Agatha Christie en su versión más atrevida: sexo, palabrotas y un muerto que aparece al final

En los últimos tiempos tiempos se han vuelto a reactivar las adaptaciones de las novelas de la gran dama del misterio, Agatha Christie.

Sobre todo, gracias al auge del género literario ‘cozy crime’ y a la trilogía dirigida e interpretada por Kenneth Branagh (en la piel del detective Hercules Poirot) que comenzó con Asesinato en el Orient Express, continuó con Muerte en el Nilo y ha terminado con la reciente Misterio en Venecia.

Ahora, se estrena en Movistar Plus+ una miniserie de 3 episodios, producida por la BBC que se basa en una novela de Agatha Christie que quizás no es de las más conocidas y en la que no aparecen sus dos investigadores fetiche, el mencionado Poirot y Miss Marple, sino el Superintendente Battle.

Se trata de Hacia cero, publicada en 1944 y en la que la autora se encargó de romper con las expectativas. Y es que, hasta prácticamente llegar al final, el lector no sabrá lo que en realidad está pasando, convirtiéndose toda la novela en el preludio del crimen que está por cometerse. De ahí su título “hacia cero”.

Y es que la autora, en esta novela, quiso poner en práctica, a través de una trama policíaca, algunos de los postulados de la Teoría del Caos, mediante la cual, pequeñas variaciones, implicarían diferencias en el futuro, algo que contrastaría con la habitual práctica de la escritora de ir dejando pistas en la historia sobre quién es el asesino para revelarlo al final.

Ahora el joven y prometedor director británico Sam Yates, se acerca a esta obra en la que el asesinato es el fin, de forma que la historia comenzaría mucho antes, cuando solo es una idea difusa.

La acción tiene lugar en 1936, aunque también encontramos ‘flashes’ del pasado de los diferentes personajes entre los que encontramos a una estrella del tenis, Nevile Strange (Oliver Jackson-Cohen) y su esposa Audrey (Ella Lily Hyland), que se encuentran en un complejo y mediático proceso de divorcio después de que él le haya sido infiel a ella con una joven cazafortunas, Kay (Mimi Keene).

El protagonista se casará de nuevo con la chica, aunque siga enamorado de su ex mujer. Juntos irán de luna de miel a casa de la tía Camilla (la gran Angelica Huston) donde se encuentra su antigua esposa y otros visitantes de lo más variados.

Un abogado, un sobrino proscrito o la acompañante de la anfitriona, que todo lo observará desde su cama. Finalmente, en efecto, alguien morirá y aparecerá en escena el inspector Leach (Matthew Rhys) que desprenderá buenas dosis de nihilismo después de haber sido soldado durante la Primera Guerra Mundial.

Para el director, las novelas de Agatha Christie le ofrecen una oportunidad para experimentar, algo que no suele gustar a los puristas. En este caso, se ha querido centrar en los aspectos más turbios de la historia, dando más importancia, por ejemplo al sexo para elevar un poco el nivel de energía ‘picarona’ en una serie en la que los personajes se atreven a decir tacos, se mueven por impulsos libidinosos reprobables y rompen con los clichés del cine de época más conservador.