Rafa Guerrero, psicólogo, explica los cuatro tipos de apego: “Este es el que queremos para nuestros hijos”

Especialistas señalan que los primeros vínculos y la gestión emocional temprana influyen en las relaciones adultas

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Rafael Guerrero, psicólogo,  habla
Rafael Guerrero, psicólogo, habla de los cuatro tipos de apego

La manera en la que cuidadores, emociones, infancia, apego y vínculos influyen en el desarrollo humano ha sido objeto de multitud de investigación durante las últimas décadas. Entre estos, el apego se ha ido posicionando como uno de los más analizados por su influencia en la infancia. El psicólogo Rafael Guerrero, ha explicado en su redes sociales los cuatro tipo de apego, posicionando el apego seguro como el más relevante.

“Cada vez que lloran, le atienden, no le ignoran. Cada vez que tiene alguna emoción, como puede ser el miedo o la rabia, se la validan y le ayudan y acompañan en ese proceso emocional”, sostuvo Guerrero en su cuenta de Instagram. Este apego es, según el especialista, “el que queremos para nuestros hijos”, basado en la confianza y la capacidad de gestionar sus propias emociones.

El experto describe a lo largo de un vídeo las formas en las que se representa el apego, sobre todo en la infancia, donde una conducta casi inconsciente puede dictaminar un apego que configure la forma que nos relacionamos como adultos.

Los tipos de apego más comunes: del evitativo al ansioso

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El apego afecta en los vínculos desde la infancia (Imagen ilustrativa Infobae)

En la enumeración de los apegos, Guerrero se detiene para señalar la importancia de atender siempre el llanto, no ignorar las demandas del niño y validar las emociones como el miedo o la rabia, guiándole en la gestión de esos sentimientos. “Si mamá y papá somos responsivos con nuestros hijos, seremos capaces de generar esa confianza y esa seguridad que todos necesitamos en esta vida”, asegura Guerrero.

Un poco más alejado de esta manera de educar, está el apego evitativo, el cual surge cuando los padres bloquean el mundo emocional y evitan la conexión con sus hijos. Guías como “No llores” o “no hay que tener miedo” invalidan las emociones del menor, impidiendo el aprendizaje emocional. Como advierte Guerrero, “lo que están haciendo es que están invalidando no solamente la emoción que tiene su hijo, sino que están invalidando su miedo”. Así, el niño que no aprende a gestionar ni dar nombre a sus emociones continuará arrastrando esa incapacidad a lo largo de los años.

Teoría del apego.

La lista sigue con el apego ansioso-ambivalente, este aparece cuando los padres actúan de forma impredecible: a veces están presentes y otras veces no. Guerrero explica que esa ambivalencia genera en los niños ansiedad e incertidumbre, lo que puede traducirse en inquietud y comportamientos hiperactivos. Con un patrón parecido, pero a un paso más allá, este el último tipo de apego: el desorganizado, el más perjudicial, en el que padres dañados o ausentes no ofrecen apoyo ni seguridad. Guerrero lo califica como “el apego más dañino y el más desestructurante”, ya que es muy probable que el niño viva situaciones de mucho estrés o incluso maltrato, debido a problemas no resueltos en los propios adultos.

En la actualidad, con las redes sociales, los expertos han dado mucha información sobre este aspecto de la sociedad, donde ponen el foco en la importancia de un entorno “seguro, estable y compartido”. El psicólogo concluye: “Los niños se desarrollan de forma adaptativa cuando crecen en un entorno seguro, sin malos tratos ni violencia familiar, en estructuras de cuidado estables y continuas, y en una red de figuras de apego que comparten sus cuidados”.