Han pasado casi 40 años desde que esta película fue considerada una obra maestra, pero muy pocos la han vuelto a ver: “Es difícil de soportar”

Este clásico de la animación es recordado como una de las mejores películas del género

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La tumba de las luciérnagas
La tumba de las luciérnagas (Studio Ghibli)

Al igual que con los libros, existen las películas de cabecera. Comfort movies, como se conocen a día de hoy, a los que las personas recorremos con frecuencia cuando queremos pasar un buen rato, subirnos el ánimo o, por qué no, compartir con los demás nuestro amor por el cine. Sin embargo, hay otras grandes películas que, pese a su calidad o relevancia, son difíciles de revisitar debido al contenido de sus historias.

Ora por desagradables o violentas, ora por trágicas o sesudas, lo cierto es que existen varias obras maestras en la historia del cine que muy pocos espectadores han querido ver más de una vez. No hace mucho, el mismísimo Darren Aronofsky explicaba cómo Réquiem por un sueño es una película que muchos fans le han confesado que “no querrían ver nunca más”. Algo similar, aunque las razones puedan variar, ocurre con otras películas... incluyendo una de Studio Ghibli.

Así es: el carismático estudio de animación japonés, responsable de títulos tan emblemáticos del género como El viaje de Chihiro, El castillo ambulante o la más reciente El chico y la garza, cuenta también con una película de la que los críticos advertían al público: “Te arrancará el alma y el corazón”. Una descripción que, para la revista Rolling Stone, se ajustaba a lo que acababan de presenciar tras el visionado de La tumba de las luciérnagas.

La conmovedora historia de dos hermanos que buscan sobrevivir

Esa película es uno de los títulos más exitosos del estudio, pese a que no está dirigido por su director insigne, Hayao Miyazaki, sino por otro gigante de la animación: Isao Takahata. Este cineasta, responsable de series tan emblemáticas de la televisión como Heidi o Marco, de los Apeninos a los Andes, formó parte de Ghibli junto a Miyazaki, con quien codirigió proyectos como Conan, el niño del futuro o Lupin.

En solitario, su obra más recordada es La tumba de las luciérnagas, una película cuya historia se ambienta en el Japón de la Segunda Guerra Mundial, donde un niño y una niña, hijos de un oficial del ejército, se quedan fuera del búnker en el que debían refugiarse para un bombardeo. Cuando finalmente termina el ataque y buscan a su madre, la encuentran malherida en la escuela, que ha sido convertida en un hospital de urgencia. En este punto inicia una historia de supervivencia capaz de atrapar y emocionar a cualquier espectador.

De hecho, tal “desgarradora” resultó esta película, basada en la novela semi-autobiográfica del escritor Akiyuki Nosaka, que a través del viaje de estos niños describe el pasado de la sociedad y la cultura japonesas, que algunos medios definieron la película como “dolorosamente triste y difícil de soportar”, sin dudar en ningún momento de que igualmente se trataba de “una obra maestra”, como se señaló en los medios británicos The Guardian y The Independent.

¿Cuál es la mejor de todas?

No fue la última gran película de Takahata. Antes de su fallecimiento en 2018, regaló a los espectadores al menos dos obras maestras más: Mis vecinos los Yamada, comedia que cuenta la vida cotidiana de una familia de clase media, y la tristemente infravalorada El cuento de la princesa Kaguya, readaptación del cuento tradicional japonés en el que una pareja de ancianos se encuentran una diminuta niña dentro de una planta de bambú y deciden adoptarla como hija.

Sin embargo, La tumba de las luciérnagas sigue siendo recordada como su mejor trabajo, hasta el punto de que muchos consideran esta película como una de las mejores cintas de animación de todos los tiempos. Sea o no así, nunca es tarde para verla... si se tiene el valor suficiente.