Dudi, el joven que pasó del rap a la rumba urbana: “Qué pena que en Madrid no se disfruten los chulapos y chulapas como en la Feria de Sevilla”

El artista de 23 años estrena el EP ‘El Vermú (Vol. I)’, seis temas donde fusiona la rumba con sus raíces urbanas

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Dudi, en la promoción de
Dudi, en la promoción de 'El Vermú'. (Universal Music Spain)

El año 2020 es sinónimo de dos cosas: por un lado, el recuerdo ya distópico de lo que supuso el coronavirus; por otro, una de las consecuencias de mismo: el boom de TikTok. La vida ha cambiado mucho en cinco años, y la de Eduardo Torres, más conocido como Dudi (Madrid, 2002), también. Saltó a la fama de la noche a la mañana, y como un joven que para entonces tenía 18 años, no podía ser de otra manera: a través de la aplicación. Like Aron Piper fue el —primer— tema con el que se hizo viral, una mezcla de rap y trap en colaboración con Beja. “Madre mía, ¿pero cómo pude hacer esto? ¿Cómo me animaba?”, reflexiona en su entrevista con Infobae España sobre la canción, que hoy supera los 7 millones de reproducciones en Spotify. El artista, que ya tiene 23 años —la publicación de su EP coincide con su cumpleaños—, ha pasado del rap y la música urbana al reggaeton, pero ahora es el turno de rumba. Dudi ha estrenado este viernes 23 de mayo su quinto EP, El Vermú (Vol. I), seis temas donde fusiona la rumba con sus raíces urbanas, homenajea a sus orígenes y da vida a lo que ha acuñado como “rumba de Ciudad Lineal”, su barrio natal en la capital.

Es ahí donde encuentra un hueco para defender las raíces de Madrid. En los últimos años, distintos folclores regionales han encontrado un hueco en la escena musical nacional, ya no solo en la fusión de géneros, sino también en la apuesta por usar su iconografía. “Hace mucho que la gente no hace cosas muy madrileñas. En los barrios ya solo nos queda ir al bar, pillar un vermú y poco más”, dice, haciendo referencia al título de su nuevo proyecto. Sin embargo, asegura que este sentimiento está resurgiendo, en parte, gracias a TikTok. “Ví un vídeo que me marcó, que decía: ‘Qué pena que en Madrid no se disfruten los chulapos y chulapas como en la Feria de Sevilla’”. Su nuevo trabajo sale apenas una semana después de celebrar las fiestas de San Isidro en la capital, algo que le ha venido muy bien para promocionar este EP. En la pradera estuvo regalando un chupito a cambio de hacer presave y el pasado domingo realizó la presentación del disco en El Rastro. “Yo confío en que poco a poco va a ir volviendo. Voy a intentar poner mi granito de arena para que salga para adelante”.

Portada de ‘El Vermú (Vol.
Portada de ‘El Vermú (Vol. I)’.

Pero, ¿cómo pasa un joven de hacer rap a la rumba? Pese a que comenzó en 2017, no fue hasta julio de 2020 cuando se hizo viral en TikTok. Tras alcanzar números estratosféricos y tener apenas 18 años, se enfrentó al vértigo sin saberlo. “Al principio piensas que van a ser todos los números iguales. Era muy niño, no era consciente de lo que estaba haciendo. Fue muy heavy”. En 2021 firmó con Warner y, tras romper con la discográfica, hace un año y medio, le tendió la mano a Universal. En estos años le ha dado tiempo a sacar desde canciones de corte urbano, como el rap No te decides —es su canción más escuchada hasta la fecha, con 32 millones de reproducciones—; el EP Rockstar, con influencias del pop rock nacional de los 80 y 90; o Callao, de reggeaton. Toda esa amalgama de géneros, asegura, es pura ambición. “Es la que te hace querer probar nuevos estilos para ver si puedes llegar a más gente o para probar. Y eso yo creo que es lo que me pasó a mí”, apunta.

