Rafael Botí, el pintor que forjó el imaginario de los patios de Viana con sus cuadros

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Álvaro Vega

Córdoba, 26 abr (EFE).- Rafael Botí fue el pintor que forjó el imaginario de los patios del Palacio de Viana en Córdoba, ya que fue "el primero que lo hizo objeto de su pintura" y los recogió en una obra visual.

El historiador de arte David Ledesma (Córdoba, 1975) ha destacado en una entrevista con EFE que Botí (Córdoba, 1900-Madrid, 1995) "fue prácticamente pionero en detectar los valores estéticos de los patios" de Viana, cuya primera construcción data del siglo XV.

Y fue así porque en 1924, cuando aún no había ninguna imagen de los patios del edificio, pintó el de los Naranjos, que "es la primera aparición del Palacio de Viana en una obra de arte", un óleo sobre lienzo de 41 por 23 centímetros.

Ledesma, miembro del grupo trabajo Aldaba -surgido para catalogar las alrededor de 3.000 piezas artísticas que atesora el Viana-, lo ha concluido tras el estudio de un óleo sobre lienzo, 'Fuente de la Madama' (1982), de 56 por 65 centímetros, que pertenece a la Fundación Cajasur, al igual que el palacio.

A esta llegó desde la colección de la Caja Provincial de Ahorros de Córdoba, anterior propietaria del inmueble, por donación del propio pintor en agradecimiento a una exposición antológica que organizó en 1990. Esta entidad fue absorbida por Cajasur en 1995.

Botí había pintado este patio anteriormente, en 1961. Es otro óleo sobre lienzo de 38 por 46, que 'La Córdoba de Rafael Botí', editado en 2022 por Rafael Botí Torres, el hijo del pintor, sitúa en una colección privada de Madrid.

"Me propuse contextualizar 'Fuente de la Madama', además de en lo artístico propio de Rafael Botí, en el de las representaciones gráficas y artísticas del Palacio de Viana a lo largo de la historia”, ha subrayado.

Del primer cuadro de un patio de Viana, el de 1924, solo hay imágenes en blanco y negro en algún catálogo, como 'La Córdoba de Rafael Botí', que lo ubica en una colección privada de Granada.

Se desconoce cómo llegó el joven Botí -del que en 2025 se celebra el 125 aniversario de su nacimiento y el 30 de su muerte- a tener acceso al inmueble, entonces en manos del segundo marqués de Viana, José de Saavedra y Salamanca.

Ledesma ha reconocido que no sabe cómo llega en los años 20 al Palacio de Viana porque, además en esa fecha, ni siquiera era visitable salvo para invitados de la casa nobiliaria, como Alfonso XIII.

El investigador ha puesto en valor que el marqués "era consciente de que los patios de Viana serían un atractivo para los visitantes de la ciudad y con el tiempo un referente identitario de la propia ciudad de Córdoba". Así, fue quien transformó la fisonomía de estos recintos y, en especial, el de la Madama, que Botí recogió en sus pinceles en dos ocasiones.

"Los propietarios del palacio pusieron un empeño especial en hacer de este patio un rincón especialmente hermoso", ha agregado.

Sea como fuere, Botí planta sus caballetes en el Patio de los Naranjos del Palacio de Viana (en 1924) y después no deja de hacerlo en distintos patios. En los años 60, 70 y 80 del siglo XX va a ser un asiduo visitante y pintor de los patios del palacio.

Consta que tenía una buena relación con la marquesa de Viana en los años 60, que le agradeció que le permitiese acceder al palacio a pintar sus patios y que esta le respondía también agradecida por el hecho de que quisiera llevar a sus cuadros los patios.

Ello hace que, a lo largo de toda su trayectoria, desde el principio hasta el final, el Palacio de Viana aparece en la obra de Rafael Botí.

Según ha concretado el investigador, antes del óleo de Botí sobre uno de los patios de Viana hay sendas referencias gráficas de otros patios cordobeses, cuya forma de vida es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco (2012).

Se trata de sendos grabados de Taylor (1826) y David Roberts (1836). Ya en 1925, un año después de la pintura de Botí, el mismo Patio de los Naranjos de Viana aparece como único elemento arquitectónico en el cartel de la Feria de Mayo cordobesa, obra de Aristóteles Télez, y en 1926 Georges Gromot lo destaca en 'Jardins d’Espagne', ha relatado Ledesma.

Este ha llamado la atención sobre que, pese al recurrente recurso de Julio Romero de Torres a fijar en sus cuadros lugares de la ciudad, nunca pinto el Palacio de Viana.

Prueba del efecto del cuadro de Botí sobre el imaginario de los patios de Viana y sobre el propio edificio, ha destacado David Ledesma, es que en el cartel de la Feria de Mayo de 1945 su autor, el pintor del Grupo Cántico Miguel del Moral, coloca la fachada del inmueble al mismo nivel que la Mezquita-Catedral o la torre de la iglesia de San Lorenzo, dos iconos de la ciudad. EFE

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