“Lo que muchas veces llamamos pereza en realidad es agotamiento emocional”: una psicóloga explica los motivos

El agotamiento emocional se acumula con el tiempo y está estrechamente vinculado al estrés crónico

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La psicóloga y creadora de
La psicóloga y creadora de contenido, Teresa, en su cuenta de TikTok @unraticoconteree

Hay muchos días en los que levantarse de la cama puede parecer un reto y actividades que antes resultaban sencillas se convierten en una ruta de montaña. Muchos describen este sentimiento como “pereza”. La psicóloga y creadora de contenido, Teresa, en un vídeo publicado en su cuenta de TikTok (@unraticoconteree), insiste en que esta palabra cargada de juicios morales como falta de voluntad o irresponsabilidad, es muy limitante.

En muchos casos no se trata de falta de disciplina, sino de algo mucho más profundo anímicamente: “Lo que muchas veces llamamos pereza en realidad es agotamiento emocional”, explica la experta. Este término ha ganado visibilidad en redes sociales, donde profesionales de la salud mental explican de manera accesible cómo el cuerpo expresa lo que la mente lleva tiempo sosteniendo.

Además, clínicas como Mayo Clinic definen este estado como un “desgaste mental y físico causado por el estrés excesivo y prolongado, y que lleva a una sensación de estar abrumado e incapaz de manejar las responsabilidades diarias”. Se manifiesta con síntomas como fatiga extrema, desmotivación, irritabilidad y dificultades para concentrarse, y puede afectar a todas las áreas de la vida.

Cuando el cuerpo pide detenerse: síntomas y motivos

La psicóloga describe este estado como una forma de fatiga que no se soluciona durmiendo. “Es levantarte cansado incluso después de dormir muchas horas”, explica. También es querer hacer cosas pero no tener energía, sentir que todo supera aunque antes no ocurría y mostrar al mundo que se está bien cuando, internamente, no hay motivación para nada.

El agotamiento emocional, según detalla, aparece cuando una persona pasa demasiado tiempo en modo automático: sosteniendo situaciones, adaptándose a los demás, cuidando de todos menos de uno mismo. Con el tiempo, ese desequilibrio pasa factura. “Llega un punto en el que tu cuerpo te pide que pares”, señala.

Esta idea coincide con lo que advierten instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que reconoce el agotamiento emocional como una de las fases del burnout. Pero, ¿qué es esto? Se trata de un síndrome derivado por el estrés crónico, principalmente laboral, que provoca agotamiento, cinismo, despersonalización y falta de realización profesional.

Por tanto, la experta relaciona el agotamiento emocional directamente con una exposición prolongada al estrés. Desde el Colegio Oficial de Psicología de España también han subrayado que ignorar los primeros signos, como la apatía, irritabilidad, baja energía, dificultad para concentrarse, puede provocar que el malestar se prolongue en el tiempo.

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La solución no es la disciplina: es el descanso

Cuando llega ese punto de saturación, muchas personas tienden a reaccionar con culpa. Se esfuerzan por “volver a la normalidad”, se exigen más productividad o intentan ignorar las señales del cuerpo. La psicóloga desmonta ese enfoque: “No necesitas seguir tirando de ti. Necesitas escucharte, descansar y respetar tus límites”. Y añade: “Quizás no es que necesites más disciplina. Quizás necesitas menos carga emocional”.

Ese matiz cambia por completo la mirada. Donde antes se hablaba de pereza, aparece ahora la posibilidad de autocuidado. De identificar el impacto de la rutina, las responsabilidades y el desgaste acumulado. De entender que el malestar emocional también se manifiesta físicamente.

Cómo empezar a recuperarse

Algunas claves para quienes se reconocen en estos síntomas: