Juan Antonio Delgado es el actual candidato de Podemos en la Junta de Andalucía, sin embargo su carrera profesional empezó mucho antes en la Guardia Civil. Desde su entrada en 1992 con tan solo 21 años, ha sido uno de los referentes en la lucha sindical dentro del cuerpo, en la que ha llegado a acumular hasta 18 expedientes disciplinarios por querer “democratizar la Guardia Civil”.
En una entrevista con Infobae repasa su carrera, los principales hitos de la lucha por los derechos dentro del cuerpo y una valoración de en qué punto se encuentra actualmente la Benemérita.
Pregunta: ¿Por qué decidiste meterte en la Guardia Civil?
Respuesta: Esa es la pregunta del millón, la que no me libro en ninguna entrevista (risas). Yo creo que algún guardia civil que acabe en el Partido Popular o en Vox, no se le pregunta eso, pero claro, yo he acabado en Podemos. Yo creo que tiene que ver con el compromiso personal, como persona, la cultura y la educación que recibí. Para mí, como yo veo a la Guardia Civil, es prestar un servicio a la sociedad y yo soy una persona comprometida, como lo he demostrado a lo largo de mi trayectoria profesional. Yo estuve, por ejemplo, en el terremoto de Haití: cogí a unos cinco compañeros y nos fuimos allí. En fin, soy una persona comprometida con el servicio público.
P: Una vez dentro, ¿Qué te movió a meterte en el mundo del sindicalismo, sobre todo en una época que era ilegal?
R: Cuando entré en la Guardia Civil, tú lo que ves es la fachada. Y muchas veces la fachada no tiene nada que ver con lo que hay dentro. Hay fachadas que son muy bonitas, y entras en la casa y se está cayendo todo. Yo siempre digo la misma broma con mis compañeros: al año me reinserté en la sociedad (risas). Me di cuenta que aquello había que reformarlo entero, que había muchas carencias a nivel de formación, de medios, de servicios, no había horarios. A nosotros nos decían en que horario íbamos a trabajar el día de antes a las nueve de la noche. Podía ser en horario de mañana, de tarde o de noche. Era un desastre, porque las condiciones sociolaborales, fundamentalmente, no existían. Nosotros lo que queríamos era democratizar y modernizar el cuerpo, que la democracia entrase en los cuarteles.
P: En ese momento, ¿cómo era visto el tema de los sindicatos, ya no solo desde los mandos, desde los propios compañeros?
R: Cuando muere Franco, pasamos a la Transición, a la democracia, y todo el mundo, o casi todo el mundo, se monta en el carro de los derechos, de las libertades, de las mejoras y los guardias civiles también. De hecho, en aquellos años (en el 77 o 78) hubo una manifestación de policías y guardias civiles reivindicando el tener el derecho a la Seguridad Social. A partir de ahí se pone un germen en el que la inmensa mayoría de guardias civiles queríamos un sindicato, queríamos derechos, porque entendíamos que eso era algo bueno. Los mandos no. Los mandos perseguían. De hecho se creó primero un sindicato clandestino, que hubo compañeros expulsados por hablar con la prensa y como asociación se dieron comunicados encapuchados. Y la Guardia Civil de aquella época reprimió de forma dura. Se llevó a cabo la ‘Operación Columna’, que actuaron de la misma forma en la que se perseguían a los etarras. Las mismas técnicas de detenciones ilegales, escuchas telefónicas sin autorizaciones judiciales, meter a policías y guardias civiles en psiquiátricos. Todo esto ha pasado, no me lo estoy inventando. Entonces estos guardias civiles fueron los que iniciaron aquella andadura de aquel sindicato clandestino que precisamente el Partido Socialista, la izquierda, acabó expulsando a esos guardias civiles. No la derecha, la izquierda. (Bueno, la izquierda. Yo tengo mis sospechas de que el PSOE sea de izquierdas). Y de ahí nació una asociación que no era profesional, era sociocultural.

P: Una de las manifestaciones más históricas en la que participaste fue la de 2007, en la que en Madrid se reunieron miles de guardias civiles de uniforme bajo el lema “Derechos Ya”. ¿Qué os motivó a realizar esa manifestación, cómo la vivisteis y de qué sirvió a futuro?
