Ruth del Moral
Madrid, 19 jun (EFE).- El curso escolar finaliza esta semana en la mayoría de comunidades autónomas con temperaturas de hasta 40 grados, insoportables en algunos colegios donde su estructura es centenaria y no ayuda a paliar el calor en las aulas. Pero la mayoría de los centros sí son reformables.
Y es que las olas de calor han venido para quedarse y según la Aemet este mes de junio cerrará posiblemente como "uno de los tres con temperatura media más alta" en España desde al menos 1961.
Los sindicatos de la enseñanza pública y concertada urgen actuar y recuerdan que en España hay 28.710 centros escolares, 19.325 públicos y 9.382 concertados y privados.
Y aunque el Gobierno aprobó en 2022 un Plan de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos (Pirep) con una inversión total de 1.080 millones, de los que 480 millones fueron a las comunidades y a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y 600 millones a los ayuntamientos, la inversión se ha agotado.
CCOO, UGT, CSIF, ANPE y el sindicato FSIE (de la concertada) denuncian la falta de mantenimiento en edificios mal aislados y con infraestructuras que no soportan sistemas de refrigeración y de calefacción.
"El problema es que hay centros públicos que fueron construidos en la II República, son centenarios y no responden a la actual realidad climática. Solo puede haber actuaciones paliativas", señala a EFE el responsable del Gabinete de Estudios de Enseñanza UGT, José Luis Valero.
Sin embargo la mayoría de las construcciones se produjeron en los años 70 y 80, con la democracia, y pueden rehabilitarse y transformarse, explica a EFE la profesora de la escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, Carmen Guevara.
Guevara, que participa en investigaciones sobre edificios sostenibles y eficientes, apuesta por una arquitectura bioclimática, donde se puedan acometer medidas pasivas que mejoren las condiciones de confort en las aulas. Señala que la mayoría de los centros "son susceptibles de rehabilitación".
El dirigente de UGT pide a las administraciones que elaboren un Plan Global que analice centro a centro, para ver cuáles no están preparados y la inversión que requiere su adaptación: "un análisis exhaustivo haría valorar si es más rentable construir un nuevo centro o acometer reformas, porque las elevadas temperaturas son ya una realidad permanente".
La prioridad deberían ser los centros de Infantil, de 0 a 3 años, por ser el colectivo más vulnerable, seguido de Primaria y ciclos superiores, explica mientras incide en que las comunidades autónomas ponen en marcha sus protocolos, con salidas anticipadas de las aulas, pero "no garantizan la estancia del alumnado que no puede volver a casa por falta de conciliación laboral de sus familias".
Además no hay una ley que regule la temperatura a la que deben estar las aulas, y en este sentido recuerda la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que debería cumplirse en los centros escolares donde ejercen los docentes y el personal administrativo, para que no se ponga en riesgo su salud.
La profesora de la Escuela de Arquitectura de la UPM, Carmen Guevara, apuesta por una reforma centrada sobre todo en la sustitución de carpinterías, suelos y aislamientos térmicos, para "bloquear la entrada de radiación solar".
Mejorar la envolvente de los edificios y las cubiertas de las plantas superiores así como los cerramientos con rotura de puente térmico y doble acristalamiento o persianas de materiales especiales, es una actuación básica.
También la ventilación cruzada para evitar sistemas de aire acondicionado es crucial, señala tras lamentar que "muchos centros no pueden dejar las ventanas abiertas por la noche para ventilar".
Y si la construcción es nueva, la orientación del colegio debería ser la del Norte.
Otras actuaciones más sencillas son la colocación de elementos que mitiguen la radiación, como toldos.
En Valencia el colegio público de Gilet ha ubicado cubiertas vegetales para reducir la temperatura interior y Guevara va más allá: "convertir los patios en parques".
"En vez de superficies duras generar un microclima para que el entorno del colegio sea lo más fresco posible, al mismo tiempo que también sería más inclusivo ya que no se debe plantear el patio como recreo solo para jugar al fútbol", incide.
Y aunque el coste de transformar un colegio supera los 100.000 euros "un centro rehabilitado es una inversión que se amortiza enseguida", recalca.
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