Ángel Alonso Giménez
Madrid, 15 abr (EFE).- El cineasta británico Alex Garland puso a Estados Unidos en guerra civil en su anterior película, 'Civil war', y mostró el sinsentido y el horror de unos contra otros matándose. Mismos sinsentido y horror que se palpan en 'Warfare: Tiempo de guerra', su nueva película, en salas de cine desde el miércoles.
Dirige y escribe este trabajo con Ray Mendoza, exsoldado de las Fuerzas Armadas estadounidenses, excombatiente en Irak. Su experiencia y su visión han sido fundamentales, tal y como transmiten a EFE durante una entrevista concedida hace unos días.
Porque lo que cuenta 'Warfare', y sobre todo cómo lo cuenta, es ambicioso: relatar en tiempo real una operación de un comando de elite de Estados Unidos en Irak, encargado de una misión de vigilancia desde una casa que se complica sobremanera, creándose una espiral angustiosa de peligro, horror y muerte.
'Warfare' está basada en una operación real exactamente igual a la que se cuenta. Los soldados que intervinieron recordaron lo sucedido en la medida de sus posibilidades y Garland y Mendoza, con ese material, se pusieron manos a la obra.
Rodada en unos estudios cerca de Londres, en los que se reconstruyó con tremenda fidelidad el escenario, 'Warfare' se caracteriza por su verismo, lo que incrementa la sensación de angustia ante el horror de la guerra.
Así que es inevitable preguntarse qué lleva a ciudadanos a embarcarse en responsabilidades así.
Garland lamenta que la humanidad siga "olvidando las consecuencias de la guerra", sobre todo cuando el mundo vivió estremecido la Segunda Guerra Mundial, que dejó unas cuantas "lecciones".
Esas lecciones, prosigue, las aprendió su generación, y no sólo la suya, sino la de sus padres y también generaciones siguientes. "Fueron imborrables", asegura.
Y lo mismo puede decirse de la guerra de Vietnam, o de las de guerras de Irak o de la actual de Ucrania.
"Pero se olvidan, se pierden, a pesar de que están contadas y documentadas", zanja.
'Warfare' es un documento más, éste hecho sobre recuerdos aún vívidos de soldados que protagonizaron la operación, esquivando balas enemigas, poniendo torniquetes, tomando decisiones en medio del asedio adversario, sufriendo hasta límites insoportables.
Mendoza, al revivir de algún modo su experiencia, y al manejar las de colegas militares, reconoce que las vidas, después, no son las mismas. "Cuando sales del ejército, tienes que tratarte, y unos lo hacen a través de la familia, otros a través de sus amigos, otros con terapeutas. De alguna forma, hacer la película permitió dar salida a todo lo que viví", señala.
Para revivir los recuerdos, Garland y Mendoza recurren a actores como Charles Melton, Will Poulter, Cosmo Jarvis, Joseph Quinn o Kit Connor, todos jóvenes y con comienzos prometedores en el cine. Lo que han hecho en 'Warfare' es diferente.
Especialmente por la preparación, que requirió de exigentes esfuerzo físico y entrenamiento militar.
Destaca Mendoza que la prioridad en esta fase de ensayos fue "la seguridad" porque tenían que emplear armas de fogueo muy cerca los unos de los otros, como en la película. "Tuvieron que aprender mucho y muy rápido", apunta el director y guionista, asesor militar en otras películas bélicas.
Garland ha pilotado la parte técnica, como los movimientos de cámara o el uso del sonido, que resulta inmersivo en 'Warfare: Tiempo de guerra'.
Al igual que la cámara, que, remarca Garland, fluye por entre los personajes, siempre al lado de ellos y a la altura de sus miradas. Sus aterrorizadas miradas. EFE
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