertos vivientes. Esta innovación, desarrollada en colaboración con Garland, redefinió el género y convirtió a la película en un fenómeno de culto. La secuela, 28 semanas después, dirigida por el español Juan Carlos Fresnadillo, continuó explorando este universo con gran éxito.
En esta nueva entrega, Boyle y Garland han incorporado elementos contemporáneos que reflejan los cambios sociales y políticos de las últimas décadas.
Según Boyle, la pandemia de COVID-19 demostró cómo un virus puede transformar radicalmente la vida cotidiana, mientras que el Brexit inspiró la idea de una sociedad aislada que busca protegerse de amenazas externas. Estas experiencias reales han dotado al guion de una dimensión más cercana y tangible.
Una saga repleta de experimentación tecnológica
Además de su contenido narrativo, 28 años después destaca por su enfoque innovador en el uso de tecnología cinematográfica.
Boyle, conocido por su interés en experimentar con nuevos formatos, ha llevado esta práctica a un nivel extremo en esta película. La producción utilizó dispositivos como el iPhone 15 Pro Max y cámaras avanzadas como la Arri Arriflex D-20 y la Thomson Viper Filmstream, capaces de grabar en resoluciones superiores a 2K.
Estas herramientas permitieron capturar imágenes en formato RAW, lo que brinda mayor rango dinámico y calidad visual. Boyle explicó que esta elección tecnológica no solo responde a un interés creativo, sino también a la necesidad de trabajar con equipos ligeros en locaciones complejas. “Me encanta experimentar. Me parece un reto para mí y para el equipo y resulta refrescante”, comentó el director.
La primera película de la saga ya había sido pionera en el uso de cámaras digitales, marcando un hito en la industria al abandonar el formato tradicional de 35 mm. En esta ocasión, Boyle ha llevado esa innovación aún más lejos, utilizando técnicas como el “bullet time” de manera artesanal, lo que añade un carácter único a la producción.
El trabajo de Garland, tanto como guionista como director, también se caracteriza por su profundidad filosófica y su capacidad para explorar temas metafísicos.
En 28 años después, este enfoque se refleja en el personaje de Fiennes, quien encarna una reflexión sobre la mortalidad y la inevitabilidad de la muerte. Según Boyle, este elemento busca conectar con una visión más universal y humana de la existencia, algo que considera presente en diversas culturas, incluida la española.
Una trayectoria fulgurante
Desde su debut con Tumba abierta en 1994, Boyle ha demostrado ser uno de los cineastas más versátiles de su generación, explorando géneros tan diversos como el drama, el terror y la ciencia ficción. Su colaboración con Garland comenzó con La playa, protagonizada por Leonardo DiCaprio, y continuó con 28 días después, consolidando una relación creativa que ha dado lugar a algunas de las obras más influyentes del cine contemporáneo.
Con 28 años después, Boyle y Garland no solo retoman una franquicia icónica, sino que también buscan redefinir el género de terror, combinando innovación tecnológica, narrativa profunda y una reflexión sobre los desafíos del mundo actual. La película promete ser un hito tanto para los fanáticos de la saga como para los amantes del cine de autor.
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