Madrid, 18 may (EFE).- Una investigación que combina filosofía y ecología plantea una nueva manera de afrontar los cambios medioambientales: aceptar que algunos ecosistemas no podrán recuperar su estado anterior, por lo que es necesario entender sus transformaciones como oportunidades para crear nuevas formas de equilibrio y adaptación.
Así lo explica en una entrevista con EFE uno de los impulsores de este estudio, el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) David G. Angeler, quien reivindica el papel de la filosofía como una herramienta ancestral para comprender el mundo.
A pesar de los avances del conocimiento científico, “aún hay aspectos del cambio climático que no logramos explicar ni controlar”, expresa Angeler, y es ahí donde la filosofía puede aportar respuestas a problemas más amplios y complejos.
La restauración ecológica tradicional, afirma, clasifica los ecosistemas en degradados o no degradados, y frente a su desequilibrio busca recuperar un estado anterior, considerado como más favorable.
Sin embargo, “las líneas base ecológicas que había hace 100 años ya no existen” y, pese a los esfuerzos de gestión e inversión, “nunca se va a llegar a un ecosistema como el de antaño” porque "el pasado ya no se puede recuperar, de igual forma que tampoco podemos volver a tener dinosaurios”.
Inspirado por la filosofía de Hegel, Angeler propone un enfoque en el que los ecosistemas sean vistos como "un todo integrado" en el que los cambios naturales no sean vistos como fallos que hay que revertir, sino como la oportunidad de desarrollar nuevas formas de convivir con la Naturaleza.
Por ello, llama a "navegar" los problemas ambientales teniendo en cuenta las "cicatrices" de los ecosistemas para crear una nueva realidad.
Un ejemplo de su punto de vista son las Tablas de Daimiel, emblemático humedal situado en Ciudad Real, que fue percibido hasta aproximadamente mediados del siglo pasado como un ecosistema no degradado, con una notable biodiversidad y un funcionamiento hidrológico estable.
Sin embargo, la sobreexplotación de recursos hídricos y la presión humana alteraron profundamente su dinámica y hoy “el sistema opera de forma errática, ha perdido parte de su biodiversidad y sufre una creciente invasión de especies exóticas”.
Aunque no es posible revertir completamente el daño, indica el investigador, sí se puede fomentar "nuevas configuraciones funcionales": ejemplos de ello son el aprovechamiento de bancos de semillas latentes en el suelo para germinar nuevas plantas o la recuperación de usos tradicionales, como la recolección de carrizos para la fabricación de cestas, integrando así la recuperación ambiental en una gestión socioecológica del espacio más amplia.
En este sentido, menciona proyectos como el Gasometer de Viena, donde cuatro antiguos depósitos de gas del siglo XIX se han transformado en un complejo residencial y comercial con estructuras ecoeficientes.
Esta idea también se ve reflejada en casos de lagos someros, como el que se ubica en As Pontes (La Coruña) en donde antes hubo una mina a cielo abierto que extraía carbón y hoy existe un gran lago artificial rodeado de bosques y hábitats restaurados, hogar de cientos de especies de flora y fauna.
Angeler resalta el potencial de la investigación, una aproximación teórica al problema, para servir de base a la creación de nuevas políticas ambientales más complejas y que tengan en cuenta "la incertidumbre inherente a los ecosistemas".
Los desafíos ecológicos actuales, precisa, deberían afrontarse a partir de un enfoque transdisciplinar, que integre desde la física hasta la espiritualidad, para desarrollar estrategias innovadoras, pues “ningún campo por sí solo” puede resolverlos e incluso "los conceptos abstrusos pueden crear una semilla” a la hora de imaginar un sistema más sostenible en el futuro.
Por eso, frente a la visión individualista propia del héroe de Hollywood, Angeler propone recuperar la noción de héroes de las tragedias griegas, que “navegaron” los desafíos, conscientes de sus complejidades y sus propias debilidades, como una nueva manera de enfrentarse a los cambios. EFE