Guillermo Benavides
Pekín, 22 may (EFECOM).- Xiaomi presenta nuevos productos estrella este jueves, como su segundo vehículo eléctrico, el todocaminos (SUV) YU7, pero la verdadera constante en cada lanzamiento no es solo el dispositivo, sino el rostro que lo sostiene: Lei Jun.
Fundador, estratega y comunicador incansable, el empresario chino se ha convertido en una figura clave del ecosistema tecnológico mundial. Y no solo por vender móviles.
Desde 2021, su apuesta es aún más ambiciosa: transformar Xiaomi en un gigante industrial integral, con los coches eléctricos como nueva frontera.
Nacido en 1969 en la ciudad de Xiantao, provincia de Hubei (centro), Lei Jun ya mostraba de niño una curiosidad inusual, que le llevaba a desmontar radios, televisores y cualquier objeto con tornillos.
A los 17 años ingresó en la Universidad de Wuhan, donde completó la carrera en apenas dos años con un expediente brillante, y antes de los 21 ya había ganado su primer millón de yuanes gracias al desarrollo de software.
En los años noventa, se unió a la empresa Kingsoft, donde en seis años ascendió a gerente general.
Allí lideró el desarrollo del antivirus Duba, relanzó el paquete de ofimática WPS y creó Kingsoft Game Master, una herramienta para modificar videojuegos que le valió fama nacional… y un sobrenombre: el “vendedor de trampas más célebre de China”.
En 2007, tras la salida a bolsa de la empresa, decidió renunciar. “No me quedaba nada… excepto dinero”, diría después, visiblemente agotado.
Los años siguientes los dedicó a invertir en nuevas empresas, construyendo una red de más de 500 startups tecnológicas —el llamado “sistema Lei Jun”— entre las que destacan iQiyi, Kuaishou, UCWeb o Nio.
Pero su mayor jugada llegaría en 2010, cuando decidió fundar Xiaomi desde cero porque, según él, no quería pasar la vida como inversor, sino volver al ruedo.
Xiaomi nació con una promesa simple pero poderosa: fabricar productos de calidad a precios justos.
El primer smartphone de la compañía se vendió a 1.999 yuanes (unos 309 dólares al cambio en 2011, 208 euros), una fracción de lo que costaban los modelos equivalentes.
“Nuestro margen en hardware nunca superará el 5 %”, prometió Lei Jun, y el lema caló.
Xiaomi se expandió rápidamente, primero en China, luego en India y el sudeste asiático, siempre con una combinación de tecnología, diseño y eficiencia.
Pero Lei Jun nunca quiso ser solo un vendedor de móviles. En paralelo, fue tejiendo un ecosistema de dispositivos conectados —desde pulseras y cámaras hasta 'scooters' y purificadores de aire— todos operando sobre la misma lógica: integración, simplicidad, accesibilidad.
El resultado fue una comunidad de usuarios fanáticos y una marca emocionalmente fuerte.
Parte de ese éxito se debe a su propio estilo comunicativo. Lei Jun ha publicado más de 18.000 veces en Weibo -equivalente a X, censurada en China-, interactúa directamente con fans y ha protagonizado momentos virales como su ya célebre “R U OK?” en un evento en la India.
Lejos de incomodarse con el meme, lo abrazó con naturalidad: “Si hace feliz a la gente, está bien”.
En 2021 anunció su siguiente gran salto con la entrada de Xiaomi en el sector de los vehículos eléctricos.
La decisión llegó tras 85 visitas a empresas y más de 200 entrevistas con expertos en solo 75 días.
“Estoy dispuesto a apostar toda mi reputación y logros de vida… para luchar por Xiaomi Auto”, declaró entonces.
La empresa prometió invertir 10.000 millones de dólares en una década, financiados íntegramente con capital propio.
El SU7, su primer coche, fue presentado en diciembre de 2023. Aunque su diseño fue comparado con modelos de Porsche y su precio generó cierta controversia, las ventas superaron expectativas.
En abril de 2024, Lei Jun entregó personalmente las primeras unidades, una muestra de implicación poco común para un director ejecutivo de su nivel.
En su primer año completo, el SU7 generó 32.800 millones de yuanes (4.540 millones de dólares o 4.149 millones de euros) y representó casi el 9 % de los ingresos totales de Xiaomi.
Pero no todo han sido éxitos. En marzo de 2025, un accidente fatal con uno de estos vehículos —operando en modo de asistencia a la conducción— desató una crisis reputacional.
Lei Jun reaccionó con rapidez, prometió transparencia, asumió responsabilidad institucional y lanzó una revisión integral del sistema de conducción autónoma.
“Debemos actuar como el líder industrial que somos”, afirmó.
A pesar de los reveses, Xiaomi cerró 2024 con ingresos récord: más de 365.000 millones de yuanes (unos 50.651 millones de dólares o 46.287 millones de euros) y un beneficio neto de 23.578 millones de yuanes (unos 3.262 millones de dólares o 2.983 millones de euros), el mejor de su historia.
La compañía ha comenzado a desarrollar sus propios chips, ha inaugurado fábricas inteligentes y sigue expandiendo su ecosistema.
Lei Jun, por su parte, duplicó su fortuna en un año y entró recientemente en el top 10 de millonarios chinos.
A los 55 años, su estilo ha cambiado, pero no su ambición. Ya no se presenta como el Steve Jobs chino, una etiqueta que siempre rechazó. Tampoco necesita hacerlo.
Hoy es Lei Jun, el fundador que desmontaba radios en Xiantao y que ahora diseña automóviles conectados al móvil, a la nube y, si todo sale como espera, al futuro. EFECOM
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