San Millán de la Cogolla (La Rioja), 17 dic (EFE).- Cada palabra tiene importancia cuando se informa sobre un conflicto bélico porque ningún término es inocuo y cada bando trata de que, al elaborar informaciones, se escojan los que benefician a su propio relato.
Así lo han defendido los participantes en la mesa redonda 'El papel de los medios en las guerras y el conflicto de las palabras', dentro del XVII Internacional de Lengua y Periodismo, que clausura este martes la reina en San Millán de la Cogolla (La Rioja) y que han organizado la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) -promovida por la Agencia EFE- y la RAE.
En esta última mesa redonda han participado Rosa María Calaf, periodista corresponsal de TVE entre 1970 y 2009; Fran Sevilla, corresponsal de guerra de RNE; Javier Espinosa, corresponsal de guerra de El Mundo, y Pilar Requena del Río, reportera internacional y de investigación de TVE; moderados por Álex Grijelmo, periodista, escritor y patrono de la FundéuRAE.
Durante el seminario, titulado 'El lenguaje de las guerras: cómo contar el conflicto', Rosa María Calaf ha considerado que "se habla poco sobre cómo se cuentan las cosas", lo que ha contribuido a que "la profesión vaya a peor", pero no solo en los últimos tiempos, sino que "es algo que pasa desde la guerra de Vietnam, cuando el espectáculo y el marketing político entraron en el periodismo de conflictos".
"Ha ido poco a poco y se ha pasado de un tiempo en el que importaba el relato a un momento en el que la tecnología ha logrado perfeccionar su control sobre lo que se dicen y, además, hay empeño en desacreditar el buen periodismo", ha lamentado.
Para Javier Espinosa, "el control de la narrativa siempre ha sido determinante para cada bando, con estrategias que van desde el victimismo en el lenguaje para justificar burradas, al uso sistemático de la manipulación", que ahora se da en la guerra en Palestina.
Ha puesto algunos ejemplos en ese conflicto, "como decir que se promueve la inmigración en lugar de hablar de limpieza étnica" y "hablar de ataques selectivos del ejército israelí cuando mueren 400 personas", ante lo que ha pedido "revisar el lenguaje que se emplea en crónicas porque, aunque no lo parezca, las definiciones, incluso los topónimos, marcan realidades y pueden hacer daño".
Fran Sevilla ha recalcado que las palabras que se escogen para contar una guerra "pueden ser como una flecha o como arsénico" y, en ese segundo caso, "cuando uno se las traga parece que no hacen nada, pero al tiempo se ve su efecto tóxico" cuando su uso se ha extendido.
"Por eso, hace tiempo que las palabras son una herramienta de guerra y hay maquinadores de propaganda en cada bando que tratan de engañar con eufemismos, como hablar de bombas inteligentes, de guerra preventiva o de daños colaterales"; y, "ante eso, sí que hay que dar batalla para que no nos manipulen" y para "no ser solo correas de transmisión" de las fuentes.
Pilar Requena, por su parte, ha explicado que "cada vez hay más asesores de comunicación en cada guerra que no tienen otro objetivo que el de intentar manipular con la utilización de determinadas palabras con las que imponer su punto de vista".
"El poder del lenguaje va más allá de su impacto emocional porque con él podemos cambiar la forma de ver el mundo y en eso tenemos mucho que hacer", ha afirmado Requena, quien ha abogado porque los corresponsales de guerra "puedan profundizar en sus informaciones, en vez de hacer que su trabajo sea un espectáculo y que estén obligados a estar constantemente en directo". EFE
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