Málaga, 16 abr (EFE).- Preparar el cuerpo antes de iniciar el tratamiento oncológico puede marcar la diferencia en la recuperación de las pacientes con cáncer de mama, según revela una revisión sistemática de un equipo internacional del que forman parte expertos del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima).
El estudio, publicado en la revista científica 'Supportive Care in Cancer', analiza en profundidad el papel del ejercicio terapéutico supervisado antes de intervenciones médicas como la cirugía, la quimioterapia o la radioterapia como estrategia para mejorar la resistencia del organismo frente a los tratamientos y facilitar la recuperación.
A diferencia de la rehabilitación tradicional, que actúa una vez finalizado el tratamiento, la prehabilitación se anticipa a los efectos adversos, ha informado este miércoles el Ibima en un comunicado.
Su objetivo es fortalecer el estado físico, mental y metabólico de las pacientes para que lleguen en las mejores condiciones posibles a afrontar el proceso oncológico.
Este enfoque innovador está ganando peso en la práctica clínica, y este estudio lo pone sobre la mesa como una vía prometedora para optimizar la atención en cáncer de mama.
El cáncer de mama es uno de los más prevalentes a nivel mundial, y su abordaje suele implicar tratamientos agresivos que pueden debilitar considerablemente a quienes lo padecen.
En este contexto, el equipo investigador ha revisado la evidencia científica disponible sobre programas de ejercicio preoperatorio, analizando su impacto en variables tanto físicas como emocionales.
Uno de los principales hallazgos del trabajo es la mejora significativa del rango de movimiento articular (ROM) del hombro del lado intervenido, una limitación funcional frecuente tras la cirugía mamaria.
Además, se ha observado una reducción en los niveles del biomarcador Ki-67 -indicador de la proliferación celular tumoral- en pacientes que realizaron prehabilitación, lo que sugiere un posible efecto positivo del ejercicio físico sobre la actividad del cáncer.
Los beneficios no se limitan al plano físico, y las pacientes que participaron en programas de ejercicio previo al tratamiento reportaron menos fatiga, mejor tolerancia a los procedimientos oncológicos y una mayor calidad de vida.
También se observaron mejorías en aspectos subjetivos como el dolor, la recuperación general y el bienestar emocional.
No obstante, en cuanto a variables psicológicas como la ansiedad, el estrés o la depresión, los expertos destacan que, para lograr efectos significativos, sería necesario combinar el ejercicio con intervenciones específicas en salud mental.
Los resultados del estudio respaldan la inclusión de programas estructurados de ejercicio aeróbico y de resistencia dentro del abordaje integral del cáncer de mama, pero advierten de que no existe una fórmula única, ya que cada plan debe adaptarse a la condición física, necesidades y fase del tratamiento de cada paciente. EFE