Nostalgia en las faenas de Ponce y Barrera en solidaridad con las víctimas de la dana

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Andrés Verdeguer

Valencia, 11 may (EFE).- La versión solidaria del toreo ha  permitido el reencuentro en València de varias generaciones y manifestaciones de la cultura popular taurina en beneficio por los afectados de la dana del pasado 29 de octubre.

Una buena corrida de Álvaro Núñez propició faenas de pura nostalgia de Enrique Ponce y Vicente Barrera o de un Román que firma la obra más rotunda de un festival que mereció otra fecha, otra hora y, sobre todo, más público.

La melancolía del último baile. Una Valencia taurina como rescatada de la memoria de 30 años atrás para rendir homenaje a las víctimas de la mayor tragedia que ha padecido la provincia de Valencia.

El reencuentro de Ponce y Barrera en un cartel; la trompeta de El Soro desde el ruedo dando solemnidad al minuto de silencio por las víctimas. La cita merecía otra fecha y, sobre todo, más público.

Seguramente no era el momento ni el día ni la hora para que el toreo mostrase su solidaridad en competencia con la devoción a la Virgen de los Desamparados ni con un Barça-Real Madrid, que seguramente motivó el cambio de hora de la tarde a la definitiva de las 12 del mediodía.

La plaza de toros de València desde sus mismos cimientos tiene un origen solidario para con la ciudadanía. De hecho, el inmueble se construyó para que el Hospital General de Valencia, propietaria del coso, pudiera atender a los más desfavorecidos.

Y 166 años después de su inauguración ese mismo motivo, pero esta vez entre la nostalgia y la melancolía de otro tiempo, como un cartel extraído del baúl de la memoria del coso de calle Xàtiva: Enrique Ponce y Vicente Barrera como en los 90, junto a un nuevo Manzanares, Román o Simón Andreu como nuevas generaciones, pero ante solo un tercio del aforo cubierto y que explicaba eso, que no era el momento ni el día ni la hora.

Y seguramente tampoco los precios. Un tercio puede que sea la entrada más floja que ha visto Enrique Ponce en esta plaza desde sus debut de novillero. Pero aun así, toda ayuda es poca para la tragedia de la dana.

El toro primero, porque se lidiaron toros de Álvaro Núñez, que así se presentaba en València con su nuevo proyecto ganadero, se llamaba Encumbrado y fue para Enrique Ponce, que hacía sólo siete meses se había despedido vestido de luces de su Valencia.

Una joya el toro por trapío, ritmo y temple. Desde que se abrió con el capote Enrique Ponce lo disfrutó en el saludo por verónicas y en un quite por chicuelinas. Para la faena de muleta no hubo apenas prolegómenos y pronto, entre las rayas de picar, se puso a paladear las magníficas embestidas del pitón derecho, que eso sí requerían de su temple y distancias adecuadas.

Al toro le faltó una pizca de poder para ser mejor todavía. Enrique Ponce abrochó la faena toreando por abajo con sus clásicas poncinas y con una buena estocada.

En las cuentas de Vicente Barrera seguramente no entraba volver a torear en la plaza que lo encumbró hace tres décadas, y más tras su paso por la política, donde llegó a ser conseller de Cultura. Pero atendió a la llamada solidaria y su toreo recordó al de entonces. Tan personal, tan mayestático, para volver a cuajar una faena que fue pura nostalgia.

Desde el enfibrado recibo de Vicente Barrera por verónicas y revolera de remate al novillo Perdicero, de pelo castaño y cómodo de pitones, que embistió con entrega y que incluso derribó al caballo de picar en la primera de las dos varas que recibió, hasta una faena de muleta que fue derroche de temple.

Sobre todo por la mano diestra, muy reunido y vertical, por abajo, como a cámara lenta. Y en el remate, los alardes, las roblesinas y las manoletinas, para dar paso a una fulminante estocada y serle concedida una oreja con petición de la segunda.

Una pintura fue el toro tercero, Tobillito, de excelentes hechuras y cinco años cumplidos. De hecho, como confirmó el ganadero Álvaro Núñez, parte de los toros de este festival habían estado reseñados para una corrida en Pozoblanco.

De buena clase y mejor tranco, aunque algo manso y distraído, al toro le faltaron fuerzas. Josemari Manzanares le dio distancia y lo confió con temple, con muletazos a ralentí y lo asó de una gran estocada.

Román recibió de rodillas con una larga y por verónicas a su toro, un guapo colorado, suelto de carnes, que atendía por Cambembo. Vistoso por tapatías galleó para llevarlo al caballo. Las intenciones de Román y la clase del toro congeniaron de primeras y dieron paso a la mejor y más rotunda faena de la mañana. La distancia, el temple, la firmeza, el mando, el poder y la entrega de toro y torero.

De nuevo de rodillas en el inicio de la faena de muleta. Pronto en redondo, luego en los mismos medios, dejando lucir la embestida y su buen tranco. Cumbre al natural Román. Ideal el ritmo y la clase del toro de Álvaro Cuvillo. El epílogo de rodillas otra vez, con un Román desatado y pleno de confianza. Sólo un pinchazo emborronó la faena antes de una estocada, que dio paso al premio de la oreja con fuerte petición de la segunda.

Los dos primeros tercios del quinto estuvieron amenizados por la mascletà por la fiesta de la Virgen de los Desamparados. Más competencia para justificar el solamente un tercio de los tendidos. Era un utrero para el novillero Simón Andreu, natural de Chiva, el pueblo primero en sufrir la violencia desbordada del barranco del Poyo aquel 29 de octubre.

El novillo tuvo temperamento y Simón Andreu dio la cara para mostrarse resolutivo ante una embestida dominante y que en terrenos pegados a tablas le propinó una voltereta sin consecuencias. Al final Simón Andreu dio una vuelta al ruedo tras atragantarse en el uso del descabello.

En sexto lugar se lidió un reservón toro de Adolfo Martín para recortes, para la tauromaquia popular también tuviera cabida en la cita. Los actuantes fueron Noel Ribera, de Museros, Roberto Alegre, de Puçol, Javier Hernándiz, de Montroy, y José Pascual, de Silla. Intercalaron quiebros y recortes, pero sobre todo destacaron los saltos de Hernandez.

Con este festival se acaba la temporada taurina 2025 en la plaza de toros de València, que suspende su feria de julio, por las obras y cambio en la iluminación de la plaza.

FICHA DEL FESTEJO:

Tres toros y dos novillos (segundo y quinto) de Álvaro Núñez para la lidia ordinaria, y uno, el sexto, de Adolfo Martín, para recortes.

Enrique Ponce: estocada (una oreja).

Vicente Barrera: estocada (oreja)

José María Manzanares: estocada (oreja)

Román: pinchazo y estocada (una oreja)

Simón Andreu: pinchazo y cinco descabellos tras aviso (vuelta al ruedo).

Al finalizar el paseillo se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la dana y en sexto lugar se lidió un toro de Adolfo Martín para los recortadores Noel Ribera, de Museros, Roberto Alegre, de Puçol, Javier Hernándiz, de Montroy, y José Pascual, de Silla.

Festival taurino celebrado en la plaza de toros de Valencia este 11 de mayo de 2025 a favor de los damnificados por la dana del pasado 29 de octubre. Un tercio de aforo (unos 3.000 espectadores). EFE

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