Los rituales más curiosos para atraer la suerte en el Sorteo de la Lotería de Navidad 2025: de la bolsa de lentejas a las imágenes de Santos

300, 400 o incluso 500 euros. Esto es lo que van a gastar en la Lotería de Navidad algunos de los ciudadanos a los que ha preguntado Infobae por las calles de Madrid. Aunque hay quienes optan por invertir “lo justo” en el Sorteo Extraordinario que se celebra el 22 de diciembre, otros defienden la teoría de que “cuantos más números compras, más probabilidades tienes de ganar”. Pero ya sea por compromiso, por miedo a que les toque al resto y a ellos no, o porque, simplemente, les gusta jugar, miles de españoles adquieren décimos cada año. Y para poner la suerte de cara existen un sinfín de rituales y supersticiones que forman parte indiscutible de este tradicional evento.

“Solo compramos uno y para toda la familia, por la tontería de las fiestas, pero es como algo simbólico”, afirman Eva (50 años) y Ana (51 años), quienes también reconocen que incluso se olvidan de mirar “si está o no premiado”. Una opinión similar es la de Elena (24 años). “Gasto el dinero justo y por compromiso”, indica. Pero lo cierto es que esta no parece ser la tónica general ya que, el próximo lunes, España volverá a paralizarse por el Sorteo de la Lotería de Navidad. ¿Su deseo? Llevarse los 400.000 euros del Gordo o, al menos, aumentar algo su cuenta bancaria.

Horas de espera para comprar en la administración de Lotería en Doña Manolita

“Cada dos o tres años, me acerco a comprar lotería a Doña Manolita”, asegura José Luis (66 años), quien ha venido desde Barcelona con el propósito de “repartir la suerte entre los amigos”. Él es una de las muchas personas que, cada día desde hace meses, guardan colas de más de una hora para hacerse con un décimo de la emblemática administración. Ese es el reflejo de la tradición que rodea uno de los eventos más famosos de la Navidad.

Otras como Manuela (70 años) viene todos los años con su grupo de amigas desde Salamanca para probar suerte. “No me importa hacer cola de horas porque cojo la lotería, como, me doy una vuelta y me vuelvo a casa tan feliz”, señala. En Madrid ha comprado siete décimos que compartirá con sus hijos y otros familiares. Si le tocase, tiene claro qué haría: “Yo no lo malgastaría, lo dejaría para mi jubilación”. Aunque es de las que piensan que “el año que más se juega, es el que menos toca”.

En el caso de Felisa (80 años), desea que su décimo resulte premiado y espera que eso le permita poder comprarle un coche a sus dos nietos gemelos, “que se acaban de sacar el carnet”. “De momento, no me ha tocado nada, pero sigo teniendo ilusión y, por lo menos, espero tener salud”, bromea José Luis, al tiempo que reconoce que, de tocarle, lo repartiría con sus hijos “para echarles una mano en estos tiempos difíciles”. Esta ilusión es, precisamente, el motor que mueve a todos aquellos que aguardan con paciencia a las puertas de Doña Manolita.

Las supersticiones para atraer el Gordo de la Lotería de Navidad

En la mañana del 22 de diciembre, el ritual es el mismo en miles de hogares: la televisión encendida, los décimos colocados sobre la mesa y la esperanza de que alguno de los números premiados esté en su poder. Los españoles sueñan con que el Gordo de la Lotería de Navidad o, por lo menos, el segundo o tercer premio, caigan en su casa. Para ello, confían en las supersticiones como vía para atraer la fortuna. “Yo lleno una bolsita roja con lentejas que guardo del año anterior y meto el boleto para que me dé buena suerte”, relata Eli (39 años).

Antonia (64 años) cuenta que, este año, le han regalado un décimo que está tapado y no sabe cuál es, y una piedra “que dicen que hay que frotarla y que da buena suerte”. Pilar también garantiza “creer en estas cosas” y no haber perdido la fe, aunque nunca le ha tocado: “Tengo mi brujita de la suerte y pongo pulseras de la Virgen encima de la Lotería”.

Frente a aquellos que prefieren no ver la retransmisión en directo del Sorteo de la Lotería, otros se dan cita frente a la televisión con familiares o amigos para no perderse el evento. “Yo estoy observando todo”, cuenta Paco (75 años). Pilar (59 años) tampoco se separa del televisor “hasta que no acaba”. “A veces, cuando me voy, porque ya me desespero, le digo a toda mi familia que solo me llamen por teléfono si es para darme una buena noticia”, advierte.

Pero si hay una tradición que se repite cada año es la de compartir un décimo con familiares, compañeros de trabajo o con el grupo de amigos. ¿Uno de los principales motivos? Minimizar el riesgo económico. “Llevamos alrededor de 300 o 400 euros a medias con mi hija y, a veces, hasta 500 euros”, dicen Pepi (61 años) y Rafael (65 años).

¿Cuántos premios hay en la Lotería de Navidad?

Que el Gordo es el premio más codiciado parece estar claro. Esto no es de extrañar, si se tiene en cuenta que concede 4.000.000 de euros a cada serie del número ganador. Por su parte, el segundo premio otorga 1.250.000 euros por serie y el tercero, 500.000 euros por serie. Y eso no es todo: la Pedrea reparte 2.000 premios de 1.000 euros, y existen 1.794 premios de reintegro, entre otras categorías. Esto aumenta las posibilidades de que unas cuantas personas se lleven una alegría el 22 de diciembre. “Te ofrecen Lotería y ¿cómo vas a decir que no? Ya te quedas con el run run de si les toca… Y acabas gastando un dinero innecesario”, reflexiona Eli.

El Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad distribuye un total de 26.001.300 premios. Estos se reparten entre las principales categorías —como el Gordo, el segundo y el tercer premio— y otros premios menores, incluidos los reintegros y la denominada Pedrea. “Hoy en día, no te da para mucho. Antes sí, si te tocaba te podías comprar un piso, un coche… Pero ahora lo repartes con los niños y puedes tapar algún agujero”, mantiene Rafael. Esta es una de las opiniones más generalizadas entre los encuestados, que garantizan que le darían parte de su premio a sus seres queridos. “Yo me compraría una casa para mis hijas y un buen coche”, sostiene Eli. Esto es prueba de que la Navidad no solo es una época de ilusión, sino también de generosidad.