R: Esa fue la más vistosa, porque éramos 5.000 guardias civiles de uniforme, que eso se debatió. Claro, una manifestación de personas vestidas normal, pues la gente no se entera, por lo que teníamos que ir de uniforme, para que se viera que éramos trabajadores reivindicando nuestros derechos. En ese momento estaba el Gobierno socialista, que fue el que nos abrió los expedientes, y lo que la motivó fue que el PSOE nos había prometido no aplicar el Código Penal Militar a los guardias civiles, que todavía se está aplicando, y pedíamos una serie de reformas. En definitiva, estábamos pidiendo lo que la gente de este país ya había conseguido hace 40 años, pero nosotros llegábamos con retraso. Se estaba acabando la legislatura y nosotros veíamos que era un nuevo engaño del Partido Socialista y decidimos salir a la calle. Se abrieron muchos expedientes. A mí concretamente, se me propuso expulsión del cuerpo y acabé con seis meses de suspensión de empleo y sueldo, pero se recurrió y se quedó en un mes. Se consiguió la Ley de Derechos y Deberes de la Guardia Civil y ganamos esos derechos, más o menos. Se ha conseguido un poco, no todo, pero se consiguió.
P: Comentabas el expediente que te pusieron, uno de los 18 que has acumulado en toda tu carrera, ¿Cómo enfrentabais estos procedimientos?
R: Nosotros cuando decidimos dar el paso en esta lucha sindical por nuestros derechos, por dignificar la labor de los guardias civiles y sus condiciones sociolaborales, sabíamos que iba a ser duro. Empezamos con una revista propia de nuestra asociación. En ese momento estaba la revista del Cuerpo, la institucional, que te contaba todas las mentiras, y luego estaba la nuestra, una revista sindical. Entonces, al principio, tú cogías la revista oficial y metías la otra dentro y si venía el sargento, cerrabas y pensaba que estabas viendo la oficial. Es algo que hoy la gente se puede reír, pero eso era un expediente. Yo todos los expedientes que tengo son por hacer entrevistas en medios de comunicación, por denunciar la precariedad laboral, no por llegar tarde, por ir mal afeitado y mucho menos por cualquier tema de robo o que un ciudadano me hubiese denunciado.
Era todo contra el sindicalismo, porque los jefes de la Guardia Civil vivían muy bien. De hecho en aquella época hicimos un estudio en la que la escala básica, de sargento para abajo, eran los peor pagados de todos los cuerpos de Policía y, en cambio, la escala superior, de oficiales superiores, era la mejor pagada. Es decir, un general no pagaba casa, no pagaba luz, tenía un sueldo, tenía productividad, tenía una serie de privilegios y era así de duro, que les importaba un bledo el resto de sus propios compañeros, que los de abajo viviésemos mal. Éramos ‘policía barata y obediente’, que es lo que le interesaba también al político. El general lo hacía porque al político le interesaba, al del PP y al del PSOE.

P: Y ante estos expedientes, ¿En algún momento te planteaste abandonar, consideraste que no valía la pena?
R: No, porque, ¿sabes qué pasa? Hay muchos compañeros que tenían miedo y que me decían: ‘Quillo, yo no sé cómo tú aguantas’, y yo siempre respondía: ‘¿Qué me puede pasar? ¿Qué me expulsen de la Guardia Civil? Pues ya me buscaré la vida’. Nunca tuve miedo y hasta el día que pasé a la política yo estuve en la Guardia Civil con el sindicalismo, incluso como portavoz de la AUGC. También es verdad que tenía el apoyo de la inmensa mayoría de mis compañeros, que eso, de alguna manera, pues suplía todo ese sacrificio, ese pasarlo mal por tantos expedientes, que al final te están quitando dinero. La gente lo primero que te dices es: ‘¿Eres tonto, para qué haces esto? Que lo haga otro’. Pero al final en todas las historias hay uno que lo hace y dice ‘bueno vale, pero yo lo quiero hacer’ y así una serie de compañeros que también con mucha valentía, con mucho sacrificio y con poco reconocimiento, lucharon.
