Cosmética con albariño, miel, camelia y algas: vía para crear riqueza y resucitar el rural

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Miguel Álvarez

A Coruña, 26 abr (EFE).- Los productos naturales gallegos son punteros en sus ámbitos tradicionales, como el vino albariño, la miel o las algas en la gastronomía, o la camelia en la ornamentación; ahora, también ganan importancia en el mundo de la cosmética y se convierten en una vía para generar riqueza y resucitar el rural.

Los ingredientes están presentes, solo falta utilizarlos bien y emplear todo el potencial para convertir a Galicia en Corea del Sur, que es el país referente en el mundo de la cosmética, según explica a EFE la farmacéutica Ariana Fernández Palomo.

Preside la recién nacida Asociación Cosmética Galega, que reúne a 34 empresas desde hace un año y aprovecha las posibilidades que ofrece la tierra en este sector, que genera unos 10.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos.

"Esta asociación nació por necesidad del sector, que sabía que debía estar unido para poder competir. Todas tenemos claro que tenemos un principio activo autóctono muy potente y trabajamos con él. Con el de fuera no encontrábamos la calidad suficiente", resume.

Cita la caléndula, la camelia de los pazos, la miel, la cera de abeja, el vino albariño, la resina de pino atlántico, el alginato de las algas, el laurel o el árnica, todos productos que abundan en Galicia, de una u otra manera.

Y es que entre las 34 empresas de la asociación, no todas trabajan con producto final, sino que cada una tiene una especialidad y está en un rincón.

Es la sinergia entre ellas la que consigue aportar valor añadido: "Generamos riqueza y valor en el entorno y, además, también somos una forma de fijar la población en el territorio", explica, al desarrollar gran parte de la actividad en el medio rural o en entornos costeros y el mar.

Recuerda, además, que Galicia ya fue referente en el sector, con la mítica marca La Toja, que ahora produce fuera de España tras la compra por parte de una empresa alemana.

"Fuimos una potencia cosmética y lo que queremos es recuperar eso. No solo tenemos el producto, sino también unas aguas minero-medicinales de gran calidad. Esto es una oportunidad para Galicia", continúa.

Reclama ayuda porque para utilizar todos estos productos para uso cosmético hacen falta certificaciones, que hasta ahora en muchos casos solo se aplican al ámbito alimentario, por lo que pide a la administración que facilite los certificados de trazabilidad, una cuestión que abordará en el primer gran encuentro del sector, 'Esencia Galega. Beauty Summit', entre el 6 y el 8 de junio en A Coruña.

"Necesitamos poder trabajar con todos los productos gallegos y no importarlos porque eso nos da esa ventaja diferencial que valora el consumidor. Tenemos toda la cadena de valor desde el origen del principio activo. Tenemos tradición ancestral, tenemos universidades y tenemos mucho principio natural", añade.

La empresa Maruxiña Cosmética está en Boborás, un municipio de Ourense de poco más de 2.000 habitantes, donde se da uno de los casos que mejor ejemplifican el espíritu de la Asociación Cosmética Galega, según Ariana Fernández Palomo.

Allí, su propietario es apicultor y quiere recuperar la abeja negra ibérica, por lo que pone todo su empeño para lograr su pasión.

Sus abejas le aportan miel y cera, que utiliza para su marca de cosmética y, en los envases, recuerda que destina el 50 % de los ingresos a la recuperación de la abeja.

El beneficio llega, por tanto, del uso cosmético de sus productos y, a cambio, el campo suma trabajo y nuevas abejas que completan el vital ciclo de polinización de la zona.

"Es una gran ejemplo de las posibilidades de las cosméticas, que multiplica exponencialmente el valor de los productos y está lejos de las caducidades tan cortas que tendrían los mismos productos en alimentación", concluye. EFE

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