Unos padres meten una grabadora en un paquete de pañales para espiar a la cuidadora de su bebé por posible maltrato: “Si oigo caer otro juguete, te voy a dar una paliza”

Una niñera es sentenciada a dos meses de prisión y se le prohibirá ejercer

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Niñera (Imagen Ilustrativa Infobae)
Niñera (Imagen Ilustrativa Infobae)

En un pueblo del departamento de Loiret, un departamento francés de la región de Centro-Valle del Loira, unos padres sospechaban que su niñera de 59 años era violenta con los niños a su cargo, Zoé, una niña de cuatro meses y Louka, un niño de dos años. Por eso decidieron investigar y tomar cartas en el asunto.

Todo comenzó hace justo un año. El pasado diciembre, Amélie, la madre de los niños, dejó a Zoé y a Louka en casa de la niñera y vio que tenía a otro niño a la vez que a los suyos. Esto ya despertó sus sospechas. “Me dijo que también tenía que recoger a sus nietos del colegio. Pero me pregunto: ‘¿Cómo va a recoger a dos niños si ya tiene tres que cuidar en casa?’”, contaba la madre a La République du Centre.

Aunque no tenían pruebas, la intuición de que algo no iba bien se volvió demasiado fuerte como para ignorarla. Con la esperanza de aclarar la situación, los padres metieron una grabadora de voz encendida en la bolsa de pañales de sus hijos para grabar las salidas de la niñera.

Bolsa de bebé (AdobeStock)
Bolsa de bebé (AdobeStock)

La violencia de la niñera

“La grabación solo muestra un día. ¿Qué pudo haber pasado antes?”, preguntaron los padres en la entrevista que concedieron a La République du Centre. Lo que descubrieron fue escalofriante: “Puedes gritar todo lo que quieras, me da igual”, amenazaba la niñera. “Te lo advierto, si oigo caer otro juguete, ¡te voy a dar una paliza!”, gritaba también.

A través de estas grabaciones, los padres también se dieron cuenta de que la niñera dejaba solos a sus hijos. Esta dejaba a la bebé de cuatro meses sola en una habitación y cerraba la puerta para no oírla llorar. “Queremos concienciar a otros padres. Queremos que se den cuenta de que, si tienen una duda... puede ser irrefutable”, explica Amélie, madre de Louka y Zoé.

La niñera fue juzgada el pasado 19 de septiembre, casi un año después, ante el Tribunal Penal de Orléans. Fue condenada a dos meses de prisión con suspensión de la pena. Lo que significa que, aunque ha sido condenada a prisión, no tiene que ingresar en la cárcel de forma inmediata, siempre y cuando cumpla las condiciones impuestas.

Tribunal Penal de Orléans (Google
Tribunal Penal de Orléans (Google Maps)

También se le prohibirá ejercer cualquier profesión que requiera contacto con menores durante al menos dos años. Esto ha generado numerosas criticas hacia el tribunal y el tipo de penas respecto al maltrato infantil.

Otros casos de violencia a niños

La violencia contra la infancia, ya sea física, emocional o sexual, constituye una crisis mundial que se produce en los hogares y en las escuelas. Muchos padres, mientras trabajan, confían en cuidadores infantiles para que atiendan a sus hijos, esperando que reciban el mejor trato posible. Desgraciadamente, no siempre es así.

En Francia, hace tres años, otra niñera (44 años) fue sentenciada por ejercer abuso psicológico a una niña de dos años. Un caso muy parecido al de nuestros protagonistas es el de Solène y Nicolas, que confiaron a su hijo a una niñera con total confianza. Tras un año de servicios, el comportamiento de su hijo de dos años cambió drásticamente. Los padres le metieron un micrófono en la mochila y decsubrieron ocho horas de gritos, humillaciones e insultos continuados.

La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, durante la presentación del estudio ‘Prevalencia de la violencia contra la infancia y la adolescencia’. (Europa Press)

Actualmente, todos estos casos están cerrados y sentenciados. Sin embargo, cada vez que ocurre un caso similar, la sociedad alza la voz y denuncia las bajas penas aplicadas al maltrato infantil. No creen que una suspension de un par años sea suficiente para sucesos como estos, en los que los menores son expuestos a insultos, humillaciones y en el peor de los casos: castigo físico.