La Filmoteca rescata el NO-DO para revisar cómo funcionaba la propaganda franquista

Esta nueva exposición muestra el origen y el funcionamiento interno del noticiario oficial de la dictadura

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Exposición sobre el funcionamiento interno
Exposición sobre el funcionamiento interno de la propaganda franquista. (EFE/Kiko Huesca)

La Filmoteca Española ha inaugurado NO-DO. El mundo de ayer. Imagen y propaganda del franquismo. Se trata de una exposición que revisa el papel del noticiario estatal creado por la dictadura en 1943. La muestra propone un recorrido que combina contexto histórico y una mirada a los materiales originales. El objetivo es explicar como el NO-DO se convirtió en un dispositivo central del régimen y, al mismo tiempo, en un archivo audiovisual imprescindible para entender el siglo XX en España.

El punto de partida de la exposición es la primera emisión del NO-DO, el 4 de enero de 1943. La muestra se abre con una recreación de un cine de la época. Carteles de la película programada aquel día —Pepe Conde (1941), de José López Rubio—, recortes de prensa y un pequeño espacio de inmersión sonora permiten al visitante situarse en el contexto en el que millones de personas veían el noticiario antes de cada sesión de cine.

El objetivo del régimen era claro: presentar un relato oficial de la actualidad y difundir una imagen única y sesgada de España. El NO-DO tenía carácter exclusivo y proyección obligatoria, por lo que durante décadas fue, para buena parte de la población, una de las pocas ventanas audiovisuales al mundo.

Una de las salas aborda el tratamiento que el noticiario hizo de la Segunda Guerra Mundial. La exposición explica cómo el régimen proyectó una imagen de una España neutral y dedicada a las tareas humanitarias. Si bien incluyó referencias a los crímenes nazis del Holocausto, no hizo demasiado énfasis en ellos.

El ministro de Cultura, Ernest
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, inaugura la exposición ‘NO-DO. El mundo de ayer. Imagen y propaganda del franquismo’. (EFE/Kiko Huesca)

Asimismo, la muestra recoge también cómo el noticiario abordaba asuntos sociales y culturales. Algunos ejemplos son la migración (del que apenas informó) y el turismo, con más de 400 noticias dedicadas a la promoción del país. Además, el recorrido exhibe también la manera en que el régimen difundió un modelo de mujer dependiente del hombre. Una de las piezas destacadas es un fragmento sobre un partido de fútbol femenino en el que el narrador decía: “Cuando se casen, si se casan, cambiarán este juego por una batería de cocina”.

Cómo se hacía el noticiario

Otra sección está dedicada a mostrar la maquinaria interna del NO-DO: cámaras Eyemo, magnetófonos, micrófonos, guiones originales o la partitura compuesta por Manuel Parada. La exposición incluye incluso la recreación de una cabina donde los visitantes pueden grabar su propia locución.

La censura aparece ilustrada con un episodio de 1956. Una noticia sobre la visita de Sophia Loren a Madrid provocó el rechazo de un directivo por el atuendo de la actriz. El responsable ordenó que un montador acudiera a los cines para cortar manualmente la escena en las copias ya distribuidas.

La famosa fotografia de Sophia
La famosa fotografia de Sophia Loren y Jayne Mansfield

El proyecto dedica además un espacio a las historias personales de quienes trabajaron en el noticiario, como el operador Gregorio Sánchez —de quien se recuperó una maleta con documentos personales— o Jaime Moreno Monjas, director del último NO-DO emitido en 1981.

Propaganda, archivo y memoria

Los comisarios de la exposición, Rafael R. Tranche y Vicente Sánchez-Biosca, han subrayado la importancia de conservar este material. Han destacado el “valor institucional” del NO-DO y celebran que “prácticamente, se ha conservado en su totalidad”. Para ellos, el noticiario funcionó como soporte propagandístico, pero también como uno de los escasos canales informativos para la población y, con el tiempo, como un “archivo monumental” sobre el franquismo.

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, inauguró la muestra y la definió como “una lección para nuestro presente”. Subrayó el “valor documental de archivo indiscutible” de las imágenes y expresó su deseo de que la exposición ayude a comprender “el alcance y significad real en la historia de aquella herramienta de propaganda”. A lo que añadió: “Es un ejercicio de memoria colectiva hoy en día más necesario que nunca”.