Carlos Alberto Fernández
Vigo, 26 abr (EFE).- En su currículo figura el Premio Nacional de Diseño (año 2000) y en junio recogerá el Laus de Honor 2025 de la Asociación de Diseño Gráfico y Comunicación Visual (ADG-FAD), pero para el diseñador argentino Mario Eskenazi el verdadero reconocimiento está en la influencia que ha generado.
La percibe, por ejemplo, este fin de semana en el Festival Creativa de Vigo, donde atiende a EFE. Le llama la atención el despliegue de sus organizadores y la cantidad de invitados que en se dan cita en este evento de la creación en la ciudad gallega.
La ADG-FAD le ha reconocido por ser "esencia viva del diseño gráfico" y "un referente indiscutible" del diseño por haberlo hecho accesible, racional y útil.
A sus 79 años, más allá de esa distinción, lo que le ha conmovido del premio es la cantidad de mensajes que ha recibido, todos muy cariñosos. Y que sea en Barcelona, la ciudad con la que está realmente vinculado, le produce "gozo.
"He pasado casi toda la vida en Barcelona, sin pensar que me iba a quedar allí. Venía de Londres y me iba a ir Nueva York, pero llegué a Barcelona y como que se me abrió un mundo, empecé a hacer amigos, me empezaron a encargar trabajos, me enamoré... Fue un shock, todo muy rápido, en un año. Me hicieron sentir parte de Barcelona. Y así me siento", confiesa.
Echando la vista atrás, él, que estudió arquitectura en Córdoba (Argentina), porque su padre tenía un estudio, comenzó en el diseño en el sector editorial -Paidós- antes de dar el paso a la paquetización, la identidad corporativa y la señalética.
Menciona entre sus trabajos más significativos los que ha desarrollado para el Banco Sabadell, Evax, los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Barcelona, o la identidad visual del Arts Santa Mónica.
"Pero de lo que más orgulloso me siento es de los alumnos que he tenido, de las clases que he dado. Sé que he influenciado a gente. Eso es lo que más me gusta", sostiene.
La edad no le limita, siente joven. "Mis hijas alucinan conmigo; me dicen: papá, no parece que tuvieras la edad que tienes. Sales mucho, estás siempre con amigos, no paras de trabajar, mis amigas me dicen que lo que tú haces es muy joven. Yo la edad no la siento", asegura.
Él se maneja con el mismo entusiasmo e incluso se ve más rápido que antes a la hora de encontrar soluciones. "La cabeza es más ágil y obviamente la tecnología ayuda; si no fuera por la tecnología, yo ahora no trabajaría. La tecnología es fantástica", admite.
"No podemos estar en contra del progreso", apunta al ser cuestionado sobre la llegada de la inteligencia artificial. No la ve como amenaza, aunque prevé que generará otra forma de trabajar".
Su presencia en Vigo coincide con el funeral por Francisco, el único papa que realmente le interesó. "Y no solo porque era argentino", advierte. "Me impresionó como persona; es la primera vez que vi un papa humano".
No echa de menos Argentina porque no se considera nostálgico. A su país le agradece, eso sí, la educación que recibió. Su etapa universitaria, dice, fue "la última buena época" del país austral.
Cuenta que el desde pequeño le gustaba el diseño "sin saber qué era diseño". Le atraían los logos que veía en los anuncios de las revistas de arquitectura, las letras y el cómic. Después, en la universidad, descubrió las publicaciones de "diseño de verdad". "Ahí, flipé", dice.
Cuando terminó de estudiar arquitectura, como "Argentina ya se estaba pudriendo", se marcó como objetivo ir a Europa para ser diseñador, porque para serlo "hay que vivir en un país desarrollado". EFE
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