Paloma Almoguera
Bangkok, 21 may (EFECOM).- El Sudeste Asiático se consagra como uno de los destinos predilectos de las exportaciones de China en medio de la guerra comercial, con un repunte de más del 20 % interanual en abril, lo que podría dificultar las negociaciones de la región con EE.UU., que la acusa de ser punto de "transbordo" de productos chinos.
Casi dos meses después del "Día de la Liberación", cuando el 2 de abril el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció una batería de los llamados "aranceles recíprocos" contra decenas de países, su impacto comienza a reflejarse en los intercambios en el continente asiático, especialmente atacado por los dardos tarifarios.
Ese mismo mes las exportaciones de China, objetivo fundamental de la guerra de aranceles de Washington, a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) aumentaron el 20,8 % interanual, según cálculos desde los datos aduaneros chinos, con Vietnam y Malasia a la cabeza, seguidos de Indonesia y Tailandia.
En paralelo, los envíos de China a EE.UU. cayeron un 21 % interanual en abril, cuando Pekín aún se enfrentaba a aranceles del 145 % por parte de Washington, y la primera economía mundial a tasas del 125 % por parte de la segunda tras la escalada de tarifas.
Si bien las potencias redujeron hace una semana temporalmente sus gravámenes, al 30 % en el caso de EE.UU. a productos chinos y al 10 % en el de China a bienes estadounidenses, los aún elevados aranceles de Washington a Pekín y la incertidumbre y desconfianza llevan a analistas a considerar que la segunda economía mundial podría seguir apostando por nuevas rutas.
Esta posible tendencia vuelve a situar al Sudeste Asiático, el principal destino de las exportaciones chinas en 2024, en una compleja tesitura. La región negocia con EE.UU. unos elevados aranceles "recíprocos": Camboya recibió un 49 %, Vietnam un 46 %, Malasia un 24 %, Indonesia un 32 % y Tailandia un 36 %, entre otros.
La zona fue castigada en parte por ejercer de punto de transbordo de productos chinos desde la guerra arancelaria entre Washington y Pekín del primer mandato de Trump (2017-2021), con el traslado entonces a países como Vietnam o Camboya de fábricas y productos chinos para sortear las tarifas de EE.UU.
El actual Gobierno de Trump, que suspendió hasta julio los aranceles "recíprocos", exige a estos países que no hagan de intermediarios de productos chinos y que vigilen las certificaciones de origen a cambio de rebajarlos.
Unas demandas que expertos coinciden en que son difíciles de abordar, en parte por la complejidad de las cadenas de suministro, en medio de la expansión de fábricas y el aumento de inversiones en el Sudeste Asiático para evitar las tensiones entre las potencias.
"No se trata solo del transbordo de productos terminados. Si así fuera, países como Vietnam (con el mayor superávit comercial con Washington el pasado año tras China, la UE y México) podrían reforzar medidas para ganar concesiones (de EE.UU). Pero las exportaciones de Vietnam a EE.UU. son un reflejo de las inversiones globales y regionales en Vietnam", dice a EFE Trinh Nguyen, analista de países emergentes de Asia de Natixis.
Nguyen pone como ejemplo las exportaciones desde Vietnam de la coreana Samsung Electronics, "incluyendo productos de proveedores de China", dice, y añade. "Será muy difícil para Vietnam asegurar que no es un 'hub' de transbordo".
Otras empresas están directamente expandiéndose en la región, entre ellas chinas, y analistas prevén que la estrategia "China más uno" (por la que compañías diversifican su producción fuera de China, sobre todo en países del Sudeste Asiático, aunque mantengan allí parte) se intensificará en este segundo mandato de Trump.
Para la ASEAN es un momento delicado. Con China como su mayor socio comercial y EE.UU. un destino clave de sus exportaciones, busca el equilibrio para proteger sus envíos sin inundarse a su vez de productos baratos chinos que destruyan sus industrias.
La guerra comercial amenaza mientras con ralentizar su crecimiento. Tailandia rebajó esta semana un 1 % su meta de crecimiento para 2025, hasta una horquilla de entre el 1,3 y el 2,3 %, de forma similar a lo que hizo previamente la próspera Singapur, con su objetivo actual entre el 0 y el 2 %.
La incertidumbre por las negociaciones con Washington añade presiones. "Es muy improbable que 90 días sean suficientes para abordar todos los asuntos", dice a EFE Jayang Menon, del Instituto ISEAS Yushof Ishak de Singapur.
"La Administración de Trump ha hecho lo posible por convertirse en un socio comercial impredecible en el que no se puede confiar, lo que llevará a muchos países a buscar una fórmula comercial diversificada que reduzca el rol de EE.UU. como destino de las exportaciones", considera. EFECOM
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