Cristina Lladó
Madrid, 17 dic (EFE).- El Círculo de Bellas Artes se prepara para inaugurar la exposición 'El Dalí más grande del mundo' con los telones originales, diseñados y pintados por el genio de Figueres para el ballet ‘Bacchanale’, "el primer ballet paranoico", estrenado en Nueva York en 1939.
La muestra, que se inaugura el próximo domingo, 22 de diciembre, y que coincide con el centenario del Surrealismo, permitirá ver por primera vez en España de manera integral los telones que, dado su tamaño, solo pueden desplegarse en un teatro.
Al Círculo de Bellas Artes ya han llegado los grandes fardos que guardan, doblados y bien atados, los históricos telones en la galería de Jorge Alcolea, su actual propietario.
Sobre el escenario del Teatro Fernando de Rojas, cinco operarios se afanaban este lunes por izar un inmenso telón de 180 metros cuadrados con determinación y delicadeza.
Pintado a mano por Dalí y sus ayudantes, el inmenso lienzo es una llanura onírica en torno a una imagen de los Desposorios de la Virgen de Rafael Sanzio, que se alza sobre lo que parece una colina.
En una esquina aparece la firma ‘Gala Dalí’.
Para hacerlo más flexible, el telón está pintado con una capa muy fina de pigmento, lo que lo hace muy volátil y frágil.
De hecho, ya tiene un par de agujeros y nadie quiere que tenga más, por lo que la operación se desarrolla entre llamadas a “¡cuidado con las bambas!” -más conocidas como bambalinas-, o por lo menos, atención a los tubos de los que colgarán los lienzos de los escenarios y que, en pleno montaje, se mecen amenazadoramente frente a la obra.
La obra completa está formada por el telón principal y cuatro telones más, dos horizontales y dos verticales, que muestran unas “cajoneras que representan el subconsciente y de las que salen calaveras, un brazo en descomposición, amor, odio...”, explica el artista y comisario de la exposición, Jaime Vallaure.
A la vez que coordina el montaje de los telones, Vallaure trabaja en un espectáculo o 'performance escénica' en la que tres bailarines intentarán explicar la relevancia y excepcionalidad de la obra e interpretar “pequeños momentos o destellos” del espectáculo que Dalí consideró “el primer ballet paranoico”.
El propio artista escribió el libreto y diseñó los decorados y el vestuario para la obra, desarrollada con la compañía del Ballet Russe de Montecarlo, que se estrenó el 9 de noviembre de 1939 en el Metropolitan Opera House de Nueva York, donde cosechó tal éxito que permaneció en el repertorio desde 1939 hasta 1941.
La obra relataba la llegada de Luis II de Baviera, protagonista y personaje histórico, al Monte de Venus y sus “peripecias paranoicas y delirantes”, resume con entusiasmo Vallaure, que se afana por reducir una obra de varias horas de duración y que precisaba de 35 bailarines, a un espectáculo de una hora y con sólo tres bailarines o intérpretes, entre ellos, él mismo.
A lo largo del ballet, Luis II, en su locura, se identifica con Tannhäuser, protagonista de la leyenda medieval en la que se inspiró Wagner y que Dalí interpretó a través de su método paranoico-crítico y del psicoanálisis de Sigmund Freud.
Para Vallaure, que ha mostrado parte de los telones en exposiciones menores por España, “poder mostrar la obra en todo su esplendor y cuando se cumplen 100 años del surrealismo es una ocasión única y excepcional”, dice entusiasmado antes de salir corriendo a seguir preparando el espectáculo. EFE
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