Diez años han pasado desde la conclusión de “Mad Men”, una serie que, centrada en el mundo del negocio publicitario de los años 60 en Madison Avenue, Nueva York, sumergía a sus personajes en una especie de cápsula del tiempo, donde cada detalle, desde el vestuario hasta la ambientación, recreaba minuciosamente la atmósfera de aquella era. Con esos ingredientes, la historia del publicista Don Draper marcó una época en la televisión y dejaba una huella tanto en los espectadores como en aquellos que dieron vida a sus personajes.
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Así lo confesó el propio protagonista de la serie, Jon Hamm, que durante una charla en el ATX TV Festival ha compartido cómo la serie transformó su vida a nivel personal y profesional. “Comencé esto cuando tenía 35 años y lo continué hasta los 45”, recuerda el actor, quien junto a John Slattery (Roger) ha recordado algunos de los detalles más emblemáticos de la serie.
Una experiencia “tan bella como sofocante”
En Mad Men, el consumo de cigarrillos tiene un papel simbólico y visual clave en la recreación de los ambientes de la Nueva York de los años 60... y más aún en el loco mundo de la publicidad. Sin embargo, para sus actores, fumar acabó convirtiéndose en una desagradable rutina. Jon Hamm revelaba durante el festival que, aunque los cigarrillos utilizados eran falsos, la cantidad que involucraban resultaba abrumadora. En el episodio piloto, por ejemplo, fumó un total de 75 cigarrillos.
Aunque estos cigarrillos estaban compuestos de pétalos de rosa y malvavisco y carecían de nicotina, no dejaban de ser objetos que, al quemarse, llenaban el set de un humo denso. Así, Slattery rememoraba cómo las escenas en interiores -que integran la mayor parte de los capítulos de la serie- se veían envueltas en nubes de humo artificial, una experiencia que describía como “tan bella como sofocante”.
Por otro lado, como parte del realismo buscado en las escenas de la serie, las bebidas también eran ficticias. Para replicar el aspecto de un vodka martini, el equipo optó por el uso de agua con cebolla. “Oh, el aliento era delicioso”, bromeaba Hamm. “¡Pon otra cebolla perla en tu vaso de agua, y luego fúmate 26 cigarrillos falsos más y serán las 9:30 de la mañana!”.

“Fue una terrible idea”
Pese al reto que suponía ingerir todo esto en ingentes cantidades, hubo actores más jóvenes con menos presencia en la serie que, con tal de meterse más en su papel, decidieron “sentirlo y hacerlo real” fumando cigarrillos verdaderos durante el rodaje.
“Fue una terrible idea”, comentaba Hamm al respecto. En el transcurso de apenas tres días, los efectos de este hábito nocivo comenzaron a manifestarse: la piel de estos actores se volvió amarillenta y su vitalidad, por decirlo de algún modo, comenzó a lucir más apagada. Por eso, muchos acabaron conviniendo en sacrificar una parte del realismo de la serie -indetectable para la mayoría de los espectadores- con tal de preservar su propia salud.
Y es que en Mad Men, según datos de los propios creadores de la serie, se llegaron a fumar nada menos que cerca de 1.194 cigarrillos, una cifra a la que habría que añadir 18 porros y un total de 369 copas de todo tipo. Unas cifras difíciles de igualar, aunque otras series como Peaky Blinders, la primera temporada de True Detective o Narcos no se hayan quedado atrás.
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