Jaime Hernández ('Locas'): "Me gusta envejecer a la vez que mis personajes"

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Sergio Andreu

Barcelona, 13 abr (EFE).- El historiestista estadounidense Jaime Hernández es creador de un mundo poblado de mujeres fuertes y algo "punks", como las impredecibles Maggie Chascarrillo y Hopey Glass, su pareja estrella con las que lleva media vida y que son ya algo más que familia: "Me gusta envejecer con ellas,", reconoce a EFE.

Hernández (Oxnard, 1959), que ha pasado por Barcelona invitado por la última edición de Comic Barcelona, forma junto a su hermano Beto uno de los dúos más productivos del cómic independiente "made in USA" desde que se pusieran a ello con el fanzine autoeditado 'Love & Rockets', en la escena californiana de principios de los años ochenta.

En aquellas páginas se sembraron las carreras gráficas de ambos, y si Beto se decantaba por historias de trasfondo cultural latino (con la serie 'Palomar' sobre un pueblo ficticio tocado por el realismo mágico), Jaime optó por un paisaje urbano y gamberro, en el que había espacio para competidoras chicanas de lucha libre, conciertos "hardcore" o los líos en la incipiente comunidad 'queer' de la Costa Oeste, en su serie 'Locas', protagonizada por Maggie y Hopey.

Jaime Hernández, que no habla castellano -se apoya en las labores de traducción de su editora de La Cúpula, que publica en España "a los Hernández"- explica que con esta pareja sentimental, casi un culebrón de "ni contigo ni sin ti", mantiene, tras cuarenta años de convivencia, una relación viva, casi autónoma.

"Las sigo dibujando porque han ido envejeciendo, e incluso se han hecho más mayores que yo, y eso me gusta. He visto cómo sus vidas han ido cambiando. Es divertido también enfadarme con ellas. Cuanto más mayor me hago, me doy cuenta de que cada vez se parecen menos a mí, incluso hay veces que no estoy nada de acuerdo con lo que hacen. Nos vamos distanciando", revela el autor, creador también de 'Penny Century'.

Hernández lleva tanto tiempo con este mosaico (mayoritariamente) femenino -sus personajes masculinos tienen menor peso- que no suele pensar en que las protagonistas de sus historias sean estas mujeres, independientes, tiernas, pero sobre todo resistentes, que han conectado con lectores de ambos géneros, enganchados a unas viñetas en blanco y negro, de línea clara y elegante.

"No es algo en lo que me pare a pensar, es mi trabajo. Las conozco tan bien, que me resulta fácil saber lo que piensan", comenta el dibujante, que se autodefine "buen observador de los comportamientos humanos en general", y que siempre, dice, se ha llevado muy bien con las mujeres de su entorno, aunque en la casa familiar fueran seis hermanos, "cinco chicos y una chica".

El tono de las historias de Hernández es desenfadado, pero no se ciñe a un género monolítico, "es como la vida real, hay drama, pero dentro del drama hay momentos de comedia. No van por un único camino", comenta el autor, que ha dejado evolucionar a los personajes sin tener claro hacia dónde se dirigen.

"A veces, pienso en su futuro pero no lo apunto, porque el futuro no está aquí. También pienso en el mío, pero como no sé qué va a pasar, prefiero ir viéndolo, paso a paso, esperando, cómo los personajes, que se van desarrollando por sí mismos", desvela.

Como integrante de la ecléctica y enorme comunidad latina de EE.UU., en el punto de mira migratorio de la administración del presidente Donald Trump, atacada directamente con insultos durante la campaña electoral, Hernández se muestra tajante, tras pensarse la respuesta en silencio durante bastantes segundos.

"Lo único que puedo decir es que es un idiota (lo repite en castellano). Me está llevando mucho tiempo asimilar que hemos vuelto a un momento que pensaba habíamos superado después de la Segunda Guerra Mundial y de los nazis. Pensaba que habíamos aprendido que no había que volver a eso, pero aquí estamos, otra vez", se lamenta.

Igualmente categórico contesta a si éste sería el momento para que Jaime Hernández hiciera una cómic político: "Rotundamente no. En mis cómics aparecen muchas tonterías. Pero este tipo de cosas no merecen estar en mis cómics. Todo lo que está pasando (en EE.UU.) va mucho más allá, es mucho más absurdo", zanja. EFE

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