Muere Val Kilmer: los papeles imprescindibles en la carrera del actor de ‘Top Secret’ y ‘Batman Forever’

Una estrella del rock (por partida doble), un superdotado con pocas ganas de estudiar, un caballero en un mundo de brujas, un piloto de élite, un ladrón profesional o el mismísimo caballero oscuro. Puede que Val Kilmer haya dicho adiós de forma repentina, contando con apenas 65 años, pero lo ha hecho dejando tras de sí un inmenso legado, lleno de grandes títulos que van desde la comedia adolescente al biopic musical pasando por el thriller, la fantasía o incluso los superhéroes.

Kilmer se dio a conocer a mediados de los años 80 con uno de los debuts más fulgurantes que se recuerdan y dando desde entonces un papel más icónico que el anterior. Siempre con gran vigor pero también sensibilidad y sobre todo con mucha, muchísima clase. Aunque en los últimos años su estrella ya se había apagado debido a su enfermedad -padecía un cáncer de garganta desde 2017-, aun tuvo tiempo para dejar una gran despedida en su última aparición en la gran pantalla, solo a la altura de los más grandes. Pero él era uno de ellos.

Cuando los papeles protagonistas se daban a caras desconocidas y no a estrellas de Instagram, el director Jim Abrahams descubrió a Kilmer en una obra teatral en la que también participaban otras futuras leyendas como Sean Penn y Kevin Bacon. Kilmer se presentó a la prueba para una película en la que tenía que interpretar a una estrella de rock vestido de Elvis, y el resto, como suele decirse, es historia. ”Me gusta pensar que es el tipo de papel que Elvis nunca pudo tener, aunque debió hacerlo”, diría Abrahams, y es que Kilmer clavó su primera actuación como un joven carismático y un hombre de acción, sin perder esa esencia de Elvis que recuperaría con un pequeño papel en Amor a quemarropa.

Otro de sus primeros grandes papeles, aunque no tan conocido como otros, es el de Chris Knight en Escuela de genios, película de adolescentes dirigida por Martha Coolidge. En ella se cuenta la historia de un joven que llega a una institución para jóvenes brillantes, y en la que conoce al peculiar personaje interpretado por Kilmer, un auténtico superdotado que sin embargo se niega a hincar el codo y ser uno más. Pronto ambos jóvenes se verán involucrados en una gran conspiración que pondrá a prueba sus ingeniosas mentes... mientras intentan pasárselo bien a pesar de todo.

Uno de sus primeros grandes papeles, aunque aquí fuese en gran medida como secundario o incluso “antagonista” si uno se encierra en la competitividad de su personaje con el de Tom Cruise. Cuando el personaje de este último, Pete ‘Maverick’ Mitchell llega a la Armada para ser piloto de élite, no tarda en conocer a Tom ‘Iceman’ Kazansky, el mejor de su promoción y el único que puede plantarle cara. Entre ambos saltan las chispas desde el principio, pero conforme las misiones de su escuadrón se complican, surge también cierta amistad y simpatía en el mutuo respeto por su talento a los mandos.

Kilmer también se embarcó en la fantasía medieval de la mano de George Lucas, quien tras triunfar con Star Wars se pasaba a este universo. En ella daría vida al valiente espadachín Madmartigan, un caballero abandonado a su suerte que se encuentra en el camino de Willow (Warwick Davis), un nelwyn con una peligrosa pero emocionante aventura por delante. Willow fue clave para Kilmer no solo por afianzar su imagen de estrella, sino también porque durante su rodaje conoció a la que sería su esposa y madre de sus hijos, Joanne Whalley, de la que se divorciaría años más tarde.

Si ya había dado vida a Elvis Presley y otra estrella parecida como el Nick Rivers de Top Secret, era solo cuestión de tiempo que le presentasen la oportunidad de dar vida a otra. Con Oliver Stone a los mandos y un reparto en el que estaban también Meg Ryan o Kyle MacLachlan, Kilmer se pondría en la piel de Jim Morrison, el legendario cantante de The Doors que tocaría el cielo del rock y que acabaría sumido en una espiral de drogas, alcohol y otros vicios que lo llevarían a su trágica muerte en 1971. Sin duda uno de sus papeles más complicados.

En los 90 Kilmer alcanzó su pico de fama, y buena parte de culpa la tuvo esta película. Dirigida por el gran Michael Mann, Heat cuenta la historia de un ladrón y un detective enfrentados ante un gran robo. Interpretados por Robert de Niro y Al Pacino, Kilmer se encarga de dar vida a Chris Shiherlis, mano derecha del líder de la banda y todo un profesional con un fusil en la mano. Así inmortalizó Kilmer una de las escenas de acción más famosas de la película, que inspiraría al mismísimo Christopher Nolan para El caballero oscuro y por la que ha grabado su nombre en la historia del cine.

Aunque se consideraron a muchos actores tras la salida de Michael Keaton y Tim Burton de la saga Batman, fue Kilmer quien se hizo con un papel que marcaría de por siempre su carrera. El actor le aportó un cariz muy distinto al del actor de Bitelchús y, si bien la película de Joel Schumacher no acompañó, terminó siendo un Batman más que digno, especialmente en su encarnación de Bruce Wayne como playboy y niño traumado, ya que el propio Kilmer había tenido experiencias con murciélagos en el pasado.

El nuevo siglo llegó para Kilmer cuando ya había alcanzado el techo de su carrera, pero aun así fue capaz de dejar papeles tan divertidos como este. En Kiss Kiss Bang Bang el actor daría vida al detective privado “Gay” Perry Van Shrike, quien se convierte en buen amigo del actor Harry Lockhart (Robert Downey Jr.) cuando ambos empiezan a investigar un caso de homicidio en Hollywood. En esta curiosa película de Shane Black con comedia negra y acción Kilmer realizó uno de sus últimos grandes papeles antes de contraer el cáncer que le alejaría definitivamente de los escenarios.

Porque antes de retirarse del todo del cine, Kilmer volvió a uno de sus icónicos personajes en Top Gun: Maverick, teniendo una pequeña pero emocionante aparición como Iceman. Ya visiblemente afectado por la enfermedad, Kilmer volvería a demostrar su talento para adaptarse a cualquier situación, y seguir manteniendo la compostura con gracia, clase y una gran sonrisa en la boca, la misma con la que ahora le recordarán todos aquellos que crecieron con sus películas y que hoy lo despiden con honores.