Marco Pérez, pese a su esfuerzo, se choca con la dura realidad de Las Ventas

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Paco Aguado

Madrid, 30 may (EFE).- El novillero salmantino Marco Pérez, que se despedía hoy del escalafón menor lidiando seis novillos en solitario en Madrid, se chocó contra la dura realidad que impone la plaza de Las Ventas, sin lograr dar más que una vuelta al ruedo a la muerte del quinto como resumen estadístico de su improductivo esfuerzo.

El exigentísimo y, en principio, loable reto que se impuso el, hasta la fecha, cuidado y cantado "novillero prodigio" se antojó a la postre no solo innecesario, justo a seis días de que tome una lujosa alternativa en el anfiteatro romano de la ciudad francesa de Nimes, sino también demasiado grande, demostrándose aún la insuficiente preparación del adolescente para este tipo de compromisos.

Y no es que Marco Pérez regateara esfuerzos durante todo un festejo que se le puso pronto muy cuesta arriba, pero también quedó pronto clara su escasa capacidad resolutiva ante un sexteto de novillos que, para bien o para mal, tuvo distintas complicaciones ante las que no bastaba únicamente con la temprana habilidad que el de Salamanca demostró desde muy tierna edad ante vacas y erales.

Con esa parte siempre dura del público venteño midiéndole al nivel de la fama adquirida, el debutante mantuvo una buena actitud que, ni aun así, le granjeó lucimiento ni brillo, con bregas espesas, contados quites variados y una peculiar técnica muletera que no ayudó a que los novillos mejoraran su condición o desarrollaran la importante bravura que, por ejemplo, sacó el quinto.

Pérez hizo ya un esfuerzo ante el terciado primero del El Freixo, que se afligió y se paró enseguida, y después le faltó temple para llevar más toreado al segundo, un colorado de Fuente Ymbro al que, sesgado y muy encimado en los cites, casi secó sus buenas embestidas iniciales, siempre con un punto de tensión en su quehacer.

La tarde comenzó a empinársele de verdad con el tercero, el de menos juego de los de Fuente Ymbro, al que hizo un insulso quite por chicuelinas antes de que el utrero se defendiera frenándose y poniéndole en apuros. De ahí que el joven charro se fuera directamente a la puerta de chiqueros para saludar al cuarto, el segundo de la ganadería propiedad del Juli, que hace ya veintisiete años salió triunfante de otro compromiso similar.

Pero, tras la larga a portagayola, el de El Freixo comenzó a barbear tablas y a mostrar un desrazado comportamiento con el que, pese a continuar en el empeño -como en un galleo por tapatías al sacarlo del caballo, los contraindicados estatuarios de apertura de faena o el desesperado arrimón de final- Marco Pérez tampoco logró convencer más que para una insuficiente petición de oreja.

Fue el quinto, al que, como al sexto, también volvió a recibir a portagayola, el que le iba a poner en bandeja el rotundo triunfo que buscaba, pues, serio y fino de hechuras, el de Fuente Ymbro desplegó una extendida, entregada pero también exigente bravura en todos los tercios de la lidia.

Un buen quite por gaoneras, ahora sí, precedió a una espectacular apertura de faena -pases cambiados en los medios y adornos ligeros y con fibra- que calentaron los tendidos e hizo concebir unas esperanzas que, tanda a tanda de muletazos, fueron decayendo, a medida que, con su minúscula muleta, el novillero se veía incapaz de someter una bravura desbordante.

Tanto que fue así como llegaron dos aparatosas volteretas: crecido el de Fuente Ymbro, sabiéndose ganador del pulso, se echó a los lomos con espectacular facilidad el peso pluma del menudo torero, al que aún zarandeó duramente, pero sin que eso le arredrara para volver a intentar resolver un duelo que, por empatía del tendido, le hubiera valido algún trofeo de haber acertado con una espada que fue también otro de sus talones de Aquiles.

Ya con el desfondado sexto, con la tarde vencida y visiblemente agotado, Marco Pérez aun se alargó más de la cuenta para sacar a pulso los últimos muletazos de su opaco esfuerzo, ese que no le sirvió para dar el visto bueno de Las Ventas a esa alternativa en Nimes tras la que, dicen, ya tiene contratadas casi cuarenta corridas de toros este verano.

Tres novillos de Fuente Ymbro, con finas y serias hechuras y, salvo el aplomado segundo, de buen juego, especialmente el bravo quinto, y tres de El Freixo (1º, 4º y 6º), bastos de hechuras, escasos de defensas y descastados.

Marco Pérez, de grana y oro, como único espada: tres pinchazos y estocada desprendida (silencio); pinchazo, media estocada trasera tendida y estocada delantera desprendida (silencio); pinchazo, estocada y descabello (silencio); estocada tendida (ovación tras aviso y petición de oreja insuficiente); pinchazo, estocada corta y dos descabellos (vuelta al ruedo tras aviso); estocada trasera tendida y dos descabellos (silencio).

Entre las cuadrillas, destacó en la brega y con las banderillas Iván García, que saludó en el tercero.

Décimo noveno festejo de la Feria de San Isidro, con cartel de 'no hay billetes' en las taquillas (22.964 espectadores), en tarde calurosa y con rachas de viento.

EFE

pa/jlp

(foto)