Un hombre deja el trabajo para viajar por todo el mundo: “He vendido mi casa, mi coche y todas mis cosas”

Julien, de 42 años, dejó atrás toda su vida impulsado por una crisis personal y el deseo de replantearse sus prioridades

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Un hombre abandona su vida
Un hombre abandona su vida anterior para viajar por todo el mundo. (EFE/Kiko Huesca)

Julien ha tomado una decisión drástica que cambia el rumbo de su vida: vendió su casa, su coche y todas sus pertenencias para lanzarse a una aventura por todo el mundo. Dejando atrás las estructuras cotidianas y materiales que le definieron durante décadas, optó por buscar su propia realización personal viajando después de los 40.

No ha querido compartir con la prensa detalles de su antigua vida pero sí dejar claro que la abandona por completo. Este giro se debe a una crisis que expertos explican que es totalmente normal sentir a los 40. Julien sintió como toda una generación la necesidad de un cambio vital pero sólo unos pocos se atreven a levarla a cabo y mucho menos a esta escala. El relato de Julien encuentra eco en una generación para la que el sentido de la vida y la autorrealización se han convertido en prioridades.

Las estadísticas y los testimonios analizados por especialistas, como Emmanuelle Gaultier, apuntan a que la edad no es necesariamente el desencadenante, sino un cúmulo de circunstancias personales y emocionales que confluyen en determinado momento. En el ámbito profesional, Julien decidió vender su negocio, cortando así el vínculo con años de esfuerzo y logros laborales.

El hombre 42 años ha
El hombre 42 años ha puesto rumbo a dar la vuelta al mundo- crédito Shutterstock

El hombre se enfrentó a distintas gestiones antes de poner rumbo, primero al desafío de explicar su decisión a su círculo más cercano, quienes respondieron con una mezcla de asombro, preocupación y, en algunos casos, apoyo incondicional. Por otra parte, aspectos logísticos como gestionar recursos económicos limitados a lo esencial y reducir su equipaje al mínimo indispensable.

Julien ha compartido para el programa de radio francés Ici que lo que más le está costando es adaptarse a la idea de no tener residencia ni agenda fija. Esto supuso replantear su manera de relacionarse con el tiempo y los vínculos. A su vez, integrarse en comunidades desconocidas requirió apertura y flexibilidad para convivir con costumbres y expectativas distintas. Amigos y allegados le plantearon cuestionamientos sobre la seguridad de la decisión, especialmente en lo relativo a la estabilidad económica y emocional.

El inicio del viaje: expectativas y primeras experiencias

Ya sin ataduras materiales ni compromisos profesionales, Julien puso rumbo a Sudamérica con una mochila cargada de expectativas y la promesa de vivir al día. La primera etapa de su aventura estuvo marcada por la sorpresa y la adaptación a lo imprevisto. La inmersión en nuevos paisajes, formas de vida y retos cotidianos lo llevó a redefinir sus prioridades vitales.

Comenzó a circular hoy entre Santiago y Curicó .

Aprender a desenvolverse sin red de contención reforzó su independencia y su capacidad de improvisar ante dificultades. Las primeras semanas del viaje confirmaron que el mayor aprendizaje venía de la exposición a lo desconocido, no de la planificación. Julien, al relatar su recorrido incipiente, expresó que dejó de anticipar el futuro para centrarse en el presente, viviendo cada día como una oportunidad única.

La experiencia, lejos de disipar sus dudas existenciales, alimentó nuevas preguntas sobre la identidad, el deseo de permanencia y los límites del cambio personal. Su historia demuestra las múltiples posibilidades que surgen cuando se elige priorizar la experiencia sobre la posesión, y el autoconocimiento sobre la rutina.