Xavier García
Santiago de Compostela, 25 ene (EFE).- La escritora gallega Arantza Portabales ha publicado esta semana su nuevo libro, "Asesinato en la casa rosa", una novela de misterio "muy entretenida" ambientada en los pueblos de Galicia -"esos lugares donde está la Gestapo"-, con el principal objetivo de que "la gente lo pase bien".
El relato -publicado en gallego por Galaxia y en castellano por Lumen- continúa la incursión de la popular autora en el género negro, aunque esta vez con una nueva pareja de investigadores: Iria Santaclara y Cesar Araújo.
En sus anteriores novelas, Portabales aprovechaba la trama para tratar en paralelo temas como la soledad o la violencia de género, pero "en esta no, es simple como un zapato", recalca la escritora en una entrevista con EFE en Santiago de Compostela, donde vive.
"Empecé a hacer la cuarta entrega de Abad y Barroso -los anteriores investigadores- pero descubrí que no lo estaba pasando bien. Mis editores me dijeron: escribe lo que quieras. Eso me desbloqueó la cabeza y la literatura vino a salvarme como siempre".
La novelista, hija de emigrantes gallegos en el País Vasco que regresó a Galicia a los 13 años, eligió entonces situar el relato en Loira (Pontevedra), la aldea de su madre junto al mar en la que pasó su adolescencia.
Vio una casa señorial enorme abandonada sobre las rocas en una esquina de la playa y le pareció "fascinante" situar allí una historia de misterio relacionada con una familia de magnates "estilo los Ortega", en este caso del sector sanitario.
"Me quedó una novela muy divertida. Hacer un libro entretenido es a veces bastante más complejo que intentar buscarle un sentido a la vida", dice la escritora, de conversación inteligente y a borbotones.
Aún así, enseguida precisa que "al final hablas de la vida, que está ahí, y se tocan temas que nos pueden llegar a unos más que a otros".
"Pero es una novela sin más pretensiones que hacer pasar un buen rato y estoy convencida de que la gente lo va a pasar fenomenal porque yo lo pasé fenomenal y no hay premisa mejor", manifiesta tras explicar que se trata de un libro "con muchísima luz" que escribió "en un momento personal oscuro".
Es un "domestic noir" muy clásico en homenaje ya desde su título a Agatha Christie, a quien Portabales comenzó a leer a los doce o trece años y cuya lectura marcó su "paso de la literatura infantil a la adulta".
Y también es un "claro homenaje" a su colega gallego de género negro Domingo Villar, con quien tuvo "la grandísima suerte de tener una especial relación" cuando comenzó a escribir y al que envió su primer libro.
"La novela habla mucho de nosotros, de los pueblos pequeños. Las aldeas de Galicia son ese lugar donde están la Gestapo, la CIA y la KGB, con esa idiosincrasia por la que todo el mundo sabe quién eres, de quién vienes siendo y que algo harías", recalca.
Las ediciones en gallego y castellano no son traducciones literales, ya que incorpora giros y modismos propios de cada lengua en ambas "porque son idiomas vivos" y la "sinergia que se produce entre ellas hace que el libro crezca mucho más".
Portabales trabaja desde hace mucho tiempo como interventora de la Xunta, lo que hace que prefiera escribir en gallego, pese a que su lengua materna fue el castellano y en ese idioma fueron todas sus primeras lecturas.
"Estoy mucho más cómoda escribiendo en gallego porque si tú te pasas 25 años haciendo informes de fiscalización en gallego, cuando empiezas a escribir en la segunda línea ya te pasas a ese idioma".
En cualquier caso, su casa es "un babel" en la que habla con sus hijas en gallego, con su marido en castellano y con parte de su familia en euskera.
"Ya sabes que uno es de la lengua en la que sueña y en la que insulta. Yo insulto estupendamente en los dos idiomas, aunque sueño más en castellano".
Cree que "hay que defender la lengua hablándola, escribiéndola y enseñándola", sobre todo ahora que las cifras de uso del gallego entre la juventud "son preocupantes", aunque no le gusta "hacer bandera política de la lengua", ni "hablar desde el conflicto del castellano", idioma en el que fueron todas sus primeras lecturas.
Gran admiradora de Manuel Rivas y otros autores gallegos, considera "maravilloso" que la literatura gallega esté recibiendo multitud de premios a nivel nacional, tanto en poesía como en narrativa.
Tras una vida "muy ordenada y disciplinada" en la que aprobó una oposición, se casó y tuvo hijos, a los 40 años se volvió "loca" y, en vez de "comprarse un Porsche, cogerse un amante o ir al gimnasio", comenzó a escribir, algo que nunca había hecho.
"La literatura, de repente, me jodió la vida de todas las formas posibles, porque ya no me gusta mi trabajo como antes y lo único que me apetece ahora es escribir", confiesa. EFE
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