Isabel Allende, la escritora en español más leída de la historia: “Si la cosa se pone color de hormiga, como creo que se va a poner, tendré que irme de Estados Unidos”

La autora nacida en Chile regresa a las librerías españolas con ‘Mi nombre es Emilia del Valle’, una novela que sigue la saga familiar de ‘La casa de los espíritus’

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Isabel Allende.
Isabel Allende.

“La herencia de mi padre no es un terreno de cincuenta hectáreas, son mis raíces”. Así piensa Emilia del Valle, una joven hija de una monja irlandesa y un aristócrata chileno que se desentendió de ella. Su historia, de amor y guerra, de descubrimiento y redención, aparece en Mi nombre es Emilia del Valle, la nueva novela de la escritora más leída y traducida en lengua española: Isabel Allende. “Creo que supero también a algunos hombres”, comenta ella cuando le mencionan este aspecto en la rueda de prensa para la presentación de este libro.

Y es que, con más de 80 millones de libros vendidos, Allende lleva décadas como uno de los referentes de la literatura latinoamericana. Desde la publicación de La casa de los espíritus en 1982, se convirtió en un fenómeno literario, identificado por parte de la crítica como una evolución de aquellos maestros que habían definido el llamado boom latinoamericano. Sus posteriores libros, como Eva Luna o Paula —donde narra la enfermedad sufrida por su hija—, no hicieron más que confirmarlo.

La escritora no visitaba España desde hacía muchos años, un país que, afirma, le ha dado “muchas alegrías y muchas penas”. Fue en este país donde, por ejemplo, enfermó su hija y donde, a causa de una negligencia médica, acabó sufriendo daños cerebrales y un coma del que no se despertó. “Esos cinco meses estuve en contacto con el dolor”. Con todo, y a pesar de que no viajaba desde la pandemia del Covid, ha decidido emprender una nueva gira para promocionar su nueva novela.

Una saga familiar que recorre dos siglos

Con Mi nombre es Emilia del Valle, la autora amplía precisamente la saga familiar inaugurada en La casa de los espíritus, en la conocida como Saga del Valle, compuesta por esa primera novela, Hija de la fortuna y Retrato en sepia. Un proyecto narrativo en el que Allende traza el árbol genealógico de las familias Del Valle y Trueba (cuya matriarca es Clara del Valle) desde el siglo XIX hasta el XX.

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'Mi nombre es Emilia del Valle', la nueva novela de Isabel Allende. (Plaza Janés)

Se parece a la familia de mi abuela, que inspiró el personaje de Clara en mi primera novela. Es una familia de gente original, extravagante, imaginativa, irreverente, es decir, es una fuente inagotable de inspiración. No es raro, por lo tanto, que se metan a la fuerza en mis libros”, señalaba en declaraciones recogidas en un comunicado de la editorial. En la rueda de prensa, añade que no tiene “ni idea” de por qué escribe sobre los Del Valle. “En la página 50, me doy cuenta de que este personaje podría ser parte de la Familia y le cambio el nombre”. Como este proceso ocurre en varias de sus novelas, inevitablemente se producen cambios en la historia o el aspecto de algunos de sus personajes, como un hombre con una pierna amputada que reaparece con las dos piernas. “Eso es realismo mágico”, bromea.

Encontrar las voces silenciadas

En este nuevo proyecto, temas como la memoria, la historia o el exilio son protagonistas, puesto que enmarcan el carismático personaje de Emilia. Esta es una mujer libre que busca conseguir todo aquello que se proponga, aunque ello implique sobrevivir a la guerra civil chilena que tuvo lugar en 1891, la cual, afirma la autora, “tiene muchos paralelos con lo que ocurrió más adelante, en 1973 (el golpe de Estado de Pinochet)”. Ella se desplaza hasta allí para cubrir el conflicto junto a un compañero y presenciar, y transmitir por el mundo, lo despiadado que fue ese conflicto.

El heroísmo de su personaje no le es extraño. “Yo estoy rodeado de mujeres como ella, de mujeres fuertes”, señala. Hace referencia, sobre todo, a su propia fundación, con la que trabaja en ciertas áreas conflictivas de Estados Unidos para velar por los derechos reproductivos de las mujeres migrantes. Mujeres como las “cantineras” que luchan en la guerra civil chilena, cuyos nombres, al contrario que los de los hombres, han quedado borrados de la memoria. “A mí lo que me interesa cuando hago la investigación es encontrar las voces silenciadas. Aquellas que no aparecen en los documentos militares ni aparecen en los libros de historia”.

Mi nombre es Emilia Del Valle es, del mismo modo que el resto de libros de la saga, una historia sobre un país, ese Chile tan violento como fantástico cuyo paisaje, como escribe la propia Allende en la novela, “no es posible describir” con un lápiz y un cuaderno. “Solo un poeta podría intentarlo”. De este modo, pasado y presente se entremezclan en sus narraciones para acabar mostrando a aquellos pequeños héroes y heroínas tragados y olvidados por la historia que, a pesar de todo, lucharon por salir adelante y por labrar un futuro mejor para sus familias.

