Joaquín Sabina recuerda a la persona con la que compartió la época más feliz de su vida: “Lo que soy como cantante se lo debo a él”

El cantautor recuerda en una entrevista a un famoso artista con el que colaboró en un disco conjunto junto al también músico Javier Pérez

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(Crédito: Guido Adler)
(Crédito: Guido Adler)

En el ocaso de su carrera musical, Joaquín Sabina sigue despidiéndose de los escenarios con su última gira, Hola y adiós, marcando el fin de una era con varias actuaciones en Estados Unidos, incluyendo un estadio Madison Square Garden (Nueva York) lleno... una vez más.

Es en este contexto en el que el cantante es entrevistado por la revista Esquire, un medio de repercusión internacional con el que tanto de su vida profesional como personal, sin olvidar a aquellos que han sido fundamentales en su carrera y vida personal, destacando especialmente a Javier Krahe, con quien mantuvo un estrecho vínculo hasta el momento de su muerte.

Fotografía de Javier Krahe y
Fotografía de Javier Krahe y Joaquín Sabina en el Café Central. (@javier_krahe/Instagram)

La época en la que Sabina fue más feliz

Krahe, fallecido en 2015 a causa de un infarto de miocardio, no solo fue un amigo cercano, sino también un colaborador clave en momentos icónicos del recorrido musical de Sabina. Su colaboración en el disco La Mandrágora en 1981 marcó un hito en la música española, donde junto a Alberto Pérez, capturaron la esencia de su tiempo a través de letras ingeniosas y llenas de humor. Sabina recuerda esta etapa como la más feliz de su vida, al mismo tiempo que señala a Krahe como el letrista que definió un estilo único.

“Echo a Krahe de menos todos los días de mi vida”, confiesa Sabina, que también habla sobre aquellos proyectos en común que quedaron inconclusos. “Quería escribir con él a cuatro manos historias detectivescas. Nos inventamos un detective que era un desastre, vivía aquí y tenía la oficina en el Empire State y dice Krahe: ‘Sí, pero en el primer piso’. ¿Eso no es genial?“.

Es por eso, y por todo lo que vivieron juntos, que en su último disco, Un último vals, Sabina hace un homenaje a Krahe al evocar su presencia simbólica en un bar lleno de amigos ilustres -entre ellos Juan Manuel Serrat y Ricardo Darín-. Este gesto se suma a múltiples expresiones de nostalgia y admiración que Sabina ha tenido hacia Krahe a lo largo de los años, en especial en la última década.

Imagen de Javier Krahe y
Imagen de Javier Krahe y Joaquín Sabina tocando 'La Mandrágora'.

Una deuda artística

Un ejemplo de ello fueron las palabras del célebre cantautor en la presentación de la biografía póstuma de su amigo, Ni feo, ni católico, ni sentimental, donde destacó el respeto y la admiración duradera que sentía por el cantante de Cuervo Ingenuo. “Otro día se encontró a mi hija Carmela y le dijo: ‘¿Cómo está tu padre?’, y Carmela: ‘Pues muy bien’, y Krahe: ‘Pues dile de mi parte que yo estoy cantando con mucho éxito y estoy también muy bien… ¡y sin aburguesarme!’. Era un genio".

Sabina, quien no se queda atrás en cuanto a talento letrístico, reconoce la capacidad de Krahe para emocionar con sus creaciones. “Lo que soy como cantante se lo debo a Javier Krahe. No era el cantante que yo quería ser hasta que me di cuenta de que quería ser Krahe”, resuelve el famoso artista del bombín.