Tras finalizar su licenciatura en Economía en la ciudad italiana de Padua, una gerente de 27 años decidió apostar por un país al otro lado del océano: Brásil. Esta mujer está desarrollando la red de almacenes de Amazon en el país sudamericano según relata el medio italiano de Corriere del Veneto
Antes de “cruzar el charco”, la joven tuvo una etapa académica en Suiza y un inicio laboral en Luxemburgo. Además, inmediatamente después de graduarse, siguió un periodo de Erasmus en Finlandia.
Su juventud no ha sido un obstáculo para acceder a un puesto directivo en una multinacional. Tras trasladarse a São Paulo este pasado septiembre, forma parte de los más de 800.000 jóvenes que han intentado hacer carrera fuera de su país en estos últimos años.
Experiencia en el extranjero
Para continuar con sus estudios, la gerente quería entrar en una universidad de prestigio reconocida. Sus opciones eran variadas, como la Bocconi de Milán, pero finalmente se decantó por la Universidad de San Galo, en Suiza.
Al principio, la mujer no encontró un entorno orientado al trabajo en equipo, aunque sí descubrió otros modelos educativos que combinan el ámbito académico y el laboral. “Es muy frecuente la posibilidad de alternar estudios y prácticas en empresas” cuenta la chica.

En algunos países como Italia, este tipo de interrupciones en los estudios puede tener una percepción negativa. Sin embargo, en países como Suiza, se considera un enriquecimiento y una experiencia.
Su llegada al mundo laboral
El debut laboral de la gerente tuvo su origen con una llamada desde la sede de Amazon en Luxemburgo. Comenzó con unas prácticas y más adelante consiguió un contrato indefinido. Esta oportunidad trasladó a esta mujer al país centroeuropeo, donde pasó tres años hasta este septiembre, momento en el que partió a Brasil.

En el continente sudamericano, Amazon está extendiendo sus sedes y ahí encaja la labor de esta gerente por la empresa. “Mi tarea es, junto a otras personas, organizar la puesta en marcha y el lanzamiento de nuevos almacenes, la logística, el flujo de mercancías y la relación con los puntos de venta más pequeños” cuenta la mujer.
Diferencias entre Brasil e Italia
La mujer ha dejado claro que no se trasladó hasta Brasil únicamente por razones económicas. El entorno estimulante, la tranquilidad de los jefes y su amabilidad a la hora de invitar a participar o realizar preguntas reforzaban la voluntad de la empresa de que permaneciera.

Actualmente, la mujer cobra un salario de 75.000 euros brutos al año. A ello, se suma un número creciente de acciones de la empresa. Gracias a este mecanismo, la retribución alcanza los 100.000 euros, además de que el contrato está basado en Luxemburgo, donde la presión fiscal es ligeramente superior al 30%.
Durante sus estudios en Padua trabajó en una pequeña empresa, donde la falta de autonomía marcó su experiencia. “En muchas compañías italianas el margen para crecer es limitado”, señala. Aun así, no descarta regresar en el futuro y “dar otra oportunidad” a su país.
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