Veinte horas en descenso, el Zaragoza experimenta esa desagradable sensación

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José Luis Sorolla

Zaragoza, 7 abr (EFE).- A falta de ocho jornadas para concluir la competición en la Liga Hypermotion, el Real Zaragoza pudo conocer por primera vez esta temporada durante casi 20 horas, minuto arriba, minuto abajo, las desagradables sensaciones que transmite estar en puestos de descenso a Primera RFEF y para la temporada siguiente poder quedarse fuera del fútbol profesional.

Esas casi 20 horas fueron las que mediaron entre la victoria el sábado del Eldense ante el Cartagena y la certificación del triunfo el domingo del Real Zaragoza ante el Mirandés. El primer gran examen fue superado, pero todavía quedan ocho más y ninguno será sencillo.

El gol de los blanquillos en el minuto 78 del portugués Jair Amador, reconvertido de villano en el partido anterior contra el Rácing, por un clamoroso error, a héroe este domingo, sirvió para doblegar a un aspirante al ascenso directo. No solo eso, sino también para saber que son capaces de imponerse a los rivales. Cuatro entrenadores han pasado ya por el banquillo maño y ahora puede empezar a enderezarse algo el rumbo.

También para transmitir tranquilidad a un grupo que acumulaba casi dos meses y medio sin ganar (1-2 contra el Málaga) y casi cuatro meses sin hacerlo ante su afición (1-0 el 21 de diciembre contra el ya desahuciado Rácing de Ferrol).

No menos satisfecha se quedó la afición maña que fue a la hora del vermú a la vetusta Romareda con la sensación de estar jugando no una de esas finales que antaño le dieron gloria, sino una en la que la supervivencia y el futuro de la histórica entidad estaba en juego. Podía ser un todo o nada, y ese nada podía alcanzar unos límites de difícil previsión.

La fundamental victoria ante el Mirandés, como la del Eldense en Cartagena, ha dejado las cosas en la clasificación tal y como estaban antes de comenzar la trigésima cuarta jornada para ambos. Los alicantinos en descenso y los zaragozanos cerrando los puestos de permanencia.

El Real Zaragoza (40 puntos), con el factor goles perdido con los alicantinos (39), mantiene el punto de ventaja con el que empezaron la jornada.

Sin embargo, uno y otro han dado un paso adelante con respecto a los rivales que les preceden, Castellón (42 puntos) y Málaga y Sporting (41). La clasificación se comprime y todavía quedan muchos enfrentamientos cruzados, por lo que todos dependen de si mismos y cualquier fallo en cualquier momento puede convertirse en crucial en todos y cada uno de los ocho partidos que todavía restan por disputar.

Incluso el Tenerife, el conjunto más veterano de la categoría junto al Real Zaragoza con doce temporadas consecutivas en Segunda división, parece querer sumarse a la fiesta. Suma cuatro triunfos en los cinco últimos partidos y está a nueve puntos de la permanencia, pero de mantener esa racha podría meter el miedo en el cuerpo a los que le preceden.

Con un colchón de seis puntos sobre el descenso está el Eibar que, sin descuidarse, todavía no siente el aliento en el cogote, aunque el próximo sábado, a las 16:15 horas rendirá visita a La Romareda, y depende de como les vayan las cosas a los otros implicados, pueden verse metidos de lleno.

El equipo que ahora dirige Gabi Fernández, tras el paso de Víctor Fernández, el efímero de David Navarro, y el de Miguel Ángel Ramírez, es plenamente consciente de que ante el Mirandés solo se ganó la tranquilidad de estar seis días fuera de los puestos de descenso y todo el peso que conlleva.

Les quedan ocho finales en las que todavía queda mucho por resolver, uno de los implicados terminará cayendo si o si al pozo de la Primera RFEF, y las sensaciones pueden ser de auténtica montaña rusa. El objetivo es que la atracción se pare lo antes posible y no ser el gran damnificado. EFE