Juan González
Gijón, 17 may (EFE).- La escritora Pilar Sánchez Vicente ha reconstruido en su última novela la dura y azarosa vida de Regina García López, una artista mutilada conocida como 'La asturianita, que no tiene brazos ni los necesita' que ganó fama internacional a principios del siglo XX con un espectáculo de variedades en el que demostró su férrea voluntad de superar la adversidad.
Tras haber ganado el Premio Nuevas Narrativas Históricas 2025 de la Editorial Edhasa por 'El cantar del Norte', Sánchez Vicente ha publicado en Orpheus Ediciones Clandestinas 'La asturianita', con prólogo del músico asturiano Rodrigo Cuevas, que impulsó el proyecto en su afán de “hacer justicia” con una “heroína” casi desconocida.
Nacida en 1898 en la aldea de Valtravieso, Asturias, Regina García López 'Regi' perdió sus brazos en un accidente en la serrería de su padre cuando tenía 9 años, pero llegó a ser una artista consagrada por su habilidad para pintar, escribir, tocar instrumentos, conducir un coche o incluso disparar una escopeta con los pies.
Se casó, tuvo tres hijos, alternó con la realeza española de la época, fue recibida en la Casa Blanca por el presidente Franklin D. Roosevelt, la empresa Ford le regaló uno de sus coches para que anunciara su espectáculo por las calles de Nueva York, fue encarcelada en Madrid donde coincidió con las Trece Rosas y murió a los 43 años con la salud deteriorada por el tifus.
La historia de esta mujer “fascinante” obsesionó a Rodrigo Cuevas, que le propuso a Pilar Sánchez Vicente (Gijón, 1961) hacer “algo con ella como un acto de justicia” con una persona “admirable” por su tenacidad y sacrificio para mantener intacta su independencia y dignidad.
Lo que en un principio iba a ser un guion para una película terminó siendo una novela producto de tres años de investigación en la que se recuperaron documentos como diarios y cartas, además de parte de su vestuario y un cuaderno con tapas de cuero con el sello de la Casa Real en el que 'La asturianita' dejó constancia de sus primeros pasos por el espectáculo.
Segunda de ocho hermanos de una familia de campesinos pobres del concejo de Valdés, Regina García López descubrió que podía llegar a valerse por si misma al ver al mono de un titiritero pelar una naranja con los pies y en ese momento se dijo a sí misma: “Si ese animal puede hacerlo, yo también”.
Aunque la vida de 'La asturianita' está contada en dos biografías, esta novela es la que “más se aproxima a la realidad” porque se han comprobado la mayor parte de los acontecimientos con documentación y sólo se han dejado a la ficción “algunos flecos”, ha explicado la autora en una entrevista con EFE.
Sánchez Vicente ha considerado la vida de la artista como “el ejemplo más elevado de superación personal” y también de “superdotación” por su capacidad para aprender nuevas cosas, y ha destacado la labor que realizó a favor de los mutilados, que eran muchos en todo el mundo tras la guerra.
La autora ha destacado que "si en vez de la asturianita fuera el asturianito, seguro que ya tendría una calle o un monumento en Luarca", una ciudad a la que le financió la construcción de una carretera, una escuela y una biblioteca, cuando el alcalde era Luis Ochoa, hermano de Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina en 1959.
La novela, ilustrada con fotografías de la artista del archivo del Museo del Pueblo de Asturias, narra la vida de la artista en formato de memorias escritas en primera persona y la contrapone a la de “otra Regina”, apellidada García García, contemporánea de 'La asturianita', que se cuenta en tercera persona.
Las historias de ambas se entrecruzan como en un juego de espejos en un contrapunto en el que una no tuvo nada y luchó hasta límites extremos y la otra, hija de una familia adinerada, lo tuvo todo fácil.
Educada en una familia de falangistas, Regina García García 'Gina' fue propagandista del PSOE en los convulsos años de principios del siglo XX y llegó a compartir con 'La asturianita' la enfermería de la prisión de Ventas donde habían sido recluidas acusadas de espionaje.
'La asturianita' fue encarcelada dos veces, la primera en 1937 acusada de espiar para el bando franquista y la segunda a pocos meses de finalizar la guerra civil, en 1939, cuando fue detenida en un cine al no levantar el brazo para saludar la imagen del general Francisco Franco proyectada en la pantalla. EFE
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