Patricia Carro
Burgos, 29 may (EFE).- Con altas dosis de humor, algún que otro sacrilegio -respetuoso-, anécdotas e innumerables referencias bíblicas, y papales, el escritor Javier Cercas y el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, han reflexionado sobre la vida, y la muerte, el cristianismo, el poder la Iglesia y la herencia del papa Francisco, porque esto de la vida eterna es una enormidad solo propia de una religión de rebeldes.
"Lo de la vida eterna es tremendo. El cristianismo es una religión de rebeldes, contracultural", ha afirmado Cercas, ateo y anticlerical reconocido, que esta tarde ha presentado en un abarrotado Teatro Principal su último libro, 'El loco de Dios en el fin del mundo', en el acto inaugural de la 49 Feria del Libro.
Los libreros de Burgos han escogido un formato innovador, poniendo frente a frente al escritor de 'Soldados de Salamina' con un hombre de Dios, el arzobispo Iceta, doctor en Medicina y Cirugía, además de en Teología, para quien hay una sola dimensión porque "la razón, la ciencia y la fe no están reñidos".
Cercas, quien ha reconocido que esta ha sido la primera ocasión en la que ha podido conversar con un miembro de la Iglesia católica en España -solo lo ha hecho con italianos-, ha recordado que fue la fe de su madre, "seriamente creyente", la que ha guiado este libro, que define como una suerte de novela policíaca, porque gira en torno a un enigma por desvelar.
"Estamos ante el enigma de los enigmas, el de la cristiandad y nuestra civilización", que no es otro que la vida eterna y la resurrección de la carne, y la respuesta que le ofreció el papa Francisco en el viaje a Mongolia de 2023 que dio origen al libro fue "sorprendente", además de inevitable, ha admitido.
"Nosotros miramos la eternidad porque sino la vida sería tremendamente triste", ha apuntado Mario Iceta, aunque ha reconocido que "la eternidad empieza aquí", y que la vida es un don pero llena de vicisitudes, compuesta "de lo que recibes, y no puedes controlar, lo que eliges y donde te va llevando".
La conversación entre el ateo y el hombre de Dios, moderada por el 'agitador cultural' José María Yudego (la oveja negra, como él se ha definido), ha abordado el legado de Francisco, un papa que Cercas ha calificado de revolucionario, disruptivo y perturbador, poliédrico para el arzobispo.
Bergoglio no ha cambiado la doctrina de la Iglesia pero ha querido volver al cristianismo primitivo, al cristianismo de Cristo, ha aseverado el escritor, y "Cristo era un tipo peligroso, subversivo total, un revolucionario"; esa es la revolución que buscaba la Iglesia con el Concilio Vaticano II, según Cercas.
Mario Iceta le ha reconocido que "volver a la raíz es la gran tarea de la Iglesia", y requiere de un camino de conversión interior, que enlaza con la palabra que mejor define el pontificado de Francisco: misericordia, poner en el centro el amor, atender al pobre, aunque hay diferentes tipos de pobreza.
"Hay personas con bienes materiales pero con una enorme pobreza de misericordia", de perdón, de generosidad, de compañía, de familia, personal... "eso me parece una pobreza sangrante", ha indicado el arzobispo, quien ha recordado que el perdón es esencial en el cristianismo, y ha lamentado que falte en algunas culturas, y "sin perdón no se puede conseguir la paz".
En casi una hora y media de conversación, Cercas le ha planteado también a Iceta cuestiones como el problema que, a su juicio, tiene la Iglesia en comunicación, con un lenguaje "enorme, descomunal, pero viejo, oxidado, poco interesante, almibarado, y nada fresco ni atractivo", que además es críptico.
Y lo que él define como la paradoja de la Iglesia: pese a no tener un poder político real, el discurso religioso queda opacado por un discurso político, "un problema muy grave", que comparte Iceta, quien ha afirmado que la Iglesia no se identifica con ningún partido político: "no entramos en eso, la Iglesia tiene principios pero no soluciones técnicas", ha asegurado.EFE
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