Una mujer se inventa un trabajo del que algunos se ríen y hoy gana sumas indecentes de dinero: pone nombre a bebés

La creadora de este servicio trabaja desde San Francisco, se dirige a familias adineradas y celebridades y asegura haber participado ya en la elección de unos 500 nombres

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Una madre abraza a su
Una madre abraza a su bebé (AdobeStock)

Elegir el nombre de un hijo, una decisión íntima y familiar, se ha convertido para algunos en un servicio profesional de alto nivel. En Estados Unidos, una mujer de treinta años ha encontrado un nicho de mercado muy rentable ayudando a futuros padres a escoger el nombre perfecto para su bebé, con tarifas que pueden alcanzar decenas de miles de dólares por encargo.

La información ha sido publicada por Le Figaro Emploi, que recoge el caso de una consultora especializada en nombres infantiles que opera desde San Francisco. Su actividad se enmarca en un contexto laboral marcado por la aparición constante de nuevas profesiones.

Según el Foro Económico Mundial, en su Informe sobre el Futuro del Empleo 2025, se prevé la creación de 170 millones de nuevos puestos de trabajo de aquí a 2030, muchos de ellos ligados a servicios personalizados y de alto valor añadido.

Un negocio hecho a medida para familias adineradas

La protagonista es Taylor Humphrey, de 37 años, residente en San Francisco. Ha creado una empresa dedicada exclusivamente a asesorar a padres en la elección del nombre de sus hijos. Según informa el San Francisco Chronicle, su clientela está formada principalmente por celebridades y familias con un alto poder adquisitivo.

Los precios reflejan ese perfil. El servicio más básico ofrece una lista personalizada de nombres por unos 200 dólares. En el extremo opuesto, el paquete más completo puede alcanzar los 30.000 dólares, cerca de 26.000 euros al cambio. Este último incluye un acompañamiento integral durante todo el proceso de decisión.

Un padre sostiene y alimenta
Un padre sostiene y alimenta a su bebé con biberón en la sala de su hogar, iluminados por la luz natural que entra por la ventana. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Humphrey asegura que no se trata solo de proponer nombres bonitos o originales. Sus servicios incluyen investigación genealógica, análisis del contexto cultural y familiar y sesiones de debate entre los progenitores. En algunos casos, actúa como mediadora cuando hay desacuerdos entre los padres o incluso con otros miembros de la familia.

Orígenes del negocio

El origen del negocio no fue una estrategia empresarial clásica. Humphrey empezó compartiendo en redes sociales su interés por los nombres, sus significados y su evolución histórica. Con el tiempo, fueron los propios seguidores quienes comenzaron a pedirle ayuda de forma privada para elegir nombres para sus hijos.

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Su comunidad ha crecido de forma progresiva y actualmente supera los 30.000 seguidores. Ese respaldo fue clave para transformar una afición en una actividad profesional consolidada. Según sus propias estimaciones, ya ha participado en la elección de unos 500 nombres.

La consultora defiende la seriedad de su trabajo frente a quienes lo consideran una extravagancia. Sostiene que elegir un nombre puede generar una gran carga emocional y conflictos familiares difíciles de gestionar sin ayuda externa. Una de sus clientes considera que el proceso puede ser abrumador. Para responder a estas situaciones, incluso ha publicado una guía titulada “El duelo por la pérdida del nombre de tu bebé”, pensada para ayudar a quienes se quedan con la sensación de no haber podido elegir el nombre que realmente querían.

Su trabajo apunta a un fenómeno más amplio. La externalización de decisiones personales, antes reservadas al ámbito íntimo y familiar, empieza a formar parte del mercado de los servicios especializados. En este contexto, negocios como este plantean interrogantes sobre cómo evoluciona la sociedad y hasta qué punto es positivo delegar en otras personas decisiones que tradicionalmente se tomaban en la esfera privada.