Raquel de Blas
Madrid, 27 nov (EFE).- "Estar con personas que son mis iguales", ese es el motivo que llevó a Leonor Paqué a acondicionar su viejo Renault Clío y echarse a la carretera para encontrar y escuchar el testimonio de otras personas que, al igual que ella, fueron víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia.
Un viaje que ahora ve la luz en forma de documental. Este viernes se estrena en Filmin 'Hermana Leonor. 20.000 kilómetros de confesión', un larguísimo recorrido por más de una treintena de destinos que ha durado tres años, en el que ella duerme en el coche, y su hermano Diego, director del filme, en una tienda de campaña.
Leonor ingresó con tuberculosis a los 8 años en el Sanatorio Infantil de Santa Marina de Bilbao. Allí sufrió los abusos sexuales de un cura pederasta cuya identidad ha descubierto mientras realizaba este documental, según relata en una entrevista con EFE.
Han pasado 50 años, pero las heridas siguen ahí, y Leonor necesitaba contar esta historia en la que ha ido encontrándose con otras víctimas de abusos a las que no conocía de nada y que se han abierto en canal para compartir con ella sus desgarradores testimonios.
"No le están hablando a una periodista, le están hablando a una hermana que no les pone en duda, que no les juzga, que sabe perfectamente de lo que hablan", admite Paqué, que relata que en un momento dado de las entrevistas la empatía era absoluta porque le hablaban de situaciones con las que ella se identificaba.
A la primera persona a la que visitó después de que su hermano le 'camperizara' el Clío y lo convirtiera en un espacio para vivir en pocos metros cuadrados con su perrita Tinta, fue a Emiliano Álvarez, que había sufrido abusos en el seminario San José de La Bañeza (León) y al que había conocido en un plató de televisión.
Emiliano le habló de otra persona que vivía en un pueblo cercano con una situación similar, y esta persona de otra, y esa de otra más. Así ha ido recorriendo 20.000 kilómetros por toda la geografía española, un viaje duro y lleno de dificultades ("Hace mucho frío en el coche, y Tinta era la estufa de los pies"), pero que ha dado como fruto un "lienzo" con unas historias que ilustran las miles que hay.
"Es una especie de maza hecha de palabras, imágenes y sonidos para golpear y despertar conciencias y para que mueva algo tanto dentro como fuera de la comunidad cristiana", explica Paqué, que junto a sus dos hermanos han autofinanciado el proyecto con su pequeña productora Latiovisual.
Paqué reconoce "con vergüenza" que a día de hoy sigue descubriendo secuelas: "Cuando grabamos, es tremendo, porque al saludar a las personas acerco un poco el rostro, pero aparto el cuerpo; yo no era consciente hasta que he visto las imágenes", admite.
El documental recoge lo que sienten las víctimas, cómo viven en el presente con esas heridas del pasado. "Cada historia es tan demoledora que, yo siempre lo digo, la mía es tremenda, pero es una más", admite Paqué, que asegura que cada vez que le vuelven a preguntar por los abusos, regresa a aquel pasillo en el que estuvo encerrada siete meses.
No es tan habitual como en el caso de los niños, pero esta cinta recoge las voces de varias mujeres víctimas durante su infancia de numerosas agresiones en el seno de la Iglesia. Son mujeres de entre 60 y 70 años que padecen el rechazo de sus familias y entornos por decidirse a hablar.
Una de ellas, de 73 años, puso nombre a los abusos que sufría por parte de una monja, mientras estaba en el cine viendo 'La mala educación', de Pedro Almodóvar: "Eso me lo hicieron a mí", comenta.
De Emiliano abusaron durante dos años en el seminario de La Bañeza, un peso con el que cargó toda su vida y que le llevó a la heroína. Salió de la droga y se fue a criar cabras al campo; allí le visitó Leonor a finales de 2021. Tres meses después falleció a causa de un cáncer "sin reparación ni justicia".
"Las víctimas estamos muy cansadas. ¿Qué más tiene que pasar para que la Iglesia haga algo? Juegan a este desgaste y es muy cansado estar ahí, pagas muy alto precio y no creemos que la Iglesia española esté respondiendo", lamenta la periodista.
Confía en que quien vea este documental empatice con las víctimas, escuche su verdad y que no duden de ella, porque hay muchas pasándolo muy mal y contar de nuevo el dolor sufrido por los abusos no es fácil. EFE
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