Los fallos con la espada marcan una tarde de toros serios y de escaso juego

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Paco Aguado

Madrid, 13 abr (EFE).- Los fallos con la espada, y con el descabello, que hicieron que Alejandro Mora escuchara los tres avisos en el toro de su confirmación de alternativa, marcaron la corrida de hoy en Las Ventas, en la que se lidió una corrida muy seria y de escaso juego de Valdellán, con la que el veterano Antonio Ferrera hizo lo más destacado.

La tarde ya comenzó mal, en tanto que el cacereño Mora vio como un toro tan señalado como el de la ceremonia de su confirmación en Madrid se iba vivo para los corrales después de sus repetidos fallos con estoque de acero y el de cruceta, lo que vino a demeritar el esfuerzo que antes había hecho frente a la exigente casta que sacó el animal.

Fue ese que abrió plaza un cuatreño de tan serio trapío como el resto de sus hermanos, solo que en su caso sí que sacó a flote una bravura nada fácil, porque exigía un aguante y una precisión que el sobrino de Juan Mora intentó aplicarle en todo momento, solo que lo consiguió con intermitencia pero, eso sí, siempre con sinceridad.

En su faena, sin que el de Valdellán perdonara errores, Alejandro Mora resolvió la complejidad técnica de la situación con la mano izquierda, justo cuando dio precisas pausas y espacios a las arrancadas en buenos naturales que se acabaron difuminando por tantos fallos con los aceros de muerte, uno de los cuales se llevó el encastado ejemplar hacia los corrales.

Ya con el sexto, aunque compuesto y templado, Mora no pudo desquitarse frente a unas desrazadas y sosas embestidas con las que no logró conectar con el airado tendido.

También falló con la espada, perdiendo así un más que merecido y trabajado trofeo del segundo de la tarde, Antonio Ferrera, que dio, por experiencia, toda una lección de oficio, ayudando a un toro de escaso empuje a ir para adelante y a tomar una muleta que manejó con exactitud.

La colocación idónea, la distancia medida, la intensidad de los cites y el trazo de los pases fueron los precisos para que el de Valdellán se asentara en la arena y embistiera con más entrega y duración que la sospechada en los primeros tercios.

Y además Ferrera supo sacarle, sobre todo con la derecha, incluso muletazos hondos y ligados, en un trabajo que desbarató con el acero, y que no pudo repetir con un cuarto quebrado de riñones, sin empuje para la embestida.

 David de Miranda se enfrentó al lote más deslucido  de la tarde, en tanto que el serio ejemplar de Los Maños, también de origen Santa Coloma, apenas tuvo un mínimo fuelle  y el quinto de los titulares, muy cornalón, no hizo más que protestar y querer enganchar una muleta que el onubense le presentó siempre con firmeza y sinceridad.

Fue la suya una labor insistente en la que, por esas virtudes, hasta logró ligar alguna tanda de pases antes de marrar también con los aceros en una tarde en la que se escucharon más avisos que ovaciones. 

Cinco toros de Valdellán, de muy seria aunque, en general, armónica presentación, con cuajo y hechuras, y sobradamente armados. De juego dispar, el primero, encastado y exigente, y el segundo, con nobleza y medido fondo, fueron los de más posibilidades. El resto se defendieron por falta de fuerzas o de raza. El tercero, de Los Maños y sobrero de un titular devuelto, también con trapío y sin fuelle.

Antonio Ferrera, de carmesí y oro: estocada que asoma, pinchazo y estocada caída (palmas tras dos avisos); estocada baja (silencio).

David de Miranda, de corinto y oro: pinchazo y estocada baja (silencio); media estocada ladeada y cuatro descabellos (silencio tras dos avisos).

Alejandro Mora, de aguamarina y oro, que confirmaba la alternativa: tres pinchazos, estocada delantera y tres descabellos (pitos tras tres avisos); dos pinchazos y estocada desprendida delantera (silencio).

Mora confirmó la alternativa con el toro "Bilbaíno", nº 24, cárdeno bragado y calcetero, de 613 kilos.

Entre las cuadrillas, el banderillero Vicente Herrera recibió un puntazo leve en la axila derecha cuando apuntillaba al quinto. Y Ángel Otero saludó tras banderillear al segundo.

Corrida de toros del Domingo de Ramos, con un tercio del aforo cubierto (unos 7.000 espectadores) en tarde agradable, aunque con amenaza de lluvia. EFE