Belén Ortiz
Granada, 18 dic (EFE).- La icónica estampa de la Alhambra, tantas veces reflejada en el celuloide, ha servido este miércoles de inspiración al cine español para la lectura de los nominados a los premios Goya en la primera vez que el anuncio de los propuestos para alzarse con la estatuilla sale de Madrid y viaja a la ciudad anfitriona, este año Granada.
Desde el Carmen de la Victoria y con el monumento de fondo, los actores Natalia de Molina y Álvaro Cervantes han dado a conocer a los nominados en la 39 edición de los máximos galardones del cine español, que el próximo 8 de febrero se darán cita en Granada.
El vínculo de la Alhambra con el cine es amplio y prolongado en el tiempo: la majestuosidad de los palacios nazaríes y su entorno ha servido de escenario para numerosas producciones tanto cinematográficas como televisivas, que han utilizado los rincones y jardines del complejo monumental para recrear momentos de la historia, pero también secuencias románticas, de aventura o acción.
Precisamente, algunas de esas películas han tenido especial relevancia en los Goya, como 'Días contados', la cinta de Imanol Uribe protagonizada por Carmelo Gómez y Ruth Gabriel en los papeles de un etarra y una prostituta que se alzó con ocho estatuillas en 1995.
Es la cuesta de Gomérez, puerta de entrada al recinto monumental, la que atraviesa la pareja con un coche hasta adentrarse por el bosque de la Alhambra en dirección a un hotel, el centenario Alhambra Palace, emblema granadino protegido por la Unesco.
El mismo hotel en el que han dormido estrellas del cine como Orson Welles, Brad Pitt, Henry Fonda, Glenn Ford o Viggo Mortensen y que en su siglo de historia atesora numerosas anécdotas de sus ilustres visitantes, como la del día en que Sofía Loren bajó en bata a desayunar porque se sentía como en casa.
El bosque alhambreño también sirvió de inspiración en 1955 al cineasta José Val del Omar para su cortometraje 'Aguaespejo granadino', que será proyectado en el marco de un ciclo especial organizado por el cineclub universitario de Granada en una de las numerosas actividades programadas como antesala a la entrega de los Goya.
Pero los rincones más conocidos del monumento nazarí, como la Puerta de la Justicia, han servido también de inspiración al cine más patrio, como el que a principios de los ochenta llevó a las pantallas 'Todo es posible en Granada', una cinta de Rafael Romero Marchent en la que Manolo Escobar hacía de guía turístico de Granada que por las noches actuaba en una cueva del Sacromonte, recoge el libro 'Granada de cine', editado por el Patronato de la Alhambra.
Esa misma puerta, uno de los símbolos de la Alhambra, aparece también en producciones de principios del siglo XX como 'Sangre y arena' (1916), codirigida por Vicente Blasco Ibáñez, o en la francesa 'El Dorado' (1921), ambas mudas.
Y décadas después en 'Muerte en Granada', una coproducción euroamericana estrenada en 1997 y con dos nominaciones a los Goya que narra la muerte de Federico García Lorca, encarnado por Andy García.
Más recientemente, TVE rodó junto a la Puerta de la Justicia el capítulo final de la segunda temporada de la conocida serie 'Isabel' (2012), en la que, según relata el libro, se utilizaron planos más cercanos y cerrados para evitar la presencia en pantalla del baluarte defensivo adjunto y del Pilar de Carlos V, ambos posteriores en el tiempo. Fue por esa puerta por la que hicieron su entrada triunfal los Reyes Católicos en la Reconquista.
También fueron recibidos, pero por otra de las históricas puertas de la Alhambra, la del Vino, Simbad y la princesa Parisa en la película 'Simbad y la princesa' (1958), una de las cintas de aventuras más famosas de la época que estuvo protagonizada por Kerwin Mathews y Kathryn Grant y dirigida por Nathan Juran.
Pero si hay un espacio icónico en el conjunto monumental, ése es el Palacio renacentista de Carlos V, construido junto a la Alhambra por orden del emperador, que pretendía convertirlo en uno de sus puntos de residencia y en el gran centro áulico del Imperio.
Su peculiar patio circular, inscrito en el interior de un edificio cuadrado y rodeado de columnas renacentistas, inspiró a Gérard Oury, director de 'Delirios de grandeza' (1971), que lo utilizó como lugar donde pesar el oro recaudado por un codicioso recaudador de impuestos para el rey en una cinta con Louis de Funés e Yves Montand entre el reparto.
Cuenta 'Granada de cine' una curiosa anécdota de esta escena: "Las pequeñas piezas de oro no eran de metal, sino simples dulces de chocolate recubiertos de brillante papel dorado". EFE