David Ramiro
Tokio, 19 sep (EFE).- Tres años después de su triunfo en Eugene (Estados Unidos), el portugués Pedro Pichardo volvió a proclamarse campeón del mundo con un salto de 17,91 metros en su último intento en el Estadio Olímpico de Tokio, dónde este vierns celebró el triunfo con la reivindicación de "¿Quién es el mejor?", en alusión al español, también de origen cubano como él, Jordan Díaz.
"No somos amigos, pero cuando nos vemos nos saludamos cordialmente y ya", dijo esta semana Jordan Díaz en Tokio justo antes de competir. Un día después, en la fase de clasificación, sufrió una lesión en el cuádriceps de su pierna derecha y dijo adiós.
La ausencia de Jordan Díaz no permitió volver a ver sobre el foso al español y al portugués como en los Juegos Olímpicos de París y el Europeo de Roma en junio de 2024, cuando comenzaron a saltar las chispas.
Pichardo, que quedó segundo en la capital italiana con 18,04 metros, vio como era superado por Jordan Díaz, que saltó 18,18, y tuvo que conformarse con la plata.
"¿Cómo sabemos que fueron realmente 18,18?. Nunca he necesitado utilizar sustancias prohibidas para ganar, nunca he cambiado para saltar más lejos, nunca he pegado a nadie, ni he utilizado "influencias" para ganar una competición. Me gustaría que la Federación Europea, World Athletics y los jueces responsables dieran una respuesta y aclaración lo antes posible sobre qué pasó con la regla de salto cuando el atleta de España hizo esa gran marca", declaró Pichardo tras el concurso.
"En una competición de este nivel no es normal hacer una gran marca con la regla electrónica apagada, el atleta salió del arenero celebrando sin darse cuenta de dónde había aterrizado porque la marca ya estaba apagada, pero parece que él ya sabía que me había adelantado incluso antes de la medición y sin que la regla electrónica estuviera encendida. Un minuto después de su gran salto se volvió a encender y casualmente yo fui el siguiente en saltar", subrayó el portugués.
La respuesta de Jordan Díaz, también en redes sociales, se produjo apenas una hora después con tres personajes de animación llorando.
En Tokio, Pichardo, que fue liderando todo el concurso hasta el quinto salto con 17,55 metros, vio desde el banco como el italiano Andrea Dallavalle, en su sexto intento, alcanzaba los 17,64. Eso solo le dejó una alternativa, la de arriesgar en busca de un mejor salto para conseguir el oro.
El portugués, de 32 años, lejos de ponerse nervioso, saltó hasta los 17,91 metros para ganar el oro. Tras comprobar su marca, se fue a la televisión y repitió en varias ocasiones: "¿What is the best?, ¿what is the best?". El destinatario estaba claro.
La medalla de bronce fue para el cubano Lázaro Martínez, que saltó 17,49 y pondrá el bronce en su vitrina junto al oro mundial de pista cubierta en Belgrado 2022. EFE
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