La OCDE, contra el retorno de las cadenas de suministro pese a la dependencia de China

París, 2 jun (EFE).- La OCDE considera que repatriar cadenas de aprovisionamiento internacional, que aparece como uno de los grandes objetivos de la guerra comercial desatada por Donald Trump, no sólo daría lugar a menos actividad a escala mundial, sino que el sistema de producción sería más vulnerable a los choques y más inestable.

En un informe publicado este lunes en vísperas de su reunión ministerial anual, en la que el choque comercial provocado por la llegada de Trump a la Casa Blanca será protagonista, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) trata de hacer un alegato de su doctrina central, el liberalismo, a contracorriente de la posición de su principal país miembro.

En su análisis de las cadenas de aprovisionamiento, constata que la dependencia de China ha crecido enormemente en 25 años, pero insiste en que eso tiene un alcance limitado y, sobre todo, que el remedio no es el repliegue dentro de las propias fronteras, sino la búsqueda de una mayor diversificación en el mercado internacional.

Su principal conclusión es que "ciertas medidas para acercar las cadenas de valor del territorio nacional (relocalización) podrían demostrarse costosas y no asegurarían forzosamente una mayor estabilidad frente a los choques".

De hecho, advierte de que esa repatriación podría traducirse en una caída de más del 18 % de los intercambios mundiales y de un recorte de más del 5 % del producto interior bruto (PIB) mundial, con pérdidas que irían del 1,1 % al 12,2 % según el grado y la naturaleza de la integración de cada país en las cadenas de valor.

Afirma que, en más de la mitad de los casos estudiados, un régimen localizado ha supuesto "una disminución de la estabilidad del PIB" lo que a su juicio pone en evidencia que "la apertura y la diversificación geográfica" de las fuentes de suministro para la economía y para las exportaciones ofrecen "posibilidades importantes de adaptación" ante perturbaciones y choques.

Los autores del estudio admiten que acontecimientos de los últimos años -se puede pensar en la crisis de la covid, pero también en las restricciones a diferentes flujos comerciales tras la invasión rusa de Ucrania- han hecho que se tome conciencia de los riesgos por dependencia de la oferta internacional.

A ese respecto, señalan que un 70 % de las exportaciones mundiales están bien diversificadas y "sólo alrededor del 30 % de los productos" muestran niveles de concentración "elevados", es decir con al menos dos veces más de concentración de lo que es posible en el mercado global.

Entre finales de los años 1990 y comienzos de la actual década, la proporción de productos fuertemente concentrados ha aumentado de media un 50 % en las importaciones en todo el mundo, mientras que la subida ha sido ligeramente en las exportaciones.

Lo más notable de esas evoluciones es, por una parte, que esa concentración ha afectado sobre todo a los países de bajos ingresos y a las economías emergentes, pero tan apenas a los de la OCDE.

Pero sobre todo, que China explica de forma abrumadora esa tendencia ya que su cuota en las importaciones del resto del mundo ha pasado en los 25 años sometidos a escrutinio del 5 % al 30 %, mientras que las anteriores grandes potencias exportadoras que eran Estados Unidos, Alemania y Japón, han visto caer su peso en conjunto del 30 % al 15 %.

El gigante asiático es el principal socio comercial en el 30 % de los casos en los que se da un nivel de fuerte concentración de las importaciones para un producto, frente al 5 % a finales del pasado siglo. Esa dependencia de China, no obstante, es mucho menor en el caso de las exportaciones (del 6 %, frente al 2 % hace 25 años).

La dependencia de China es particularmente marcada para las otras grandes economías emergentes que son Brasil, India, Indonesia, Rusia y Sudáfrica, ya que para ellos a principios de los años 2020 suponía el principal socio comercial en el 60 % de los casos de importaciones excesivamente concentradas, comparadas con el 9 % a fines de los 90.

En los países de la OCDE, China pesaba un 22 % a comienzos de esta década en esos productos con una alta dependencia en las importaciones, cuando 25 años antes el porcentaje se limitaba al 5 %.

Dentro de la OCDE, las diferencias son también significativas entre Chile, México, Corea del Sur y Colombia, para los que más de 400 productos de los que importan tienen un origen excesivamente poco diversificado, mientras que en Polonia, España, Italia, Francia o Alemania no llegan a 150. EFE