José Luis Sorolla
Zaragoza, 19 may (EFE).- La celebración de la quinta edición de 'Zaragoza Florece', un evento para dotar de color y arte floral diferentes espacios de la ciudad, va a coincidir con el último partido oficial del Real Zaragoza en el vetusto estadio de La Romareda y con muchas cosas por dilucidar sobre el futuro de la propio equipo e incluso de la Sociedad Anónima Deportiva.
Las flores se usan para adornar tanto acontecimientos festivos como luctuosos y precisamente en esa ambivalente dualidad es en la que se mueve el equipo aragonés: adornar lo que es una despedida y un hasta pronto del que ha sido su estadio desde 1957 su estadio y celebrarlo con la permanencia en el fútbol profesional o esperar una semana más para conocer definitivamente su futuro en el fútbol español.
El equipo aragonés se ha ido marchitando poco a poco en sus doce temporadas consecutivas en Segunda división y en estas dos semanas conocerá si firma el más potente y sonoro de sus fracasos o en la temporada 2025-2026 vuelve a tener su decimotercera oportunidad de volver a intentar regresar a la élite futbolística.
La derrota ante el Real Oviedo ha dejado al conjunto blanquillo con cuatro puntos de ventaja sobre su más directo rival, el Eldense, por lo que todavía tiene pendiente ratificar de forma definitiva su permanencia en la Liga Hypermotion.
Afortunadamente para los intereses maños, el Eldense no pasó este domingo del empate ante un Castellón que lo dejó sin dos puntos más en la recta final del encuentro al lograr el tanto de la igualada el yanqui Nick Markanich para los de La Plana.
Con seis puntos por disputar, el conjunto que ahora entrena Gabi Fernández, tras el paso por el banquillo esta temporada de Víctor Fernández, interinamente David Navarro un partido, y Miguel Ángel Ramírez, depende única y exclusivamente de él mismo. Con una victoria ante Deportivo o Castellón, sus dos últimos rivales en la penúltima y última jornada, zanjará la cuestión.
A partir de ahí, y siempre que el Eldense sume como mínimo 4 ó 6 puntos en sus partidos contra el Racing y el Huesca, dos equipos implicados en la lucha por jugar la fase de ascenso, los maños deberán sumar un punto más que los alicantinos por tener perdido el factor goles.
El peligro para los zaragocistas no solo radica en no acabar igualados con los alicantinos, sino que en el caso de producirse el único triple empate que matemáticamente puede darse con los alicantinos y el Sporting como implicados, los blanquillos también presentan el peor factor general.
El domingo a las 18:30 horas el equipo aragonés no solo estará despidiéndose para siempre del que ha sido su estadio los últimos 68 años, sino que también tendrá oportunidad de finiquitar su penoso caminar por una temporada, una más, para olvidar en su periplo por la categoría de plata. Las flores que compre deberían ser para celebrar tanto el punto final a su estadio como para celebrar que conserva la categoría.
De hacerlo, podrá viajar a Castellón para disfrutar de la Costa del Azahar en su último partido contra los albinegros, eso si, tratando de dejar un buen sabor de boca tras haber tragado mucho amargo. En caso contrario las plantas estarían ya marchitas y debería volver a hacerse con otras frescas que servirían o para celebrar la permanencia o para las exequias del equipo hacia el exterior del fútbol profesional. EFE