El preservativo de hace 200 años que cuenta con un estampado erótico de una monja y tres clérigos: se exhibe en Ámsterdam

El Rijksmuseum de Ámsterdam, uno de los principales museos de arte e historia de Europa, ha sorprendido al público al anunciar la exposición de un preservativo de casi 200 años de antigüedad. Este fue elaborado alrededor de 1830, con el intestino ciego de una oveja. La pieza, que lleva impresa una escena erótica protagonizada por una monja y tres clérigos, se podrá ver a partir de este martes dentro de una muestra temporal dedicada a la sexualidad y la prostitución en el siglo XIX.

La exhibición de este condón histórico se enmarca en una muestra sobre estampas, dibujos y fotografías que exploran la dimensión lúdica y social de la sexualidad en tiempos donde el placer, el tabú y el temor a las enfermedades convivían en la Europa de hace dos siglos. El preservativo se convierte así en un elemento insólito dentro de una de las mayores colecciones de objetos en papel de Europa, con unos 750.000 grabados, dibujos y fotografías.

Según los expertos del museo, el análisis del material confirma que el preservativo fue confeccionado con el intestino de una oveja, una práctica común antes de la invención del látex moderno. El Rijksmuseum ha explicado que, hasta donde se sabe, solo se conservan dos ejemplares similares y apunta que este podría haber sido utilizado como recuerdo en un burdel.

El grabado en el propio condón muestra a una monja, sentada y con las piernas abiertas, frente a tres clérigos que levantan sus sotanas y muestran su excitación. La monja, con gesto provocador, señala a uno de los hombres y la frase Voilà mon choix (“Aquí está mi elección”) aparece en la escena. Esta imagen actúa como una parodia del mito clásico del Juicio de Paris, donde el príncipe troyano debía elegir a la diosa más bella entre Hera, Atenea y Afrodita. En este caso, el personaje femenino toma el control de la elección entre varios hombres, generando así una sátira en torno al celibato religioso y los roles de género.

El museo ha revelado que adquirió la pieza hace seis meses en una subasta, pero no había hecho pública la compra hasta ahora, coincidiendo con la inauguración de la exposición, que permanecerá abierta hasta finales de noviembre. Fue precisamente la rareza de encontrar una estampa erótica de estas características en este tipo de objeto lo que llevó al museo a incorporarlo a su colección, hasta ahora carente de grabados en condones.

Para el Rijksmuseum, este anticonceptivo ya forma parte de la historia por su carga simbólica. Según ha explicado la institución, la pieza ofrece una perspectiva sobre la prostitución, la sexualidad y la salud en una época marcada por el miedo a las enfermedades venéreas, en particular la sífilis, y a los embarazos no deseados. La exposición invita a los visitantes a reflexionar sobre la búsqueda del placer y la manera en que el deseo, la moral religiosa y la prevención de riesgos coexistían.

*Noticia elaborada con información de EFE