El triste final de los niños de ‘Sonrisas y Lágrimas’: dos muertes tempranas, una vida lejos del cine y un pequeño papel con Tarantino

Sonrisas y Lágrimas fue, en el año de su estreno, todo un éxito. En 1966, un año después de su estreno, se convirtió en la película más taquillera de todos los tiempos. En la mayor parte del planeta, los cines se llenaban con espectadores que querían conocer la historia de María, una joven aspirante a monja, y la familia von Trapp con la que empezaba a trabajar de institutriz.

Esta película recaudó, en las taquillas de todo el mundo, 286 millones de dólares, y mientras consagraba la fama de algunos de sus responsables -como para la actriz Julie Andrews, intérprete también de Mary Poppins, o para el director Robert Wise, que ganó su segundo Oscar tras haber triunfado con West Side Story en 1961-, para muchos de los miembros de su joven reparto supuso un estrellato repentino. Fue el caso de quienes interpretaban a los siete hijos del capitán naval viudo, Georg von Trapp.

Para algunos, Sonrisas y Lágrimas supuso la puerta de entrada a un Hollywood del que nunca saldrían. Sin embargo, lo cierto es que para la mayoría de ellos supuso una experiencia que nunca repetirían. En algunos casos, incluso, los intérpretes sufrieron un trágico final.

Charmian Carr interpretó a la hermana mayor de la familia, Leisi, quien en la película tenía 16 años, “casi 17″ y se enamoraba de un joven que acabaría uniéndose a las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Sonrisas y Lágrimas fue la única película que hizo, e incluso su vida familiar estuvo totalmente alejada del glamour de Hollywood al casarse con un dentista. Fallecería a los 73 años a causa de una complicación de su demencia.

Nicholas Hammond era Friedrich, el siguiente de los siete von Trapp. Es, quizá, quien más triunfó de los jóvenes integrantes del reparto, puesto que ya habúia trabajado antes en películas de éxito como El señor de las moscas y siguió más adelante en otros proyectos como la serie de televisión Spiderman (1977-1979). Más adelante incluso tuvo un pequeño papel en una película de Tarantino: Érase una vez en... Hollywood (2019).

Tampoco le fue mal al principio a Heather Menzies, quien después de Sonrisas y Lágrimas tendría una exitosa carrera como actriz en diferentes programas de televisión. Se casaría en 1975 con el actor Robert Urich, pero la historia de amor tendría un triste final. Urich fallecería en 2002 por un cáncer contra el que llevaba seius años luchando. 15 años más tarde, Menzies también fallecería a los 68 años por un tumor cerebral.

“Me casé, tuve un par de hijos y dejé el mundo del espectáculo para ser madre”, explicaba en una entrevista Angela Cartwright, Brigitta von Trapp en la película. Pese al éxito de la película, abandonaría muy pronto Hollywood, concretamente en 1976, momento a partir del cual empezaría una carrera de 30 años como fotógrafa.

En el caso de Duane Chase, que interpretaba a un joven de 13 años, tuvo que terminar sus estudios de secundaria una vez terminó su trabajo en la película. Al terminar sus estudios, se unió al Servicio Forestal de los Estados Unidos y se especializó en geología para trabajar en empresas del sector petrolífero y tecnológico. “Creo que si fuera un actor lo suficientemente bueno, tal vez me habría quedado un poco más de tiempo, pero no me arrepiento en absoluto”, contó cuando le preguntaron por qué no había seguido actuando.

También siguió estudiando Debbie Turner, la pequeña Marta, que tenía siete años cuando grabó la película. Salvo papeles testimoniales en alguna película, se dedicó exclusivamente al diseño de bodas y jardines. Kym Karath, por su parte, sí que trabajó en otras produccioines como The Brady Bunch o Perdidos en el espacio, si bien se mudó pronto a París para estudiar historia del arte y modelaje, casándose a los 26 años.