Un giro de 180 grados

Poco a poco, también dejó atrás la inocencia de los 18 años y se dio cuenta de que podía vivir de ello; había dejado de ser un hobby. “Mis padres me decían: ‘Anda, ¿cómo vas a firmar este contrato?, ¿qué te van a dar tanto dinero por tantas canciones?’”, relata. Y efectivamente, su primer contrato no fue en una sala de reuniones, “porque no podíamos por el COVID”, así que fue digital. Tras publicar su último EP, Espinas, el año pasado quiso dejar de sacar música y se centró en componer. La rumba llegó a su puerta justo en esa época. Se hartó y quiso dar un giro de 180 grados a su música. Para ello estuvo 10 meses encerrado en el estudio buscando algo “orgánico”, sin tanto autotune. Esto fue lo que le llevó a reflexionar: “¿De dónde vengo? De Madrid. ¿Y qué escuchaba de pequeño? Pues muchísima rumba. Lo ponían mis padres en los viajes largos, de vacaciones, de verano... y me traía buenos recuerdos”. “Quería hacer un estilo de música nuevo que nunca había hecho y descubrirlo al 100%. Teniendo tanto tiempo no era hacer 20 canciones rápidas y sacarlas, sino que nos dio tiempo a hacer un montón e ir cambiando cosas”. Para ello, ha colaborado con artistas como Ratón (Los Delinqüentes), quien ha sido coproductor de algunos de los temas de este álbum, como en Sueños o El bar de siempre. “Vimos que podía encajar bien. No había mucha gente, ni jóvenes, haciéndolo.”

“Hace mucho que la gente no hace cosas muy madrileñas. En los barrios ya solo nos queda ir al bar, pillar un vermú y poco más”

Bajo este contexto, el compositor quiso encajar lo castizo y más callejero de Madrid con este género y dividió su imaginario en dos: lo antiguo y tradicional con lo moderno, los géneros urbanos que le han definido siempre. Esto último viene con la ayuda de Marmi (Adrián Mármol, Viladecans, Barcelona, 1999) —mejor amigo de Aitana desde la infancia, cuyo single debut fue Tu foto del DNI en julio de 2020— en Que no te pasa na’. “Con él tenía una cuenta pendiente, quería hacer una colaboración con él”, señala. También retoma la esencia del rap en Calle Alcalá, a dúo con el rapero Reality (alias de Gonzalo Fernández Benito, Madrid, 1999), a quien quiso “sacar totalmente de su zona de confort”. “Quería que las colaboraciones fuesen un poco raras, que no tuvieran nada que ver con la rumba”, puntualiza.

Con esto es como ideó fusionar lo castizo de Madrid con lo más moderno del género, que se aprecia especialmente en la estética del EP, como en el video de Sueños, donde aparece un toro mecánico, o el vermú que protagoniza la portada. “Yo divido el imaginario en dos, donde la rumba sería, entre comillas, lo antiguo, y luego lo moderno, las letras o las melodías con el autotune”, relata a este medio. “Y en los videoclips quisimos hacer lo mismo. Por ejemplo, en Sueños, que aparece un toro mecánico, quisimos hacer de la plaza de toros lo antiguo, pero en vez de sacar una vaquilla lo modernizamos con un toro mecánico o con una moto dando vueltas a la plaza. Luego tomando el vermut, pero con los chavales vestidos como vestimos los jóvenes”, apunta.

Taylor Swift ha conquistado Madrid en el primero de sus dos conciertos consecutivos en el Santiago Bernabéu. Un estadio lleno y al que muchas personas se han quedado sin entrar al haberse agotado las entradas a las horas de ponerse a la venta.

Después de cinco años y tantos géneros, es inevitable que su público no haya cambiado. “Estamos llegando a un público un poco más mayor, que también es lo que queríamos con este cambio de estilo. Me ha pasado con los padres de mis amigos o de conocidos que me les ha empezado a gustar este estilo de música cuando antes a lo mejor no le gustaba nada”.

Tras más de 20 minutos de entrevista con mucha de la vista puesta en Madrid, la última pregunta, acorde con su nuevo proyecto, no puede ser otra.

—¿Cuál es el mejor bar de Madrid para tomarse un vermú??

La Casa del Abuelo. Tienen varios, creo que cinco. Hay uno aquí lado, en la Plaza Mayor. Muy bueno.

Mientras tanto, la espera de la segunda parte del EP, El Vermú (Vol. II) que llegará a finales de este año, se hará más amena.