La ley del teletrabajo cumple 5 años con resistencias, pero con el modelo híbrido asentado

Cinco años después de la regulación, millones de empleados alternan oficina y hogar mientras patronal y sindicatos discuten ajustes en la normativa, el modelo mixto predomina y España aún muestra una brecha significativa respecto a los principales países europeos en esta materia

Guardar

La diferencia de casi 10 puntos porcentuales que separa a España del promedio de la Unión Europea en materia de teletrabajo ha sido destacada en diversos informes, como el elaborado por Adecco, el cual enfatiza que la distancia se agranda hasta más de 40 puntos en relación con países como Holanda, líder en la implantación del trabajo a distancia. En este contexto, el modelo híbrido se consolida en España cinco años después de la aprobación de la ley del teletrabajo, aunque persisten resistencias, especialmente en grandes empresas, mientras patronal y sindicatos mantienen el debate sobre posibles modificaciones en la normativa. Así lo reportó EFECOM, al cumplirse el aniversario de una regulación que surgió en el marco de la pandemia y cuyo impacto ha transformado en profundidad la organización del trabajo.

Según lo publicado por EFECOM, la ley del teletrabajo fue aprobada el 22 de septiembre de 2020, tras un proceso de negociación entre el Ministerio de Trabajo, representantes empresariales y sindicatos, entrando en vigor el 13 de octubre de ese año. Su aprobación respondió a la necesidad de regular una modalidad laboral que, hasta ese momento, era minoritaria y solo se generalizó en España por las restricciones asociadas a la pandemia de COVID-19. En el momento más restrictivo, la cifra de ocupados trabajando a distancia superó el 16%, es decir, casi uno de cada seis empleados realizaba al menos la mitad de su jornada desde casa, un salto abrupto respecto al 4,8% registrado en 2019.

Tras la flexibilización de las medidas sanitarias y la progresiva vuelta a la presencialidad, las cifras de teletrabajo descendieron y se estabilizaron. EFECOM detalló que actualmente en España teletrabaja más de la mitad de los días alrededor del 7,5% de la población ocupada, mientras que otro 7,1% lo hace de manera ocasional bajo una cobertura legal específica. Los datos actuales indican la existencia de aproximadamente 3,2 millones de personas realizando trabajo a distancia al menos ocasionalmente. Este número revela que, del máximo de 1,91 millones de teletrabajadores establecidos durante el confinamiento, permanecen 1,55 millones, de acuerdo con estimaciones de Adecco, mientras que se han perdido unos 360.700 puestos que antes realizaban sus tareas bajo la modalidad remota.

La brecha entre España y el resto del continente sigue siendo significativa. Según recogió el informe de Adecco citado por EFECOM, el 14,4% de los trabajadores españoles teletrabaja, frente a la media europea del 24,1%. Al comparar con Holanda, el porcentaje español se sitúa 41,5 puntos por debajo. Estas cifras reflejan que, si bien el teletrabajo se estabilizó en el país, su implantación continúa por detrás de los principales referentes europeos.

La normativa que regula el teletrabajo en España establece que cualquier persona que desempeñe más del 30% de su jornada semanal fuera del centro de trabajo debe firmar un acuerdo con su empresa. La ley delimita que trabajar a distancia responde a un principio de voluntariedad y puede revertirse por acuerdo entre empresa y trabajador, explicaron desde EFECOM. En ese marco, recae sobre las empresas la responsabilidad de proporcionar equipos, medios y herramientas adecuados, así como de su mantenimiento.

Un aspecto que distingue a la regulación española es que, en lo concerniente a la compensación de gastos generados por el trabajo a distancia, la ley remite a lo que determine la negociación colectiva. Esto implica que no existe una obligación general para el empleador, sino que los detalles se acuerdan en el marco de los convenios o pactos colectivos, articulando la adaptación a las características de cada sector y empresa.

La adopción del teletrabajo genera distintas posiciones entre empresarios y trabajadores. EFECOM consignó que las principales resistencias persisten entre las grandes compañías, especialmente en lo relativo a mantener la cohesión de los equipos, la productividad y la atracción de talento. Según los informes de Infojobs mencionados por EFECOM, el debate actual no radica en aceptar o rechazar la modalidad remota, sino en la habilidad de ajustarla a los intereses cambiantes de las partes. Para el futuro, estos análisis identifican como reto principal encontrar un punto intermedio que permita asegurar flexibilidad y posibilidades de conciliación a los empleados al tiempo que se preservan los intereses organizativos y productivos de las empresas.

El modelo híbrido, que contempla jornadas repartidas entre el domicilio y la oficina, se instaló como la alternativa más habitual dentro del tejido empresarial español. Los expertos citados por EFECOM describen una evolución caracterizada por un aumento acelerado del teletrabajo durante la pandemia, un posterior descenso y una estabilización en niveles que, aunque inferiores al máximo histórico, superan ampliamente las cifras previas a la crisis sanitaria. Para el año 2025, Infojobs anticipa que la presencia del teletrabajo en España, si bien continuará limitada en comparación con otros países europeos, habrá alcanzado un grado de maduración suficiente como opción válida para una parte relevante del mercado laboral.

En este proceso de consolidación, patronales y representantes sindicales siguen discutiendo posibles ajustes a la ley, con el objetivo de adaptarla al contexto actual. Los análisis recogidos por EFECOM coinciden en que la adaptación del trabajo a distancia ya forma parte de la agenda tanto del mundo empresarial como social, y que el desafío se traslada a la forma concreta de compatibilizar los derechos de los trabajadores con las exigencias de las empresas en cuanto a organización, resultados y cultura corporativa.

El debate sobre el alcance y el futuro del teletrabajo en España se desarrolla mientras las cifras de trabajadores a distancia se estabilizan y el modelo híbrido gana terreno. Las regulaciones vigentes, la comparación con otros países europeos y la evolución del mercado de trabajo reflejan los cambios estructurales que el trabajo remoto impuso en el país, según EFECOM. La cuestión central para el mediano plazo parece centrarse en el diseño de fórmulas flexibles que respondan a las demandas de diferentes sectores y permitan avanzar en la convergencia con aquellos países europeos que lideran la transición hacia nuevas formas de organización laboral.