P: Entrando en un plano más general, a raíz de un poco la percepción que hay por la sociedad de la Guardia Civil, ¿dirías que es una anomalía ser guardia civil y ser abiertamente de izquierdas?
R: Yo conozco compañeros de todo tipo. Es decir, la Guardia Civil es en su mayoría más conservadora, pero yo cuando estaba en el cuerpo, había gente que votaba al PSOE, al PP, a Izquierda Unida, a todo. Había muchas cosas, al final la Guardia Civil es un reflejo de la sociedad. Que sea un poco más conservador como institución no tiene que ser en la forma de votar de sus integrantes.
P: ¿Dirías entonces que la Guardia Civil es de derechas?
R: Bueno, un poquito sí, para que nos vamos a engañar. Tampoco hace falta mentir. Lo que quiero decir, es más conservador, no, a lo mejor, de derechas, como dices, pero sí más conservador, que de alguna manera te lleva un poco también a ser derechas. Si es más conservador, hay que decirlo, aunque dentro hay gente de todos los partidos.
P: Viendo un poco la situación actual del cuerpo, ¿Ha habido cambios a mejor o peor? y ¿qué retos quedan todavía por conseguir?
R: Ha habido muchos cambios y todos a mejor. Ninguno gracias a los políticos. Ha sido gracias a al trabajo de los policías y de los guardias civiles, al sacrificio de mucha gente como yo, y de históricos como Morata o Rosa, que lucharon y produjeron esa semilla para tener un sindicato fuerte dentro del cuerpo. Siempre quedan cosas por hacer. Yo no conozco un sector de trabajadores que no tenga que mejorar, por ejemplo los periodistas tenéis un trabajo muy precario. Cuando llegué al Congreso de los Diputados como político, la primera medida fue instar al Gobierno a dotar de chalecos unipersonales a policías y guardias civiles. Aquello se aprobó por unanimidad, pero todavía hoy siguen pidiendo chalecos. Es decir, quedan cosas por hacer.

P: ¿Cuál dirías que es la importancia de los sindicatos y asociaciones dentro de la Guardia Civil?
R: La importancia de los sindicatos me parece vital, no solamente en la Guardia Civil, sino en cualquier sector. También te digo, no todos los sindicatos son lo que parece, hay sindicatos amarillos, hay sindicatos que se dedican a lo suyo, a los chanchullos. Lo hemos visto en todos los países, pero el objetivo de un sindicato decente es defender los derechos de los trabajadores. Partiendo de esa base, los policías, los guardias civiles, son trabajadores como el resto de ciudadanos y tienen que tener sus sindicatos. Es una anomalía que en la Guardia Civil no haya sindicato y que además se aplique el Código Penal Militar en tiempos de paz. Entonces, ¿Por qué hay tanto rechazo a estas cosas? ‘Es que ya no va a ser la Guardia Civil’. Es la misma Guardia Civil, solo que con más derechos. Me resulta muchas veces curioso que quién más lleva la banderita de España, es el que más veces te ha dicho que ‘no’ a tener un sindicato. ‘No, es que la derecha es la que más quiere a la Guardia Civil’. No, esa derecha nos ha maltratado muchísimo. Es decir, yo tengo la mitad de expedientes del PP y la otra del PSOE. Es decir, tengo agradecimiento para los dos partidos del bipartidismo. Pero la equiparación, por ejemplo, no fue gracias al PSOE, ni al PP, ni a Ciudadanos, ni gracias a Podemos. Esto no te lo va a decir ningún político, pero yo sí te lo voy a decir. Fue una consecuencia de lo que pasó en Cataluña. Y esto te lo dicen todos los sindicatos de Policía y Guardia Civil. Aquello fue una coyuntura importante y aquello fue lo que propició que muchos policías y guardias civiles salieran a la calle a exigir la equiparación. En ese momento, el ministro del Interior, que estaba Zoido, se vio obligadísimo a firmar un acuerdo con los sindicatos de Policía y Guardia Civil. Eso se llevó al Congreso de los Diputados para presentarlo en forma de presupuesto. Y, ¿quién votó en contra? Ciudadanos, Vox y el Partido Popular ¿Quién votó a favor? El PSOE y Podemos, que estábamos de Gobierno. Esa es la verdad.
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