Un surfista isleño se enfrenta a pedradas contra unos turistas venezolanos por pillar una ola en Tenerife

El protagonista del altercado en Punta Blanca pide disculpas en un nuevo vídeo, pero defiende que actuó tras una serie de provocaciones por parte de los turistas

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El surfista vía redes sociales
El surfista vía redes sociales @surfenespanol (Instagram)

Un surfista tinerfeño ha protagonizado este fin de semana uno de los episodios más comentados en redes sociales tras ser grabado mientras lanzaba piedras contra otro surfista en la costa norte de Tenerife. El incidente ocurrió en el spot de Punta Blanca y tuvo como protagonistas a un isleño, conocido como Tintín, y a un surfista venezolano, Cristian Mederos, que se encontraba de visita. Las imágenes muestran cómo el surfista local persigue y apedrea al visitante en la orilla después de un enfrentamiento en el agua.

Según ha publicado el medio digital Atlántico Hoy, los hechos se difundieron inicialmente a través de redes sociales, donde se aprecia la agresión mientras la pareja del surfista venezolano graba la escena. La grabación generó una fuerte polémica en la comunidad surfera y provocó una oleada de críticas contra el comportamiento del isleño.

Tras la viralización del vídeo, Tintín difundió una nueva grabación en Instagram (@surfenespanol), elaborada con inteligencia artificial, en la que pide disculpas por lo ocurrido. “Quiero pedir disculpas por haber cogido las piedras durante el incidente y disculpas a la comunidad surfista. No estoy orgulloso del incidente ocurrido en Punta Blanca. Nadie quiere ver peleas en el agua”, afirma en el mensaje.

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Sin embargo, el surfista matiza su arrepentimiento y justifica su reacción. Según su versión, el conflicto no puede entenderse únicamente por las imágenes difundidas. Asegura que el vídeo solo muestra una parte de lo sucedido y que existieron provocaciones previas por parte de los visitantes.

Una defensa del orden local en Punta Blanca

En su explicación, Tintín sostiene que el altercado se produjo después de que los surfistas visitantes no respetaran las normas no escritas del lugar. “La responsabilidad principal no recae en los locales, sino en quienes no respetaron el spot”, afirma. Según explica, intentaron imponer su forma de surfear y alteraron “un equilibrio que se mantiene gracias a generaciones de surfistas que cuidan sus olas”.

Playa de las Teresitas, en
Playa de las Teresitas, en Tenerife (Web Turismo de Canarias).

El surfista tinerfeño insiste en que la llegada del grupo de visitantes generó tensión en una playa donde, según su versión, existe un orden local que garantiza la convivencia en el agua. En ningún momento concreta qué acciones exactas del surfista venezolano provocaron la discusión, más allá de aludir a una falta de respeto general y a la ruptura de ese equilibrio.

En un segundo vídeo, Tintín señala directamente a la pareja del joven venezolano. En las imágenes compartidas, aparece la mujer siendo advertida por una tercera persona de que el surfista local “es peleón”. Ella responde a su pareja con una frase: “no te dejes joder”. El isleño utiliza este fragmento como prueba de que el ambiente ya estaba tensionado antes del enfrentamiento.

En otra publicación posterior, el surfista añade nuevos elementos a su versión. Asegura que la situación se agravó por “provocaciones previas de la pareja involucrada y la presencia de más personas que contribuyeron a la tensión”. En su relato menciona insultos, gestos obscenos y la presencia de un perro que, según él, llegó a morderle.

Pese a las disculpas, mantiene la idea central de su mensaje: no considera que la culpa recaiga en los surfistas locales, sino en quienes, según dice, llegaron a Punta Blanca sin respetar las normas tradicionales del lugar. “El surfing tiene sus normas”, remarca.

El vídeo concluye con una frase que ha sido ampliamente comentada en redes sociales. Tras justificar su comportamiento, Tintín cierra su mensaje citando una expresión bíblica: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, en una referencia directa al gesto que lo hizo viral.

El caso ha reabierto el debate sobre la convivencia en los lugares de de surf, el localismo y los límites de la autogestión entre surfistas, así como sobre la violencia derivada de conflictos entre locales y visitantes.