Titirimundi celebra en Segovia 40 años con cuatrocientas funciones del 13 al 18 de mayo

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Segovia, 12 may (EFE).- Más de un centenar de ojos, tantos como arcos sostiene el acueducto de Segovia en la plaza del Azoguejo, son los milenarios y privilegiados espectadores de una nueva edición de Titirimundi (del 13 al 18 de mayo), que en la ciudad romana volverá a sostener el mundo en el hilo y varillas de sus muñecos y marionetas.

El acueducto romano, el antiguo zoco árabe y la plaza medieval de San Martín son los tres motivos que ilustran este año el cartel de un Titirimundi que cumple 40 años desde su creación en 1985, con cuatrocientas funciones en cartera para entretener, reflexionar y ampliar perspectivas.

Amonestar y criticar al poder, defender a los más necesitados y entretener con historias que levantan vidas son algunas de las premisas del teatro de hilos: arte, espectáculo y calle que un año más se dará cita en Segovia a través del festival de referencia en España, con una treintena de compañías de doce países.

España, con once propuestas donde figuran Minusmal ('Nil'), Irú Teatro ('El show de Tit') y Tanxarina Títeres ('Trogloditas'), junto a Francia, con siete compañías, serán un año más el armazón de un festival que tendrá en Chile (Roma Monasterio y Teatro y Su Doble), Brasil (Mamulengo Presepada y Trukitek) y Uruguay (La Malette), la representación iberoamericana junto a Portugal (La Fontana).

Las plazas y calles de la vieja Segovia retornarán el medievo durante unos días para recibir a titiriteros de Europa e Iberoamérica, juglares del siglo XXI que mantienen la tradición oral, con espectáculos y pasacalles que ofrecerán en dieciocho espacios abiertos y en once teatros, hasta sumar 402 funciones.

La Plaza del Azoguejo, el viejo mercado o zoco de resonancia islámica, es el principal y simbólico escenario de Titirimundi 2025, junto al bimilenario acueducto como metáfora del largo viaje en el tiempo del teatro de hilos, documentado por Jenofonte en el 422 antes de Cristo y reconocible en jeroglíficas y tumbas del antiguo Egipto.

La memoria generacional, la herencia del pasado, las pasiones humanas, las exigencias de la sociedad, el culto a la naturaleza y a los valores son algunos de los mensajes que lanzarán estos creadores a través de la voz de objetos y muñecos, un ejercicio de teatro visual multiforme: desde títeres de hilo, mano y varilla, hasta los de sombra, mesa y peana.

Un anticipo de Titirimundi, con algunas compañías que recalarán en Segovia, ha comenzado esta semana con las extensiones previstas por la organización del Festival Internacional de Títeres en Barañaiz (Navarra), Redondela (Pontevedra), Madrid, Móstoles, Soto del Real y, ya en Castilla y León, en Candeleda (Ávila), Burgos, León, Palencia y Salamanca.

Titirimundi, que toma su nombre de 'Tulilimundi', una expresión documentada en el siglo XVi para denominar a los espectáculos nómadas con ingenios mecánicos y efectos ópticos, tendrá entre otros complementos una exposición con la colección de tíreres del artesano y titiritero Francisco Peralta.

Una colección de cerca de cuarenta muñecos conforman una galería de personajes reconocibles y procedentes de clásicos de la literatura, del romancero popular y de relatos infantiles. EFE