Salamanca, 17 abr (EFE).- El tiempo ha respetado este año, a diferencia del anterior con lluvia, la postal más icónica de la Semana Santa salmantina: la sencillez blanca de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, con las tallas del Cristo y María Nuestra Madre, cruzando el puente romano desde el Arrabal hacia el corazón de la ciudad, la única procesión que atraviesa el río Tormes.
La larga marcha penitencial, que en total dura unas seis horas y media, ha comenzado a las 20:30h en la Antigua Iglesia del Arrabal y ha discurrido con la talla de María Nuestra Madre (Hipólito Pérez Calvo, 1987) unos metros detrás del crucificado Cristo del Amor y de la Paz (anónimo, S. XVII).
El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, ha arropado a la cofradía antes del inicio de la procesión y ha recordado que esta hermandad "regala una de las estampas más fotografiadas de la Semana Santa de Salamanca".
La estética de esta procesión al cruzar el puente romano lo tiene todo: la belleza del marco, con la catedral al fondo, la luz del blanco de las austeras túnicas de los hermanos, los candiles que se iluminan justamente al anochecer en ese momento...
Desde el mismo inicio es una procesión con momentos memorables, ya que los pasos salen de la antigua Iglesia del Arrabal y son grandes figuras, por lo que tiene su complicación y se vive con emoción entre el público.
Los hermanos visten hábito blanco de tipo monacal, con escapulario y capucha, ceñido a la cintura con soga de esparto, y desfilan durante la larga caminata desde el barrio del Arrabal hasta la ciudad antigua por la Puerta del Río. EFE
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