Antonio Broto
Ginebra/Pekín, 9 may (EFECOM).- Las delegaciones de EE. UU. y China se dan cita este fin de semana en Suiza en el primer encuentro de alto nivel entre ambas potencias desde el inicio de la actual guerra arancelaria, en unas reuniones rodeadas de secretismo e incertidumbre ante los posibles resultados.
Ni la delegación estadounidense, encabezada por el secretario del Tesoro Scott Bessent, ni la china, liderada por el vice primer ministro He Linfeng, han confirmado el lugar de las reuniones, que incluso podría trasladarse a última hora desde Ginebra a la vecina Lausana, ya que las calles de la primera estarán cortadas debido a la celebración de una maratón.
Tampoco se conocen las expectativas de ambas partes, ya que en Washington el propio Bessent aseguraba que el encuentro sería una mera toma de contacto, mientras que el presidente Donald Trump aumentaba las expectativas y prometía sacar "algo sustancial" del encuentro.
En China, los portavoces oficiales no han hablado de expectativas pero sí han subrayado que en las negociaciones no se cederá a "chantajes" y que Pekín espera "sinceridad" de sus interlocutores estadounidenses.
EE.UU. y China llegan a Suiza después de progresivas subidas arancelarias, primero por parte del Gobierno de Trump y que el régimen de Xi Jinping ha ido respondiendo de forma constante.
Actualmente Estados Unidos aplica a las importaciones procedentes de China unos gravámenes del 145 %, una situación que incluso en Washington se reconoce que es insostenible en el tiempo.
Por su parte, el gigante asiático ha subido los aranceles a las importaciones estadounidenses hasta el 125 %, sin intención de nuevos aumentos, ya que Pekín considera que esas tasas son suficientes para evitar la entrada de cualquier producto de la potencia norteamericana.
La agencia Bloomberg, citando fuentes propias, apunta a que en las negociaciones Trump podría acceder a rebajar sus aranceles al 60 %, y que Pekín haría lo propio como gesto de buena voluntad.
Aunque muchas de las subidas de EE. UU. a China se justificaron como una represalia por los insuficientes esfuerzos de Pekín para frenar la entrada de fentanilo a Estados Unidos, en la discusión también pesa el déficit comercial que la economía norteamericana tiene frente a la asiática.
Este déficit fue en 2024 de 582.400 millones de dólares en el comercio de bienes y de 295.400 millones de dólares en el de servicios, según cifras de la Oficina del Representante Comercial estadounidense.
China, según los analistas, tiene bazas importantes en las negociaciones, como su dominio del comercio de tierras raras (EE. UU. compró al país asiático un 70 % de estas materias primas vitales para industrias como la tecnológica o la militar) o el hecho de que sea el segundo mayor poseedor de bonos del Tesoro estadounidense. EFECOM