Isabel Allende.
Isabel Allende.

“Mientras pueda, voy a seguir viviendo en Estados Unidos”

No falta, tampoco, el amor. Un apasionado sentimiento que atraviesa a Emilia igual que a muchos otros personajes del universo de Allende. No me cuesta nada imaginar el amor joven de mis personajes, porque no he olvidado mi propia juventud. En todos mis libros el amor es esencial, es la fuerza que mueve al mundo, más poderosa que cualquier otra emoción, incluso el miedo”, confiesa la propia autora en el comunicado de la editorial.

Recordar el miedo es recordar cuando ella misma tuvo que irse de Chile. “Hay una sensación a nivel de piel de ‘no puedo vivir así, no puedo vivir con miedo, no puedo vivir callando, escondiéndome yo o escondiendo gente’”. Una sensación que cree que, por desgracia, experimentará próximamente en el país en el que ahora reside. “Mientras pueda, voy a seguir viviendo en Estados Unidos porque ahí está mi hijo, mi nuera, mis perros y mi marido… en ese orden”, ha empezado diciendo. “Pero si llega el momento en que la cosa se pone color de hormiga, como creo que se va a poner, tendré que irme. No quiero vivir en una dictadura. No quiero vivir en un gobierno autoritario. Si llega el momento, no me siento tan vieja como para no empezar de nuevo”.

En la misma línea, la autora ha señalado cómo los sentimientos en contra de la migración existen en todas partes, “pero sobre todo en los países que han sido hechos por los inmigrantes, como Estados Unidos”. El rechazo que han sufrido todas estas personas ha ido cambiando. “Ahora somos los latinoamericanos a los que nos tratan de criminales y violadores. Es una generalización absurda, porque hay millones de inmigrantes en los Estados unidos y contribuimos con impuestos, con la cultura, con el trabajo… con todos los servicios en Estados Unidos”.

De este modo, Allende entiende que “es en la diversidad donde se encuentra la fuerza de un país”. La escritora se ha posicionado directamente contra Donald Trump: “Está aceptando gente que tiene papeles legales y los reporta a una prisión en El Salvador espantosa y a otras partes, ni siquiera a sus países de origen. Sin embargo, está invitando como refugiados a unas personas blancas de Sudáfrica que no son realmente refugiados porque no están escapando de nada, pero son blancos”. Un tono de piel por el que ella detecta una “insistencia” y una corriente de “nacionalismo cristiano” que es “muy peligrosa”.

Foto de archivo de la
Foto de archivo de la escritora chilena Isabel Allende. (Quique Garcia/EFE)

Cada novela es un proceso distinto

A pesar de su punto de vista, Isabel Allende ha recordado que ella, como escritora de ficción, prefiere no tomar “una posición ideológica”. “Creo que no cabe”, reflexiona. “Cuando yo, como lectora, veo que el autor me está tratando de pasar un mensaje, me resisto. No quiero que me pasen un mensaje, quiero que me cuenten una historia y ya veré qué saco yo de ahí, no me lo digan”. Ahora que está de gira, está aprovechando el tiempo que tiene para leer, algo que no hace tanto cuando se encuentra escribiendo. “No tengo mi vida ni gasto mi energía en nada más”.

Así, la autora describe el proceso de escritura como un momento en el que se siente “fuerte”. “Porque estoy viviendo en ese universo”, relata. “En el universo de la novela”. Esto le permite ponerse en “el papel de cada personaje” para seguir su trayectoria “desde la infancia hasta la vejez, porque crezco con ellos. Es un proceso muy, muy orgánico y muy fascinante para mí porque puedo ser Emilia hoy y mañana ser un hombre o ser un guerrero”.

Esto hace que cada novela sea distinta, como también lo es su proceso de creación. En el caso de Mi nombre es Emilia del Valle, de género histórico, tiene “los hechos históricos” pero no tiene “la ficción”: deja que la historia se vaya “cristalizando en el proceso”. Por eso, la autora confiesa que, después de 40 años escribiendo, todavía se siente aprendiendo. “Sigo cometiendo errores. No son los mismos porque aprendí a no repetirlos, pero aparecen otros”.

La escritora chilena presenta "Mi nombre es Emilia del Valle"

Por último, la escritora responde a la pregunta de si, al igual que hace la protagonista de la novela, ella también está escribiendo sus memorias. “He escrito sobre mí hasta el año 2007, pero esta memoria que estoy tratando de escribir es desde el 2015 para adelante”. Ha definido este proyecto como una “memoria sobre el amor, sobre la soledad”. “Me está costando un triunfo”, lamenta. “Es mucho más fácil escribir ficción. En la ficción yo hago lo que me dé la gana, pero en una memoria hay que tratar de encontrar la verdad y a veces la verdad sobre uno mismo puede ser dolorosa. Me doy cuenta de que se me ha olvidado el 90% de lo que me pasó en la vida… y el 10% que recuerdo no pasó así”.