Madrid, 17 may (EFE).- La deforestación aumenta en varios puntos del planeta, pero no en España ni en la Europa mediterránea, han explicado a EFE varios especialistas en gestión forestal, que advierten no obstante de la creciente amenaza de los incendios forestales en masas arbóreas cada vez más grandes y menos cuidadas.
El último Inventario Forestal Nacional elaborado por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) certifica que la superficie forestal de España ocupa en este momento más de 26 millones de hectáreas, una cifra elevada teniendo en cuenta que el país posee en torno a 50 millones de hectáreas y que rompe con la imagen de un país árido que suele proyectarse públicamente.
"La deforestación aumenta en el Amazonas pero no aquí", confirma el profesor de Ingeniería Forestal de la Universidad de Lérida, Víctor Resco, "donde cada vez tenemos más bosques, aunque están más abandonados" y, de hecho, la biomasa arbórea actual, que cuenta con más de 680 millones de metros cúbicos, es “mucho mayor” que la que había hace tres decenios.
Una de las causas de este incremento es el aumento de zonas protegidas en los últimos años, incluyendo las de la red ecológica Natura 2000, con más de once millones y medio de hectáreas de superficie forestal en conjunto, según datos del MITECO.
Estas áreas, observa Resco, "ilustran bien el problema derivado de la acumulación de vegetación no gestionada en los bosques": el 47 % de la superficie quemada en España se ubica precisamente en espacios protegidos, aunque éstos ocupan sólo el 40 % del área forestal total.
La escasa ocupación humana en el medio rural es, en este sentido, un factor determinante, como señala el jefe del Grupo de Actuaciones Forestales (GRAF) de la Generalitat de Cataluña, Marc Castellnou, quien confirma que "hemos abandonado el monte y, como consecuencia, tenemos una gran extensión forestal no gestionada, continua y muy densa".
Esa densidad hace que, cuando se produce una ignición, las llamas tengan una gran cantidad de combustible a su disposición, mientras que la continuidad facilita que el fuego pueda adquirir suficiente inercia para convertirse en un incendio extremo.
Cuando a estas condiciones se suman los efectos del cambio climático, "que aumenta la evapotranspiración y reduce la humedad de la vegetación", añade Castellnou, los incendios son “mucho más extremos”.
La mayoría de los incendios forestales -hasta un 90 % según distintos estudios- son provocados por el ser humano, aunque Resco apunta que ese porcentaje se está reduciendo, si bien los incendios son más grandes y arden con mayor intensidad por lo que considera necesario "dejar de preguntar por el inicio del fuego y empezar a hablar de los factores estructurales" que lo facilitan y potencian, empezando por la cantidad y el estado de la vegetación.
Otro factor relevante, en palabras de Marcelino Núñez, delegado en Extremadura de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y experto en incendios forestales, es "el cambio climático, responsable de olas de calor cada vez más largas e intensas” y de la “intensificación de las estaciones secas y cálidas”.
Núñez también destaca la importancia creciente de las interfaces urbano-forestales, “las zonas en las que las áreas urbanas colindan con espacios forestales”, donde los incendios son “cada año más frecuentes”.
Ante esta situación, los expertos consultados por EFE recomiendan aplicar medidas preventivas de gestión, como la reintroducción de herbívoros que reduzcan el pasto, el fomento de usos económicos sostenibles -que atraigan población al mundo rural-, los fuegos controlados o las talas de ejemplares para reducir su densidad.
Además, apuntan la necesidad de diversificar los espacios naturales mediante “mosaicos forestales”: la creación de paisajes caracterizados por la combinación de distintos tipos de vegetación y usos del suelo, que limitan la intensidad que puede alcanzar el fuego y facilitan su extinción.
“Necesitamos tener bosques viejos, jóvenes, adolescentes, en regeneración..., necesitamos herbívoros, necesitamos toda esa diversidad porque no sabemos la combinación que nos va a permitir resistir la situación actual”, resume Castellnou. EFE