Alfredo Valenzuela
Sevilla, 18 may (EFE).- "Leía la historia de 'La Mano Negra' y me parecía de ficción", ha dicho el guionista de cine y de televisión Daniel Corpas (malagueño nacido en Copenhage en 1976) de la documentación para su primera novela, 'La Mano Negra' (Istoria), sobre el grupo de jornaleros anarcoides que aterrorizó los campos andaluces a finales del XIX.
"Fue una episodio de histeria colectiva inducida por los medios más conservadores, sobre todo desde Madrid, que atrajo incluso la atención de la prensa extranjera" y que se zanjó el día 14 de junio de 1884 con la ejecución a garrote vil de siete jornaleros en la Plaza del Mercado de Jerez de la Frontera (Cádiz), según el autor, quien asegura que el proceso judicial estuvo plagado de irregularidades y de "injusticia".
"Llegó un momento en el que cualquier delito común, cualquier degollina de ganado, cualquier robo o cualquier incendio era atribuido automáticamente a la Mano Negra" que, al menos en teoría, era un grupo terrorista dedicado a la quema de cultivos y el asesinato de terratenientes, según ha explicado el autor.
No obstante, los cuatro crímenes sangrientos que se le atribuyeron -"muy distintos entre sí"- entre el verano de 1882 y junio de 1884 fueron la muerte de un ventero, de un mozo de cuadra y de un matrimonio que regentaba un ventorrillo, perfiles muy alejados del ideario reflejado en 'Los Estatutos de la Mano Negra', documento que pesó en la condena a muerte de los siete ejecutados por pertenencia a la organización.
También se les acusó de la muerte del jornalero Bartolomé Gago, alias 'El Blanco de Benaocaz', en diciembre de 1882, otro cargo que pesó en una ejecución que, según Daniel Corpas, sirvió más que para impartir justicia como "aviso a navegantes para movimientos asociativos de jornaleros".
Aquellas incipientes asociaciones de jornaleros reclamaban derechos que ya habían sido conquistados en otros países europeos, como el fin del trabajo a destajo y que no se pactaran los sueldos después de realizados los trabajos, unas demandas que además se planteaban en periodo de hambruna por una prolongada sequía.
'La Mano Negra', que es una novela de intriga, trata "no del quién, sino del cómo y el porqué", según Corpas, quien lleva dos décadas firmando guiones de series como 'El ministerio del tiempo', 'Malaka', 'Mano de hierro' y 'Cuando nadie nos ve', y quien dice haber provechado los muchos claroscuros del caso para construir su ficción.
La "injusticia" que puso fin a La Mano Negra se prolongó hasta 1900, cuando hubo encarcelamientos que se achacaron a la actividad del grupo, y hasta una campaña en la prensa internacional por la liberación de algunos de los acusados, que fueron ingresados en los penales más distantes a la Península, desde La Gomera hasta las mismas Filipinas.
Las arbitrariedades del proceso judicial, según Corpas, pudieron pesar también en el manto de olvido que cayó sobre la Mano Negra ya que, después de alterar la paz durante casi dos décadas a finales del XIX, no fue hasta la década de los setenta del siglo pasado cuando dos investigadoras -curiosamente, las dos hispanoamericanas- la puertorriqueña Iris Zavala y la argentina Clara Elida, en paralelo y sin conocerse, dan con 'Los Estatutos de la Mano Negra'.
Se trata de un documento fundacional del supuesto grupo anarquista y terrorista que, según cuenta Corpas, fue hallado en la época en la casa de otro supuesto federalista y fue aportado como prueba en el proceso judicial, aunque no era original sino una copia a la que las sentencias condenatorias otorgaron grado de autenticidad. EFE
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